miércoles, 11 de mayo de 2022

Millenium Actress

Continuamos con el repaso de Satoshi Kon. Quizás no se dice suficiente, pero Millenium Actress es una verdadera maravilla. Gráficamente apabullante, con un ambicioso mensaje repleto de subtextos, enrevesado, pero de una claridad constante, repleto tanto de alta costura como de acrobacias desbocadas. Triunfa al mezclar ingredientes excéntricos sin por ello perder a un espectador mientras se hace un repaso por la historia del siglo XX japonés, hilvanado al destino tumultuoso de una mujer que se convierte por casualidad, por la pasión de un hombre, para huir de su familia y su condición, en actriz de cine. Esta actriz, Chiyoko Fujiwara, ex estrella de unos míticos (y ya desaparecidos) estudios de cine, vive retirada del mundo. Chiyoko acepta conceder una única entrevista después de mucho tiempo. Una entrevista en la que repasará su exitosa carrera en la que sus películas se entremezclan con la historia del cine y la propia historia del país. Uno se pregunta desde un primer momento si el excesivo fervor de Genya Tachibana, el feliz periodista-cinéfilo que recoge sus confesiones, tendiente a una admiración quizás demasiado excesiva, tiene otro rol que jugar en la historia. En efecto, pronto veremos como trae un regalo a la actriz. Una llave, en apariencia banal que abrirá las puertas que retienen el torrente de recuerdos que la actriz está deseando revelar.

Un cambio de género (otra vez) respecto a sus otras películas. No hay aquí rastro de la inquietante confusión de Perfect Blue, ni del optimismo capriano de Tokyo Godfathers o del onírico mundo de Paprika. Millenium actress es una oda de amor al cine, a la capacidad de transmitir historias y emocionar a un espectador que se maravilla ante lo que se le ofrece.

Las épocas de la película cambian continuamente, bellamente representas por una animación excelente, de una factura técnica fabulosa. La cantidad de saltos a través del tiempo, el espacio, la fantasía y la realidad desafían al creador para mantener la coherencia interna de un mundo asombroso, capaz de sorprender a cada nuevo giro de cámara. Se complementa de una música deliciosamente escogida (de Susumu Hirasawa) que es ideal para transmitir con solidez  la magia que la película acoge en su interior.

Tomando como base los códigos del melodrama, Millenium Actress nos lanza, a un ritmo desbocado, a perseguir los recuerdos de Chiyoko. Después de su experiencia iniciática – su encuentro, de niña, con un pintor fugitivo de la policía, que le confía una misteriosa llave a cambio de la promesa de reencontrarse en un futuro – hasta el último plano de su última película, con la posterior clausura de los estudios que la hicieron famosa (daos cuenta, que no desvelo nada aquí, todo se nos cuenta en el primer minuto de película), su vida se nos rememora por completo, siempre a la búsqueda de este hombre-espejismo. Uno capta rápidamente que lo que importa, lo que la guía para seguir adelante no es tanto el resultado como la búsqueda misma. Concebida como una declaración de amor de Satoshi Kon al cine, Miellenium Actress, homenajea con júbilo un puñado de gloriosas referencias cinéfilas (la llave como obvio Rosebud de Chiyoko), elaborando en un magnífico torbellino romántico evocaciones de Kurosawa, Mizoguchi, Ozu y un puñado de obras que no han llegado al público europeo, presto a forjar la filmografía de ensueño de nuestra heroína. El resultado es un monumento de creatividad, una película desbordante y vertiginosa, cuyo preciosismo no frena en modo alguno su capacidad de emocionar. Una magnífica historia de amor, cuya belleza normal deja atónito.

Las transiciones entre época y época (entre película y película) son una muestra de virtuosismo que no dejan a nadie indiferente. Con ellas, se cambia de tercio y la historia dentro de la historia da un nuevo giro. Los diálogos adaptan su tono y su estilo a cada situación con acierto (estupendo trabajo de traducción), inesperadamente líricos incluso en los momentos más tontos. Cada escena funciona por sí misma, pero con todas ellas se conforma una preciosa oda de amor al cine que cierra con acierto en sus compactos 90 minutos. Ni un solo segundo está por estar ni deja la sensación de que falte algo que contar. Eso siempre es un gustazo.


Y bueno, el McGuffin, el enigma sobre el que gira la película. ¿Porqué Chiyoko dejó de actuar? Una vez llegamos a este momento, parece imposible que el desenlace esté a la altura. La trama está pidiendo un más difícil todavía que invalidará cualquier resolución. Pero lo consigue. Vaya si lo hace. Un final apoteósico, perfecto, que duele como una patada en el estómago pero al mismo tiempo es una experiencia catártica, una culminación de la tortuosa búsqueda que comenzó sesenta años atrás. Seguro que muchos sueltan alguna lagrimita en el hospital.

Así que tenemos una película que lo tiene todo. Millenium Actress es un delicioso puzzle que completar, siempre presto a darte una agradable sorpresa ante cada giro de guión. Esta oda al cine de apenas 90 minutos está llena de júbilo, de alegría por vivir y multitud de hallazgos ingeniosos que se prestan a apreciar con más cariño en sucesivos visionados con los que se sigue disfrutando una y otra vez. Y qué final, oiga.

Nota: 9

Nota filmaffinity: 7.4 

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