Título:
Kalashnikov
Autor:
Alberto Vázquez-Figueroa
“Kalashnikov comienza con un llamamiento del Parlamento Europeo para que se capture
al mayor criminal de guerra que existe, Joseph Kony, y de quien se sabe que
además de asesinar, violar y esclavizar a miles de niños, los emplea como
soldados en su ejército.
A la vista de la
impotencia de las instituciones, un pequeño grupo de eurodiputados decide
contravenir las leyes que han jurado defender. Tras un ataque que los hombres
de Kony efectuaron a los yacimientos de coltan del Congo, y que costó la vida
de seiscientos inocentes, el grupo de eurodiputados resuelve acabar con él y
con quienes, a cambio de coltan, les proporcionan los fusiles de asalto AK-47
Kalashnikov, que suelen utilizar sus tropas. Para ello ofrecen a un cazador de
elefantes -a quien se conoce por el apodo de Balanegra- diez millones de euros
po la cabeza de Joseph Kony.
Adrián Balanegra y su
guía, Gazá Magali, se enfrentarán a la aventura más arriesgada de sus vidas:
encontrar y abatir a Joseph Kony en una selva pantanosa del tamaño de media
Europa, e intentar regresar con vida.”
Este entretenido y vibrante libro de aventuras está
dividido en tres historias cuyas lecturas se van intercalando. Son totalmente
independientes y en ningún momento se cruzan, pero se complementan entre ellas,
ya que tratan temas relacionados. Las tres juntas componen una denuncia de las
“motivaciones” de las guerrillas y la inestabilidad en los países del África
central sin dejar por ello de ser un libro muy divertido de leer.
En el estilo habitual de Vázquez-Figueroa, encontramos una
novela de acción bastante adictiva, ambientada en una África que el autor
conoce bien -se ha criado en ella- que sirve de vehículo para denunciar
diferentes aspectos de la deplorable y lastimosa situación del continente.
La primera historia es la que está en el resumen. En ella
se nos cuenta como Román Balanegra y su compañero van en busca del Señor de la
Guerra con la intención de eliminarlo. Esta parte es pura acción. Vemos como los
dos cazadores se internan en la selva y pasan mil penurias con el objetivo de cumplir su
misión. En ningún momento pierden un humor socarrón con el que intentan alejar
al miedo y aprovechan para quejarse de las burradas que el hombre blanco ha
hecho a África y las burradas que el hombre negro ha hecho a sus compatriotas. La
acción transcurre con mucha agilidad, volviéndose absorbente y adictiva. Con
mucho, la mejor historia del libro. Los dos personajes no son más que dos tipos
duros que van muy sobrados, pero ello no impide que tengan un buen nivel de
carisma.
La segunda historia está protagonizada por Orquídea Karnac,
hija del mayor traficante de armas del mundo. Ha sido criada entre algodones en
el mejor paraíso que el dinero puede comprar. La repentina muerte de su padre
le obligará a tomar una serie de decisiones si es que desea continuar viviendo
encerrada en su paraíso. Por ello, no tendrá otra opción que seguir con el
negocio familiar. Las pocas dudas éticas que le quedaban desaparecen una vez se
da cuenta del dinero que puede llegar a ganar, ya que, después de todo, si ella
no hace de traficante otros lo harán. Y ya puestos ¿por qué desaprovechar el
dinero?
Aunque pululan otros personajes alrededor, ninguno goza de
demasiada importancia. El protagonismo recae totalmente en el detestable
personaje de Orquídea y viene a servir de ejemplo de las motivaciones que
pueden tener los traficantes para “hacer su trabajo” mercadeando con la muerte.
Finalmente, los protagonistas de la última historia -mucho
más corta- son los eurodiputados que encargan el trabajo a Balanegra. En sus
secciones van teniendo reuniones privadas de trabajo donde debaten sobre su labor
en el Parlamento. El autor los utiliza para denunciar varias cosas: la
situación del África Central, el tráfico de Coltan y de armas, la pasividad de
las grandes potencias y el mastodonte burocrático que supone el Parlamento
Europeo. Todos ellos coinciden en que vinieron para intentar hacer un mundo
mejor y se encontraron capas y capas de papeleo que ralentizaban cualquier tipo de
actuación. Es con diferencia la peor de las historias, ya que no hay ninguna
trama ni ningún desarrollo de personajes, pudiéndose hacer pesada en algunos
momentos. Su existencia se puede entender ya que el autor quiere dar un aura de
“oficialidad” y “trascendencia” a sus denuncias y qué mejor que el
“todopoderoso” Parlamento Europeo para ello.
Aunque el resultado en conjunto es satisfactorio, el libro resulta
algo irregular. Las tres historias van intercalándose a lo largo de las
páginas, pero no se cruzan. Este hecho, unido a la diferencia de interés que
generan las distintas historias provoca muchos problemas de ritmo e intensidad.
Además, al estar intercaladas, en todo momento se busca el nexo o punto de unión
típico en estos casos, sin que éste exista.
Aunque me hubiera gustado más encontrar las tres historias
seguidas y sin que se interrumpieran unas a otras, las tres historias no dejan de ser entretenidas y la lectura del libro es muy ágil y adictiva, en la línea del
autor.
Nota: 6
Nota anobii: 3.5/5
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