martes, 27 de septiembre de 2011

Ilión: El asedio (Dan Simmons)


Título: Ilión I: el asedio
Autor: Dan Simmons
Título original: Ilium

“Asistimos al desarrollo del asedio de Troya guiados de la mano del erudito Thomas Hockenberry. Se trata de un personaje misteriosamente revivido y presente en este Marte del futuro, cuyo Monte Olimpo se ha convertido en la morada de los posthumanos, quienes, con nombres como Zeus, Palas Atenea, Ares y otros ya conocidos, se comportan como los dioses de la saga homérica. Hockenberry tiene como misión contar si lo que ocurre ante las murallas de Troya se ajusta precisamente a lo narrado por Homero y, desde el distanciamiento del estudioso, nos proporciona además, una sugerente lectura comentada de la Ilíada.

Con esta contraportada tan sugerente, es evidente que el libro tiene su gracia. Y tiene más porqué ésta es solamente una de las tres tramas que conforman la novela.
La primera es la ya descrita: una guerra de Troya escenificada en el planeta Marte en la que los Dioses no son más que seres tecnológicamente más avanzados que “juegan” a la guerra con los humanos, siendo lo que siempre han sido los dioses griegos: Niños malcriados con mucho poder. Las armas mágicas son simplemente de una tecnología más avanzada, y los “toques divinos” son chutes en forma de nanomáquinas de combate que convierten al Diomedes de turno en un Terminator. Para explicarnos la historia tenemos a los escólicos: estudiosos de la Ilíada de nuestra era que han sido resucitados debido a que su conocimiento sobre los hechos que han de ocurrir los hacen de vital importancia para el juego de los Dioses. Contemplamos los hechos desde el punto de vista de Hockenberry, que nos narra las cosas al mas puro estilo de comentarista deportivo, añadiendo una interpretación desde un punto de vista “actual” y entreteniéndose en explicar las imágenes de la Ilíada y las polémicas en torno a la obra, como si fuera una lectura comentada, pero que luego se puede cotejar con la “realidad”.

La segunda trama es la de los Moravecs -aficionados a la robótica, atentos-, que son unos seres semiorgánicos, sentientes y autónomos, originalmente humanos pero que han evolucionado por separado en las lunas de Júpiter. El gobierno local ha detectado una serie de radiaciones cuánticas provenientes de Marte y deciden enviar una misión de “exploración” para investigar que ocurre. Los cuatro integrantes de la operación saben de su peligrosidad y son conscientes de que es poco probable que vuelvan a casa. No obstante, harán lo que puedan por llevar a cabo la misión con éxito.

Finalmente, la tercera trama ocurre en la Tierra aproximadamente en el año 15.000. Los humanos viven una existencia parecida a la del “Mundo Feliz”, pero con menos sustancia aún. Han perdido cualquier interés por cualquier cosa que no sea pasárselo bien y dependen de los servidores robóticas para todo. Ignorantes del mundo que los rodea, viven su corta existencia de manera plácida en sus hogares. Pero un grupo de ellos se vuelve consciente e intenta investigar porqué el mundo es como es. Poco a poco empiezan a darse cuenta de que la realidad en la que viven ha sido puesta ante sus ojos y la vida fuera de sus ciudades no tiene nada que ver con lo que les habían explicado.

Al principio del libro, cada una de estas tramas es totalmente independiente y no hay la más mínima relación entre ellas. Sin embargo, a medida que avanza la novela, se empiezan a ver indicios de una cierta interconexión, pudiéndose atisbar apenas la madeja que ha tejido Simmons para hilar las tres historias. Debo reconocer que inicialmente la trama más floja es la de los humanos, un tanto insulsa en sus primeros capítulos en comparación con la guerra de Troya en Marte o los preparativos y desventuras de la expedición de los moravecs (y sus discusiones literarias). No obstante, luego la trama coge más fuerza y gana mucho interés.

El mayor problema que he tenido con el libro es que está partido por la mitad. Ilión: el asedio es la mitad del libro escrito por Simmons que la editorial española decidió publicar en dos partes -porqué sale más rentable-. Todas las tramas quedan cortadas en seco al acabarse el libro. No hay el más mínimo tipo de conclusión o de dejarte las cosas en el aire. Simplemente, el libro se acaba a mitad de historia, dejando todo colgado, por lo que me tocará coger la segunda parte para ver como sigue la cosa.

