De vez en cuando es agradable visitar a los clásicos. Hoy
toca una película carcelera con mucho humor y mala leche disfrazada de western.
Nos hallamos en Arizona a finales del XIX. Un forajido traza
y realiza un plan perfecto para atracar a una familia acaudalada, traiciona a
sus compañeros para no compartir el dinero y esconde el botín en un lugar
seguro. La fatalidad quiere que casualmente sea capturado y posteriormente conducido
a la prisión con un variopinto grupo de personas que tienen muy variadas historias
y capacidades. Obsesionado con fugarse y disfrutar del dinero, empezará a
reclutar secuaces en la prisión mientras intenta ganarse la confianza del alcaide.
Después de una de las mejores presentaciones de personajes
que recuerdo, la película se traslada a la cárcel para mostrarnos una atípica
trama penitencial con mucha socarronería e intriga que denuncia con mucha
retranca la corruptibilidad de las personas. El ambiente hipócrita de la
prisión se convierte en un caldo de cultivo ideal para una amena trama en la
que las intenciones de todos los personajes son turbias y nada es lo que parece
ser.
ACTORES: La película orbita en torno a un magnífico Kirk
Douglas que roba todas las escenas en las que aparece, componiendo a un
personaje mentiroso, traidor, ruín y egoísta al que, inesperadamente, es
imposible no querer. Su composición de un pícaro carismáticamente malvado es
digna de admirar. Sabes que es un maldito farsante que no dudará en
traicionarte, pero es imposible que no te caiga bien. Frente a él se encuentra
un no menos bueno Henry Fonda, representando fantásticamente a un veterano
alcaide que encarna la rectitud, el trato justo, el respeto a la ley y el
rechazo a la arbitrariedad, pero que no puede evitar sentirse tentado por el
botín escondido en el desierto. Alrededor de este estupendo duelo
interpretativo, un más que correcto elenco de secundarios aprovecha el buen
guión de la película y componen unos personajes muy logrados.
DIRECTOR: Mankiewicz realiza su única incursión en el
western con una película muy atípica. La combinación de western, comedia y
trama carcelaria es inusual y muy bien resuelta. La presentación inicial de los
personajes es magnífica y la construcción de la cárcel desprende una fuerza
inesperada. A partir de ahí, un humor agradable y ligeramente irreverente toma
forma y la película se desliza agradablemente. A pesar de su abultado metraje,
la película rueda a buen ritmo y no da sensación de pesadez en ningún momento.
La media hora final -el desenlace- es una buena muestra de saber
hacer, con mucha agilidad y unas dosis de mala leche admirable.
GUIÓN: La premisa del guión es simple, pero contiene
multitud de trampas, quiebros y giros en su desarrollo. Con ello se consigue
una inesperada sensación de frescura -intensificada por la calidad de sus
actores- y una gran imprevisibilidad. Es muy difícil poder predecir por dónde
va a salir el tiro en cada momento, especialmente en su última media hora,
marrulleramente confusa y movida. Aparte de su abundante humor fresco y mordaz, desarrolla muy bien a sus personajes,
todos tienen un carácter bien diferenciado sin perder una amoralidad
arrolladora. Además, mediante ágiles diálogos y escenas bien construidas, el
guión consigue que todos y cada uno de los distintos personajes utilicen en
algún momento sus habilidades de una manera útil y lógica dentro del film.
Película muy, muy entretenida. Esas peleas continuas que se
muestran tan bien rodadas, ese argumento tan simple como eficaz, esas
increibles actuaciones hacen de "El día de los tramposos" un western
de indudable calidad. De esos con los que pasas dos horas amenas.
Nota: 8
Nota filmaffinity: 7.6
Me gustaría saber como los traductores pasan de “There was a crooked man” (había un hombre corrupto) a “El día de los tramposos”, pero bueno,
estas cosas pasan. ;)
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