A pesar de la mala fama de la que gozan las películas
españolas, de vez en cuando se pueden encontrar algunos ejemplos apreciables
que pasan totalmente desapercibidos para las taquillas y el público.
En un bar encontramos a tres amigos que se conocen desde
hace mucho. La acción empieza cuando uno de ellos les pide prestado dinero a
los demás ya que necesita sacar a flote su pequeña empresa. No tienen excesivos
apuros económicos, por lo que el préstamo no les obliga a pasar penurias. Sin
embargo, este préstamo sirve de piedra de toque para que cada uno de ellos
reflexione sobre su vida, sus sueños y sus frustraciones, pues la vida les ha
tratado mal y cada uno de los amigos tiene distintas razones para ser infeliz y
estar insatisfecho con su vida, apareciendo tensiones, rencillas y discusiones
entre ellos.
ACTORES: El elenco aprovecha un buen guión que dibuja muy
bien a sus personajes para hacer un trabajo correcto, que transmite cercanía y
verosimilitud. Ninguno de ellos destaca con su composición pero cumplen con
corrección para añadir su ración de ladrillos en la construcción de la
película.
DIRECTOR: La pobre factura de la película es uno de sus
mayores lastres. Ya sea por su exiguo presupuesto o por la poca capacidad del
director, la falta de calidad en la realización de la película convierte a la
película en mucho menos de lo que se merece. Las escenas están construidas con
una teatralidad excesiva, con bastantes encuadres extraños y errores en la
disposición de las cámaras. Encontramos más de un diálogo en que los
personajes se mueven extrañamente de sitio en los diferentes cortes cuando se supone
que están quietos hablando, además de muchos errores de montaje, como si de un
culebrón de sobremesa se tratase.
GUIÓN: Si algo destaca de la película es su estupendo
guión. Firmado por la tristemente conocida González-Sinde (si, también sabe
hacer guiones), el guión reflexiona muy bien sobre la frustración sufrida por
una generación que tenía la ilusión de cambiar el mundo y que, de alguna manera
u otra, ha acabando sucumbiendo ante la presión de la sociedad y se ha dedicado
a tragar y a tirar para adelante.
En su juventud, los tres protagonistas eran activistas
políticos, muy concienciados y deseosos de hacer mejorar la sociedad. Una vez
acabada la carrera, empezaron a trabajar en diversos campos, reuniéndose
habitualmente para rememorar viejos tiempos y filosofar ante la vida para
acabar teniendo reuniones casi obligadas y con grandes silencios en las
conversaciones. Porque hablar les llevaría a descubrir en qué se han convertido:
en unos seres que han renunciado a la vida más allá del trabajo.
La mayor gracia es que la historia se te cuenta desde la
mitad. Muchos diálogos -muy bien escogidos- hacen referencia a otras reuniones
y momentos del pasado que ilustran la juventud de los personajes y que debemos ser capaces de
deducir. Luego, el dinero hace del detonante de la acción. Finalmente, la
película no acaba como tal, simplemente, en otra reunión se deja de grabar y es
tarea del espectador deducir que es lo que acaba ocurriendo.
El guión es un ejemplo de cómo debe ser un guión: su
desarrollo es muy redondo, con diálogos muy realistas y una historia que es
testimonio de una generación.
La película es un retrato certero y crítico de una
generación que se ha dejado sus sueños en el camino. Su deficiente dirección le
impide llegar a cotas más altas (que el estupendo guión y los correctos actores
merecerían).
Nota: 5 (El conjunto se merece una nota inferior debido a los errores de bulto en la dirección, pero me sabe mal suspender un guión tan bueno).
Nota Filmaffinity: 5.8
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