Hay un par de cosas a destacar:
Sus personajes son realmente sólidos. Están fantásticamente esculpidos, con personalidades muy bien conseguidas, amplias dosis de matices y evoluciones muy trabajadas sin incoherencias.
En cuanto cogen ritmo, las tramas son espectaculares, no dejándote apenas un momento de respiro. Las tres tramas son completamente diferentes en cuanto a estilo, pero todas tienen una dosis de carisma y épica que hacía tiempo que no veía -vale, hace un mes, pero llevo una muy buena racha-.

Los estilos de las tramas están muy bien reflejados, pues a su modo, son novelas “casi” independientes -no lo serán en un futuro, supongo, pero por ahora lo son-.
La guerra de Troya es una novela bélica con un narrador muy cachondo, en la que los Dioses y los Griegos le añaden un punto de carisma impagable.
La expedición moravec es una novela de aventuras de ciencia ficción clásica, con una ambientación futurista que contrasta con las dudas existenciales de los protagonistas, con frecuentes digresiones filosóficas bien entrelazadas con la historia.
La tierra humana recuerda en muchas cosas a algunas novelas de ética y sociedad situadas en un momento futuro, estilo La máquina del tiempo o Un mundo feliz en que se describe largamente cómo está organizada la sociedad y cual es el sentido de la existencia (42, siempre) de los humanos. Es la más descriptiva y ello provoca que al principio tenga poco fuelle respecto a las otras historias.

En cuanto a los personajes, dividámoslos por tramas:

Troya

Thomas Hockenberry: Profesor universitario, relativamente entradito en años que ha sido resucitado para ser testigo de aquello que ha sido su obsesión durante toda su vida. Lo que en un principio le llena de excitación -poder ser testigo de la guerra- poco a poco empieza a hastiarle. Retransmite las batallas tal como se haría con un partido de fútbol y se permite entretenerse en añadir comentarios que son como las anotaciones que tiene todo libro comentado. En todo momento te va relacionando lo que ve con imágenes actuales, mientras explica lo que ve. Además, sus comentarios pasadísimos de vueltas contienen unas dosis de retranca bien metida y, cuando su situación se vuelve desesperada, es capaz de evolucionar y actuar a pesar de estar “manchando sus calzones” (sic).

Aquiles: Siendo uno de los mayores responsables de la Guerra, es evidente que va a tener mucha importancia. Sus habilidades en combate lo convierten en una picadora de carne si los dioses no están cerca. Adorado y temido, es de los pocos con voluntad de desafiar a los dioses si la situación lo requiere. Es una montaña de músculos sin mucho cerebro, pero con unas dosis de inconsciencia apoteósicas. “un Schwarzenneger revivido” (sic).

Helena de Troya: Es el botín de la guerra. Martirizada continuamente porque su belleza es la causante de toda la matanza, no desea otra cosa que la paz entre los dos pueblos. No obstante, no olvida que teniendo una belleza “mas allá de toda mi capacidad literaria, tanto es que los hombres eyaculan a su paso” (sic) es muy capaz de mandar sobre la voluntad de los hombres, si la ocasión lo requiere.

Dioses griegos: aquellos que saben un poco de mitología clásica ya los conocerán. Son unos adolescentes salidos con unas maquinitas muy chulas. Maniáticos, obscenamente orgullosos, borrachos de poder… son descritos en todo momento como seres con un aura de poder tan grande que provocan adoración. Cuando Zeus, Atenea, Afrodita o Ares están interviniendo, hablando o luchando, la sensación de arrogancia divina que desprenden es de una rotundidad impresionantemente bien conseguida. Imponen. “Al aparecer Ares, el mundo se detuvo. Estaba hablando un DIOS” (sic)

Moravecs

Mahmut de Europa: Es el piloto de la expedición, un avezado piloto de los mares submarinos de la luna congelada de Europa que, en su tiempo libre se dedica a analizar la obra de Shakespeare con una dedicación que sobrepasa en mucho la obsesión. A través de sus análisis, intenta descubrir que es lo que significa ser Humano y, a partir de ello intentar ser mejor “organismo” sin por ello dejar de lado su misión. Generoso y de buen corazón, tendrá problemas de conciencia al enterarse de que la operación es militar.

OrPhu de Io: Un moravec proveniente de un ambiente extremadamente hostil como es Io. Es el mecánico de la expedición a pesar de ser grande y torpe. Siempre alegre y optimista, con un chascarrillo a punto en todo momento, actúa a modo de voz de la conciencia del grupo. A diferencia de Mahmut, no está obsesionado con Shakespeare, sino con En busca del tiempo perdido de Proust por las mismas razones que Mahmut, con lo que tiene material para discutir y divagar, incluso en los momentos más inoportunos.

