martes, 13 de agosto de 2024

El ocho (Katherine Neville)

Y llegamos al número más bonito de la Cesta’13, el libro 69. El honor le toca al tochamen vendidísimo que leyó toda una generación (y fue olvidado a continuación).

Título: El ocho

Autor: Katherine Neville

Título original: The Eight

Traducción: Susana Constante

“Catherine Velis, experta en ordenadores, se ve involucrada en la peligrosa búsqueda de un legendario ajedrez que perteneció a Carlomagno. En sus piezas se halla una fórmula vinculada a la alquimia, la masonería y las fuerzas cósmicas y, al parecer, quienes intentan recuperarlas sufren amenaza de muerte.

Arrastrado por la fascinante prosa de la autora de El círculo mágico, el lector se sumergirá en la historia europea, de 1790 a 1970, y conocerá a los singulares propietarios de los trebejos, los crímenes que cometieron y la relación que sostuvieron con grandes figuras de su tiempo como Napoleón, Robespierre, Casanova, Voltaire, Newton o Catalina la Grande.”

El ocho es una novela especialmente importante porque es uno de los (casi) inauguradores de su género. Es uno de los primeros ejemplos que mezclan el thriller histórico con conspiraciones, espías y mitología mágica, junto con puzles y correcalles por medio mundo. Publicado en 1988, es una influencia clarísima para la miríada de imitadores que surgieron tras su éxito morrocotudo (Dan Brown, por ejemplo). Comparado con todo lo que ha venido después, El ocho puede parecer algo simple, pues el género se ha expandido por lugares a los que Neville nunca pudo imaginar, pero siempre hay que reconocer a los pioneros.

Tal como dice el resumen, el libro está dividido en dos partes muy claras, que se van intercambiando (algo que no era habitual en aquel momento). Así, tenemos dos tramas principales, una en 1790 y otra en 1970, que se alternan pero al mismo tiempo tocando mismos temas en diversas épocas. Al mismo tiempo, Neville conecta con historias de otras épocasque se entremezclan con personajes históricos, revisiones muy curiosas del devenir de la humanidad y cierta necesidad de saber más que te impide dejar de leer. Es al mismo tiempo una novela de espías y novela histórica, siendo ambas de lo más viciante (la verosimilitud histórica salta por la ventana en la página 3, pero eso no me importa porque la trama mola demasiado). Capítulos cortos que mezclan las revelaciones con las conspiraciones dentro de conspiraciones, es un libro que sabe qué y cómo contarte las cosas para que no quieras dejar de leer. Has de hacerte un poco el tonto con las casualidades (o es justo eso lo que más mola), notándose mucho que no se ha documentado apenas, pero luego monta bien el juego y los personajes tienen el carisma justo para molar sin ser cargantes.

Este libro ya lo había leído hace muchos años, pues apareció por casa cuando yo debía tener 12-13 años. En aquel momento, lo devoré en apenas 2-3 días, disfrutando de cada palabra y de cada vericueto de sus vicisitudes y sus imposibles giros de guión. Dediqué ese verano en hacer un mapa de la trayectoria de cada pieza, buscando completar el puzzle de por dónde habían pasado (y de cómo su presencia había definido la historia tal y como la conocemos). Así que bueno, cuando recogí este libro para esta reseña, uno ya venía bien motivado de partida. Me parece curioso que en este repaso he disfrutado más de la trama de 1970 cuando de peque me flipó la de 1790.

Lo que sí se hace raro es leer una novela “moderna” que ya tiene cincuenta años. El ocho jugaba a ir a la última y mostrar todos los avances tecnológicos del momento, reflejando cómo iban a revolucionar nuestra vida. Detalles en muchos casos que ya se han establecido o directamente están obsoletos, lo que crea un curioso anacronismo que me ha hecho bastante gracia cuando lo leía. También sirve para constatar cómo ha cambiado el mundo y las maneras de la sociedad. Por ejemplo, esta novela se escribió mucho antes de las Torres Gemelas, así que el moverse de país en país es mucho más fácil, de la misma manera que la seguridad en edificios gubernamentales es “un poquito” más liviana. Ah, y disponer de un teléfono móvil aquí y allá habrían provocado diferencias enormes en el caso de una localización más moderna.

Neville presentaba aquí una aproximación rupturista a la novela histórica, con multitud de ideas y hallazgos interesantes. Su prosa, en cambio, es casi dolorosa en muchos momentos. Neville se zambulle en el reino de los clichés baratos al menos una vez por capítulo, a veces cada página. Los cliffhangers son tan ingenuos que se hacen entrañables (ya sabes, la frase de “nunca pensé, cuando me levanté por la mañana, ¡que este día iba a cambiar mi vida para siempre!”). La capacidad que tiene para mezclar párrafos de novela rosa barata con situaciones que podrían salir en novelas de LeCarré es pasmosa. Eso no impide que la novela sea más que audaz en el (ab)uso de personajes históricos, conversaciones completamente imposibles y giros de guión tan pasados de página que son pura gloria. ¿Es “querido lector, poco sabía que en dos horas iba a estar luchando por mi vida, escapando de un asesino del KGB” un intento de chiste, o se lo toma en serio?

El mayor deje que tiene el libro estriba en sus personajes. Más allá de que unos son malos y buenos, ninguno de ellos está especialmente diferenciado. Todos son astutos, inteligentes, guapos, tienen habilidades inusuales que se destacan justo en el momento en que son útiles… Básicamente son perfectos e indistinguibles. Deberían ser bastante cargantes, pero como les pasan cosas que molan, pues se le perdona un poco.

Y ahí está una de sus virtudes: El ocho sabe molar. Se “inventa” lo que luego llamaríamos “el juego de la caja” (que JJ Abrams llevó al extremo) y sienta las bases de lo que será este género en los siguientes treinta años: ¿El genio misterioso y solitario que, de alguna manera, está en el centro del misterio y sabe todo, aquel en el que nadie, incluso sus amigos, pueden confiar, que tiene una agenda oculta que, justamente, tiene que ver con la heroína? ¡De ninguna manera! Después de que se interesa personalmente por ella, descubrimos que es alto, guapo, diabólicamente carismático, seductor y, espera, ¿podemos confiar en él? ¡No lo vi venir! Incluimos también al borracho de la alta sociedad, la burguesa despistada (o no tanto), el peculiar pero entrañable genio de las matemáticas // ordenadores, el malvado y amenazador espía extranjero, el muy occidental, ilustrado y colaborativo compañero, la revelación que el Otro es en realidad más íntegro que Nosotros… Bueno, por nombrar unos pocos. A todos estos giros, hay que añadir a Carlomagno, la OPEP, ajedrez, la Revolución Francesa, la caída de los zares…

Fumadas continuas sin la pretenciosidad de Dan Brown. Simplemente con ganas de divertir y flipar al lector. Si te haces un poco el tonto con las coincidencias y compras su abrazo por la fantasía, tienes un vibrante thriller que sabe sorprender y permite girar páginas como nada. Sufre de haber sido imitado (y superado) demasiadas veces. Un respeto a los pioneros.

 

Nota: 8

Nota goodreads: 3.93/5 

No hay comentarios:

Publicar un comentario