domingo, 18 de agosto de 2024

Lightyear

Entre esta plaga de secuelas, precuelas y a ver si cuela, Pixar nos trajo su quinto producto dentro del paraguas de Toy Story, prometiéndonos la película que inspiró al juguete de Buzz Lightyear. ¿Es esto lo que nos ha traído? Bueno, no.

Principalmente, porque no me creo que ésta fuera la película que Andy (con sus 7 años de edad) fuera a ver en 1995 ^^. Encima, tampoco tiene en cuenta la serie de animación (que no estaba nada mal) que pudimos ver durante años en el Canal Disney, con su propio set de muñecos en nuestro mundo, no. A Andy le hubiera gustado Una nueva esperanza o En busca del arca perdida, pero este Lightyear se aleja mucho de una sencilla historia sobre el camino del héroe.

Porque uno esperaría un poco de aventuras espaciales, triscando de planeta de aquí para allá, con un Emperador Zorg que quiere conquistar el universo y un puñado de aguerridos Guardianes de la Galaxia impidéndolo de manera chistosa. Pero no, la película empieza mostrándote a Buzz Lightyear con un auténtico Marine Espacial que disfruta rebanando cabezas como si estuviéramos en un WH40k para niños durante unos buenos veinte minutos. Tras una primera aventura, la desgracia sacude a la expedición por un error del propio Buzz, que no puede soportar no ser el más perfecto soldado. A partir de ahí, empezará un camino de redención que le llevará por caminos inesperados.

Y en casi ningún momento tenemos un escenario de soap opera futurista, no. Aquí tenemos ciencia-ficción dura, de la que se vuelve desasosegante cuando uno se para a pensar en las implicaciones de lo que está ocurriendo. Lightyear tiene que redimirse de su error pilotando una nave a velocidades cercanas a la luz, para probar así un combustible experimental con el que lograr sacar a toda la gente que le acompaña de un planeta peligroso. La gracia es que cada vez que hace una prueba de, digamos, pocos minutos, en el planeta pasan varios y varios años. Así, tan obcecado intentando arreglar lo que ha hecho, ve cómo pierde a sus seres queridos, todo cambia, y al final ve que es alguien prescindible. Y es que esa es la gracia de la cinta. Cómo a veces, cegarnos en algo, en intentar reparar nuestros errores, puede pasarnos factura.

Aunque no tenga nada que un niño no pueda ver, el tono en que está rodada es cercano a 2001, los chascarrillos brillan por su ausencia en la primera hora, en la que el tono desesperado es cada vez más marcado. Es en su desenlace que el film ya toma unos senderos más conocidos y pueden ser disfrutados por todos, mezclando las aventuras con un humor facilón y un desenlace curioso que, por lo menos deja cierto buen sabor de boca al ganar al malo maloso de turno y permitir la redención del protagonista.

Así, tenemos una película dividida en tres episodios que no casan tonalmente bien entre ellos: Acción seca (casi) para adultos, Ciencia-ficción hardcore y aventuras para toda la familia. Durante más de una hora, el tono es seco, oscuro, ciertamente ominoso. De repente, entra la luz y se vuelve luminoso y divertido, contrastando con todo lo que hemos visto hasta entonces.  Demasiado serio para los más pequeños, pero demasiado tonto para los más curtidos, se queda en tierra de nadie pese a que los episodios individualmente funcionen.

Lightyear intenta además un par de bromas meta – el mensaje inicial y la escena tras créditos,  por ejemplo – que no acaban de funcionar. Se agradece el intento, pero fallan a lo grande. Lo contrario ocurre con todo lo que tiene que ver con el gato, que roba todas las escenas desde que aparece y tiene a su bien los mejores chistes de toda la película, con desternillantes resultados. Jus, que me he pasado repitiendo sus frases un mes o más.

La animación tiene la calidad marca de la casa. Tanto a nivel técnico como artístico demuestra una factura excelente, al alcance de ningún otro estudio del momento. La fluidez de los movimientos, la calidad de las texturas y el diseño de su imaginería funcionan perfectamente tanto para los adultos como para los más pequeños. Esto es algo que la casa nunca ha perdido y no pierde oportunidad para mostrarte lo que saben hacer.

En cuanto al final, he visto que ha enfadado a más de uno, pero a mí me parece muy bien hilvanado. Sí, es del estilo de cierto director que gusta de hacer cosas raras con los finales, sí, pero se lo he comprado con creces. Juega con la moraleja de saber cuándo es necesario darlo todo por un ideal y cuando hay que evitar obsesionarse con un imposible, siendo consciente de la necesidad de “dejar ir” cuando toca. Todo ello rodeado de chistacos felinos, que es bien. Quiera que no, es una vuelta de tuerca curiosa al “si te esfuerzas, lo conseguirás” tan típico de estas producciones.

Lightyear es un buen intento de película que falla al centrar el tono en que busca contar la historia. Se aleja de las propuestas típicas de la franquicia, pero no equilibra nada bien lo que quiere contar. Así, se vuelve demasiado infantil para los adultos, pero demasiado densa para los peques. Eso no quita que sea una historia de ciencia-ficción bien parida, que intenta un par de cabriolas bastante originales y sale con cierta gracia del brete. Irregular en su conjunto, pero aprovechable.

 

Nota: 6

Nota filmaffinity: 5.8

 

  

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