Tierra

Herman: Quizás el único humano vivo con capacidad de leer y, sobretodo, con ganas de aprender porqué la sociedad ha sido diseñada tal como es. Científico obsesivo, empieza a desarrollar sentimientos tales como la amistad y la cooperación al verse obligado a colaborar con un grupo de gente para descubrir la verdad

Daeman: es un joven seductor encantado de llevarse a todo lo que pasa por delante a la cama. Orgulloso de su ignorancia, se ve atrapado en una aventura en la que tendrá que dar todo de sí para poder sobrevivir y desentrañar la verdad escondida en su mundo. Al principio es odioso, pero poco a poco va cogiendo gracia.

Ada: Una chica joven e ingenua, pero que es consciente de que hay algo que no funciona tal como debería, aunque no sabe que es. Se debate entre un amor más físico y otro más intelectual con los dos anteriores personajes. Valiente y decidida como pocas, es quién mantiene el grupo unido.


Indudablemente, estos no son más que los principales personajes. El libro tiene una gran cantidad de secundarios, todos ellos con personalidad propia, sin necesidad de recurrir a clichés. No los pongo todos porque si me paro a explicar la personalidad de cada uno lleno páginas y páginas y se me os morís de asco. Baste decir que están muy bien pensados y escritos.

Una vez situadas las tramas -que es más o menos la mitad del libro-, empiezan a pasar cosas en serio. En Troya, poco a poco los sucesos se van separando de los hechos descritos en la Ilíada (Hockenberry mediante, o no, ¡metepatas!) y a medida que avanza, la cosa se va saliendo de madre -y más que lo hará-. Con los moravec, el detonante se produce al llegar a Marte y ver como está el percal -sin acercarse al Monte Olimpo, ojo-. Y luego en la Tierra, una vez dejan de discutir lo que saben de cómo está hecho el mundo y empiezan a investigar, la cosa pasa de ser interesante a ser espectacular.

Aparte de su talento a la hora de construir personajes y contar historias, hay algo en lo que Simmons es muy bueno: crear momentazos épicos. A lo largo del libro se van viendo momentos en los que el autor se queda realmente muy a gusto, y uno, como lector, puede disfrutar de sus idas de olla. Sobradas entre dioses, actuaciones bélicas un tanto pasadas de vueltas, personajes que se quedan con todos… Para muestra: hay un momento en que Ulises pregunta qué hay de comer. Como el menú es la misma comida de siempre, decide irse de caza para buscar Aves Terroríficas (unas macrauchenia, no, no preguntéis que hacen dinosaurios por ahí). ¿Qué necesidad había de ello, aparte de que Simmons quería quedarse a gusto viendo como Ulises se luce matando avestruces prehistóricas? Lo mejor es que no es una de las sobradas más espectaculares, que las hay para todos los gustos.
Además, en la Tierra del futuro, Simmons se divierte mucho describiendo lugares sin decirte qué son, pues sus habitantes lo han olvidado, así el lector avispado puede entender que está hablando de Notre-Dame, el Golden Gate y monumentos similares. En algunos momentos te mete unos goles muy bien metidos.

Simmons es un autor largamente aclamado tanto por la crítica como por el éxito en las ventas. Pero no recomiendo el libro por ello. Lo recomiendo sobretodo por su eclecticismo; por su falta de pudor a la hora de meter en la coctelera todo lo que se le viene a la mente y conseguir un buen resultado; por mezclar con maestría géneros y subgéneros como la space-ópera, el cyberpunk y la ética futurista; por beber de las fuentes mitológicas y religiosas; por ser tan extremadamente original siendo tan conservador; por crear personajes entrañables, mundos espectaculares, sociedades increíbles…

Ilión: el asedio ha sido un delicioso trago refrescante absolutamente adictivo. Una novela muy diferente y agradablemente absorbente, con unos momentazos espectaculares. A ver, ¿a quién se le ocurriría poner a dos robots discutir sobre ética humana en la literatura de Proust y Shakespear y hacerlo de forma amena y creíble? ¿Y qué tiene eso que ver con el asedio a Ilión y los humanos de un Mundo Feliz? Nada, y avanzando el libro, tampoco mucho, pero poco a poco las piezas van encajando magníficamente, al menos hasta donde el mutilado libro permite.

Nota: 9
Nota amazon: 4.29/5

Mi recomendación -a la espera de conseguir la segunda parte- es que cojáis las dos y os las leáis del tirón, que quedarme cortado así ha sentado muy mal.

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