domingo, 16 de septiembre de 2012

Las razones de mis amigos


A pesar de la mala fama de la que gozan las películas españolas, de vez en cuando se pueden encontrar algunos ejemplos apreciables que pasan totalmente desapercibidos para las taquillas y el público.

En un bar encontramos a tres amigos que se conocen desde hace mucho. La acción empieza cuando uno de ellos les pide prestado dinero a los demás ya que necesita sacar a flote su pequeña empresa. No tienen excesivos apuros económicos, por lo que el préstamo no les obliga a pasar penurias. Sin embargo, este préstamo sirve de piedra de toque para que cada uno de ellos reflexione sobre su vida, sus sueños y sus frustraciones, pues la vida les ha tratado mal y cada uno de los amigos tiene distintas razones para ser infeliz y estar insatisfecho con su vida, apareciendo tensiones, rencillas y discusiones entre ellos.

ACTORES: El elenco aprovecha un buen guión que dibuja muy bien a sus personajes para hacer un trabajo correcto, que transmite cercanía y verosimilitud. Ninguno de ellos destaca con su composición pero cumplen con corrección para añadir su ración de ladrillos en la construcción de la película.

DIRECTOR: La pobre factura de la película es uno de sus mayores lastres. Ya sea por su exiguo presupuesto o por la poca capacidad del director, la falta de calidad en la realización de la película convierte a la película en mucho menos de lo que se merece. Las escenas están construidas con una teatralidad excesiva, con bastantes encuadres extraños y errores en la disposición de las cámaras. Encontramos más de un diálogo en que los personajes se mueven extrañamente de sitio en los diferentes cortes cuando se supone que están quietos hablando, además de muchos errores de montaje, como si de un culebrón de sobremesa se tratase.

GUIÓN: Si algo destaca de la película es su estupendo guión. Firmado por la tristemente conocida González-Sinde (si, también sabe hacer guiones), el guión reflexiona muy bien sobre la frustración sufrida por una generación que tenía la ilusión de cambiar el mundo y que, de alguna manera u otra, ha acabando sucumbiendo ante la presión de la sociedad y se ha dedicado a tragar y a tirar para adelante.
En su juventud, los tres protagonistas eran activistas políticos, muy concienciados y deseosos de hacer mejorar la sociedad. Una vez acabada la carrera, empezaron a trabajar en diversos campos, reuniéndose habitualmente para rememorar viejos tiempos y filosofar ante la vida para acabar teniendo reuniones casi obligadas y con grandes silencios en las conversaciones. Porque hablar les llevaría a descubrir en qué se han convertido: en unos seres que han renunciado a la vida más allá del trabajo.
La mayor gracia es que la historia se te cuenta desde la mitad. Muchos diálogos -muy bien escogidos- hacen referencia a otras reuniones y momentos del pasado que ilustran la juventud de los personajes y que debemos ser capaces de deducir. Luego, el dinero hace del detonante de la acción. Finalmente, la película no acaba como tal, simplemente, en otra reunión se deja de grabar y es tarea del espectador deducir que es lo que acaba ocurriendo.
El guión es un ejemplo de cómo debe ser un guión: su desarrollo es muy redondo, con diálogos muy realistas y una historia que es testimonio de una generación.

La película es un retrato certero y crítico de una generación que se ha dejado sus sueños en el camino. Su deficiente dirección le impide llegar a cotas más altas (que el estupendo guión y los correctos actores merecerían).

Nota: 5 (El conjunto se merece una nota inferior debido a los errores de bulto en la dirección, pero me sabe mal suspender un guión tan bueno).
Nota Filmaffinity: 5.8

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