viernes, 7 de febrero de 2020

El enredo de la bolsa y la vida (Eduardo Mendoza)


Parece que llevo un tiempo manteniendo la tendencia de leer un libro chorra cada dos propuestas serias. Ahora le ha tocado el turno a una de las memeces de Eduardo Mendoza que tenía pendiente desde hacía demasiado. Vuelven las aventuras del loco.

Título: El enredo de la bolsa y la vida
Autor: Eduardo Mendoza
“El anónimo detective de El misterio de la cripta embrujada, El laberinto de las aceitunas y La aventura del tocador de señoras regresa a la acción en tiempos de crisis. Contra su voluntad, es decir, movido por la amistad y sin un euro en el bolsillo, vuelve a ejercer de insospechado sabueso en la Barcelona de hoy en una carrera contrarreloj por desarticular una acción terrorista antes de que intervengan los servicios de seguridad del Estado.

Años después de dejar el sanatorio mental donde compartieron celda, Rómulo el Guapo le propone un golpe a nuestro protagonista. Su negativa y le misteriosa desaparición de Rómulo serán el arranque de un enredo para resolver un caso de repercusiones internaciones con la ayuda de un infalible equipo: La adolescente Quesito, el timador profesional Pollo Morgan, el africano albino Kiwijuli Kakawa, conocido como el Juli, la Moski, acordeonista callejera, el repartidos de pizza Manhelik y el señor Armengol, regente del restaurante Se vende perro.

A estas alturas, el libro no nos va a sorprender y es lo que esperábamos: una chorrada gigantesca de principio a fin. Sin embargo, tiene ese puntito entrañable que hace que lo leas con una sonrisita tonta en todo momento.

El argumento como tal es de lo más peregrino, siendo con diferencia el más esperpéntico de las aventuras del Loco. Nunca lo habíamos visto sumergido en un complot internacional con el destino de la Unión Europea entre sus manos, ni lo teníamos rodeado de una panda de incompetentes de este calibre. Pero lo más importante: sigue haciendo gracia. Las risitas te las pegas, aunque la trama no haya por dónde cogerla y el final sea un poco… bueno, un final. No es cómo los libros de Pratchett (que juega en otra división) que te hacen reír y luego te hacen pensar, no. El enredo de la bolsa y la vida busca el chascarrillo fácil y meter cuantos más gags mejor en el poco espacio que tiene.
 
El lugar donde se decide el destino del mundo (más o menos)
Lo más importante es que el loco sigue siendo el loco. No hay mucho que decir sobre él, se trata de un personaje estrafalario que no hace más que proporcionar diversión, con toneladas de historia que vienen de antiguo (quinto libro) y que Mendoza no se molesta mucho en refrescar.

El libro dura apenas 200 páginas de letra muy grande, lo que lo hace ideal para leerlo del tirón, en un viajecito tonto de avión, dónde lo único que querrías es relajarte y reírte un poco. La florida prosa de Mendoza se pierde más que nunca en chorraditas, mezclando hipérboles gargantuescas con la incapacidad de los personajes de entender la más mínima lógica. Puede no ser un estilo para todo el mundo, pero disfruto con él, especialmente cuando renuncia a cualquier tipo de trascendencia.

Eduardo Mendoza, el de las locuras




Después de pasar a través de un par de libros bien seriotes, necesitaba una memez como ésta. No veáis lo bien que ha entrado. A la que te pones a pensar sobre él, el libro no es que realmente valga mucho, ni por su argumento ni por sus personajes, pero se trata de un desengrasante muy agradecido. Si Mendoza no va a ser capaz de escribir otra Ciudad de los Prodigios, por mí que siga haciendo estas tonterías vacuas, que me divierten mucho.

Nota: 5
Nota goodreads: 3.43/5

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