viernes, 2 de septiembre de 2011

Juegos de Ingenio (John Katzenbach)


Título: Juegos de ingenio
Autor: John Katzenbach
Título original: State of mind

“Susan Clayton trabaja en la sección de pasatiempos y enigmas de una revista. Un día es sorprendida por una nota anónima que le espera en el buzón de su casa. Horrorizada, descifra el mensaje oculto: -Te he encontrado-. El mensaje es realmente inquietante, más aún en el mundo en que se ha convertido Estados Unidos: incapaz de frenar la escalada de la violencia, todo el mundo atesora armas para protegerse.
Sólo una comunidad ha logrado sobreponerse a este mundo de inseguridad y crímenes: a cambio de renunciar a algunos derechos y libertades, el Territorio del Oeste ofrece una zona protegida que aspira a convertirse en el estado número cincuenta y uno de la Unión.
Pero tal vez no sea tan fácil escapar del horror. Un agente del Servicio de Seguridad del nuevo territorio visita al hermano de Susan, un experto profesor universitario especializado en asesinos en serie, para requerir sus servicios. Una oleada de asesinatos está asolando el estado cincuenta y uno. El principio de la cadena parece remontarse muchos años atrás y puede que los Clayton tengan elementos para luchar contra él”



John Katzenbach vuelve a la carga con otra de sus historias de asesinatos. Famoso sobretodo por El psicoanalista y La historia del loco, sus novelas te presentan situaciones límite en la investigación de una serie de crímenes atroces. Es todo un experto en introducirte en atmósferas desasosegantes, con depravados asesinos y unos personajes (buenos y malos) siempre cercanos a la paranoia y a la locura. Tienden a ser thrillers bien construidos, con tramas incómodas y con el tema de la culpa y la locura siempre presentes.

En este libro, para rizar más el rizo, nos lleva a un mundo futuro algo más podrido. Estados Unidos está consumido por las armas: es necesario llevar guardaespaldas para ir  a trabajar; está prohibido quedarse solo en el trabajo y las violaciones y asesinatos son cosas del día a día…  Sin embargo, la presencia del estado 51, dónde no tienes derecho a la intimidad, la policía no necesita motivos para detenerte y están prohibidas las armas (entre otras cosas), sirve de faro de esperanza para la paz. ¿Está la gente dispuesta a renunciar a su libertad para vivir seguro? Esta pregunta está siempre presente y se suma a los temas habituales del autor.

La construcción de esta distopía es relativamente resultona. Es cruelmente despiadada, intuitivamente posible y guarda una cierta lógica interna bien conseguida. Sin embargo, la gran cantidad de referencias a la sociedad actual -que se supone es 100 años atrás- y el nulo progreso tecnológico le resta realismo, siendo el mayor defecto del libro.

En cuanto a los personajes, Katzenbach siempre utiliza seres de gran inteligencia, duchos en muchos temas y con mucha tendencia a los traumas infantiles no resueltos. Estos traumas conllevan ciertos desequilibrios mentales y muchas disquisiciones filosóficas sobre la maldad intrínseca del ser humano. Entre ellos destacan:

Jeoffrey Clayton: Profesor de psicología en la universidad. Experto en asesinos en serie y en las miles de formas de matar inventadas a lo largo de la historia -un angelito que duerme muy bien por las noches, vamos-. Su capacidad intuitiva es sorprendente, se autocontrola con un férreo sentido de valores que le llevan a escoger cuidadosamente todas las decisiones de su vida. Obsesionado por los recuerdos de su padre ausente, torpe en las relaciones humanas y, de un modo extraño, con una extraña fe en la capacidad de la humanidad de obrar el bien.

Susan Clayton: Hermana del anterior, experta en acertijos, códigos secretos y señales ocultas. Evidentemente, su inmensa capacidad de deducción es abrumadora. A ello debes unirle un gusto suicida por el riesgo, la acción, las metralletas y un exagerado sentido de la practicidad que le lleva a actuar con una falta de ética sorprendente.

Agente Martin: Miembro del estado 51. Un hombre de acción, experto en escalada, conducción temeraria, informática, caza… iracundo e impaciente, pero con suficiente seso como para reflexionar si dispone de tiempo para ello. Se encuentra sobrepasado por las circunstancias, está sediento de sangre y, evidentemente, tiene muchas ganas de romper todas las normas con tal de atrapar al asesino.

Los personajes pueden pecar de ser demasiado “buenos” en lo que hacen -típico del autor-, alejándose demasiado de la realidad. No obstante, el autor consigue darles la enjundia y la consistencia necesarios para soportar la historia. Son personajes sólidos y bien construidos, dotados de carácter (inverosímil, pero carácter) y actuan con coherencia durante todo el libro.

Pero lo que más destaca del libro es su atmósfera maligna. El autor es capaz de mostrarte un mundo insano e incómodo que te atrapa y no te deja respirar durante las 600 páginas que dura. Aunque el planteamiento es el de un thriller, el desarrollo es más propio de una novela de acción, con una sucesión de escenas tensas y acongojantes que no te dejan respirar en ningún momento. Empieza lentamente, pero una vez se introduce en la historia, la intensidad y la malignidad del ambiente te atrapa y el ritmo no baja hasta el final -inesperadamente sólido y posible-.

A medio camino entre el thriller y la acción, es una novela realmente entretenida que no dejará a nadie indiferente. Abstenerse corazones sensibles, que el libro va a lo bestia, y mucho.
Sin embargo, el hecho de que la acción esté situada en un mundo futuro tan poco futuro -simplemente más degenerado- provoca que la sensación -igualmente agradable- no sea tan espectacular como El Psicoanalista o La historia del Loco.  

Nota: 6
Nota amazon: 3.29/5

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