domingo, 18 de septiembre de 2011

Terciopelo azul


Es un día soleado, calmado y casi idílico. Todo parece armoniosamente en calma. Pero ¡ay! un ataque al corazón golpea a un simple ferretero, llevándolo al borde de la muerte. Su hijo, Jeffrey Beaumont, va a visitarlo al hospital. Al volver hacia casa, encuentra una oreja humana en el suelo. La lleva a la policía, que le recomienda que se olvide de ello. Pero Jeffrey quiere saber de dónde viene esa oreja y empieza a investigar por su cuenta, adentrándose en un mundo extraño y sórdido, muy parecido al suyo, pero perversamente malvado.

Lo primero que es necesario tener en cuenta -y no olvidar en ningún momento- es que el director de esta película de David Lynch, uno de los mayores bichos raros del cine. El desarrollo de la película es ciertamente diferente. A Lynch siempre hay que cogerlo con ganas y estar preparado mentalmente para lo que te va a contar, que siempre es un plato de difícil digestión, denso, confuso y onírico, cercano a un sueño perverso.

ACTORES: En cuanto a los actores, reina un tanto la confusión. El guión es tan surrealista que es evidente que los actores no saben por donde cogerlo. Rossellini es la que sale mejor librada, construyendo un personaje desesperado y excentrico relativamente bien logrado. MacLachlan, que interpreta a Jeffrey, crea a un personaje enigmático, a medio camino entre la inocencia y la oscuridad, mojigato pero pervertido, muy confuso. Hopper y Dern acaban haciendo caricaturas de sus personajes, especialmente Hopper, con un personaje demasiado histriónico y exagerado como para tomar con un mínimo de seriedad, quedando a medio camino entre el ridículo y la grosería.

DIRECTOR: Lynch tiende a ser un director bastante indigesto. Nadie puede discutir su genialidad ni su gran capacidad para hacer lo imposible, pero en muchas ocasiones peca de ser deliberadamente confuso y surrealista. En esta película juega a mezclar dos mundos cercanos: un mundo “normal” donde todo es luminoso, bonito, esplendoroso… un mundo en el que dos universitarios se conocen y empiezan a cortejarse y quizás emprender un futuro en común; y un mundo “oscuro” que existe, oculto y extraño a nuestros ojos, donde se esconden todas nuestras perversiones, aquel en el que impera la violencia, el terror y la locura, pero los hombres son libres de hacer lo que desean. El autor juega a mostrarte lo juntos que están estos dos mundos, en el que el hallazgo de la oreja sirve de nexo, de puerta de entrada para que un joven inocente -o no tanto- descienda del sueño americano hacia la suciedad de los bajos fondos, que se encuentran simplemente atravesando un portal. Una vez que cruzamos el portal, pasando a través del terciopelo azul, nos adentramos en un ambiente donde la perversión se respira, a pesar de que pueda parecer que nada ha cambiado. En un momento, podemos contemplar como todo es absurdo, desquiciado, perverso y perturbador. Lynch es un maestro en el arte de la perversión. No muestra nada, apenas te permite atisbar, pero consigue dotar a toda la película de un ambiente de confusión único. Es ciertamente diferente, una locura maestra, aunque esté realizada al servicio de la nada.

GUIÓN: El inicio es ciertamente poético y, si te pilla con la disposición adecuada, poderoso. A medida que se desenvuelve la trama, las cosas empiezan a ocurrir de una manera bastante ilógica, desordenada y tendiente a la confusión. No es que esté mal hecha, es que es justamente la intención del autor: crear una película diferente, jugando en todo momento con la dualidad de los suburbios y el mundo normal. A ratos delirante, a ratos insulsa, a ratos genial, la genial estructura narrativa tiene momentos intensos y perturbadores -la violación de la cantante, o la primera visita de Jeffrey al apartamento-, con una gran calidad en la construcción de las escenas, técnicamente impecables… Al servicio de una historia con poco carisma, en la que importa mucho más el jugar con las dualidades, las sensaciones y los sueños.

¿es una película mala? Ni por asomo. Lynch construye todas las escenas a la perfección. Técnicamente es perfecto, magistral. La manera de encarar cada escena es magnífica. En cada letra del texto, en cada escenario, en cada gesto hay un mensaje escondido, una invitación a entrar en el extraño y confuso mundo de Lynch. ¿es  una película buena? Es difícil decirlo. Lynch es diferente, especial. En sus películas, todo está calculado hasta el más ínfimo detalle, no deja absolutamente nada al azar. Es único, pero está como una cabra. Prácticamente nadie es capaz de hacer películas como él, aunque ello no significa que la película pueda gustar. En su mundo, es sorprendente con qué poco es capaz de tanta perversión. Sus desvaríos te llevan a pensar, indefectiblemente: “Qué mal está este hombre”.  No son extrañas, a veces, las ganas de tirar sus películas a la basura.
En este caso, es necesario aclarar para aquellos que teman que esta película sea un insoportable desvarío más del director, que el filme no es tan enrevesado ni tan simbolista como otros que de su autoría. Ello es ya un aliciente, pues la película tiene un ritmo saludable y ejerce una magnética y natural atracción por desvelar el misterio que desarrolla. Claro que quedarán dudas en el tintero, pues Lynch no es un director que te brinda el desenlace digerido, pero al menos la película no escapa por universos oníricos que irriten y que den ganas de “linchar” al querido David y abandonar la proyección.
La historia es bastante “convencional” por tratarse de una cinta dirigida por Lynch, para algunos ello es saludable y para otros más adeptos a lo críptico sea una tremenda decepción. Las circunstancias siguen una investigación sobre un caso oscuro donde pareciera que hay muchos secretos y personajes enigmáticos y a la vez amenazadores.
El director le imprime a su filme una atmósfera sensual y perversa, va generando un in-crescendo de la atención del espectador. Lamentablemente el desenlace no aporta muchas satisfacciones como para desahogar la tensión y el acertijo que se fue construyendo durante el metraje.

Es uno de los Lynch más asequibles para el público, pero  sigue siendo Lynch. Raro, perverso y desasosegante.

Nota: 6
Nota filmaffinity: 7.5

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