domingo, 18 de junio de 2023

Creed

Si habéis estado atentos a las obras que he ido reseñando, habréis comprobado que he mostrado mi acierto por las películas de Rocky. Han caído la mayoría de ellas, siempre bien tratadas. Por ello, cuando salió Creed, como pseudo-continuación // remake, no le presté especial atención, ya que lo consideré un subproducto digestivo, más que una película a tener en cuenta. Así que pasé de ella, hasta que algún día había que ponerse. Después de todo, le ha dado tiempo a aparecer una tercera parte antes de que yo reseñara la primera.

Así, tenemos al hijo secreto de Apollo Creed que, ahora convertido en un hombretón, quiere ser boxeador. Como no consigue que nadie se lo tome en serio, confiesa todo a un Rocky que tiene ya un pie en la tumba para que salga de su retiro y lo entrene para ser campeón del mundo. Y ya está, eso es todo. Buscar una excusa para juntar a los dos personajes, secuencias de entrenamiento y un combate final. Parece (y es) poco, pero hace lo mismo (y bien) que hacía el primer Rocky. Se trata de una película que no va tanto de boxeo como de la vida, utilizando el deporte para articular su discurso sobre el legado y las oportunidades.

Y es que la película no está nada mal. El principal motivo de que la propuesta funcione (para mí, de manera inesperada) es por el gran trabajo de Michael B. Jordan al encarnar al poderoso Creed. Tanto en la parte física como en la interpretativa realiza un trabajo excelente, dando vida al chaval de barrio al que nunca se le ha dado una oportunidad, que hierve de rabia contra el mundo y odia a todos, principalmente a sí mismo, especialmente cuando no se considera merecedor del apellido que tiene (o sí, o no, y a la segunda ya tal). Un montón de matices bien trasladados por un actor que me gusta más a cada película que le veo. Por su parte, Stallone vuelve a hacer de actor por primera vez en veinte años, funcionando a la perfección como un viejo pasado de vueltas que ya no está para tonterías. Consigue transmitir la sensación de deuda que tiene con Apollo, la decadencia de aquel que sabe que fue el mejor pero ahora no es nadie, la necesidad de aconsejar al hijo que nunca tuvo y la falta de fuerzas para afrontar un reto que ya le viene grande. Probablemente su segunda mejor actuación de siempre, que fue reconocida con una nominación al Oscar al mejor actor secundario (perdió ante Mark Rylance de El Puente de los Espías, cosa que trajo cierta polémica, porque muchos en Hollywood consideraron  que a Stallone ya se “le debía” un Oscar).

Creed es una más que correcta actualización del Rocky original a nuestros días. No soy amigo de los reboots, en su mayoría innecesarios, pero cuando se hacen bien es justo reconocer su valía. Trae los temas principales de la película original, actualiza con acierto el contexto y su mensaje y aprovecha las nuevas técnicas para ofrecer un espectáculo nuevo con sabor a conocido. Pese al rechazo inicial que me provocaba, debo reconocer que entretiene con ganas. Se le puede achacar que es una propuesta predecible, con una capacidad de sorprender cercana a cero, pero sigue siendo una propuesta muy bien parida.

Creed coge el espíritu y la esencia de Rocky, aprecia todo lo que nos gustaba del proyecto original y recorre los mismos caminos, a medio camino entre el homenaje y las ganas de hacer un buen trabajo. Yo no di un duro por ella, pero tenemos entre guantes una película de superación bien consistente, con dos actores principales aprovechando un guión bien urdido que acaba con un subidón de bandera marca de la casa.

 

Nota: 7

Nota filmaffinity: 6.6 

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