lunes, 16 de mayo de 2022

A. P. B.

Habitualmente, cuando me dispongo a ver una serie por primera vez, sopeso concienzudamente todas las opciones, con el objetivo de evitar comerme propuestas que no me interesan. A diferencia de las películas, intento cuidar lo que veo, aunque ello me obligue (ejem) a ir a un ritmo que hace imposible estar al día con todo lo que se estrena. Es una característica que acepto, sabiendo que siempre me perderé algo. Por ello, ¿qué hago viendo una serie como APB? Pues que en aquel momento tuve que pasar un tiempo en casa de mis padres y, en casa ajena, hay que ver lo que a ellos les gusta. Y a mis padres les encantan los procedimentales policíacos.

APB juega en ese concepto, este procedimental de la FOX evoluciona el molde CSI dotando a una Comisaría de Policía de Chicago con todos los gadgets y avances tecnológicos inimaginables proporcionados por un trasunto de Elon Musk que se incorpora también al cuerpo. Así tenemos un caso de la semana a lo CSI, solucionado con algún gadget raruno súper-molón de la muerte. Sorprende la ligeraza con la que un ricachón aburrido decida “comprar” una comisaría para usar sus juguetitos, pero THIS IS AMERICA!, y si no compramos el concepto no tenemos serie.

En esta primera y única temporada se utiliza la excusa de un caso a investigar para divagar sobre los límites de la tecnología, con pinceladitas sobre las consecuencias éticas de las “leyes naturales” que se están rompiendo, tanto en la posible evolución de la sociedad como en las consecuencias que cada elemento tiene en la vida del individuo y su relación con el estado y las empresas. Se aprecian toquecitos de querer parecerse a Robocop o Minority Report, metiéndose en berenjenales filosóficos que a la postre le vienen muy grandes y no sabe resolverlos demasiado bien.

En todo momento se circula por lugares comunes, sin espacio para la sorpresa: su caso semanal, su sub-trama romántica y el inevitable malo maloso de fondo que se mantiene toda la temporada. Su simplicidad le permite funcionar aceptablemente (ejem) como propuesta ligerita para paladares poco exigentes. No en vano, si NCIS, Bones o el mismo CSI pueden aguantar años en antena, ésta podría haber sido un aceptable sucedáneo.

No acompañan unos actores principales algo sosetes. Justin Kirk y Natalie Martinez son los encargados de cargar esta propuesta bajo sus hombros, aunque no se acaban de creer mucho la propuesta y funcionan con el automático puesto. Van justitos de carisma y el guión tampoco les permite tener una especial profundidad, por lo que la serie da para lo que da.

No es de extrañar, entonces, que la serie no renovara tras su primera temporada. Si bien en su desenlace los creadores decidieron echar el resto, y se guardan un pequeño subidón para dejar buen sabor de boca, la calidad de APB no es precisamente desbordante. Por ello, el cliffhanger final quedará en suspenso sin que nadie eche precisamente de menos su resolución.

Así, ¿qué tenemos? 1 temporada de serie de 12 capítulos de 45 minutos de una correcta factura técnica que funciona como procedimental. APB es una más de la miríada de clones de CSI que han surgido a lo largo de los años, sin apenas nada que la diferencie de su competencia. Sin destacar en absoluto por su calidad, no resulta insultante, y pudiera funcionar para quien pudiera querer una cosa ligera cortita que dejar de fondo sin prestar mucha atención. Cada uno con sus prioridades.

 

Nota: 3

Nota filmaffinity: 5.1 

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