sábado, 1 de septiembre de 2018

Todo sobre mi desmadre


MI hermano es un fan declaradísimo de Jonah Hill y, ahora que volvemos a pasar un poco de tiempo juntos, pues a veces hay que ceder un poco y ver hacer cosas juntos y tal y tal. Si no anda que yo iba a ver esta película.

Jonah Hill interpreta en este caso a un pelota que trabaja dentro de la industria discográfica que, viendo la oportunidad de dar un buen pelotazo, decide ofrecerse voluntario para acompañar a una descocada estrella del rock para forzarle a que dé un concierto que le devuelva a la fama. Sin embargo, no ha tenido en cuenta su propia estupidez ni la falta de cordura del músico, lo que dará lugar a un montón de desventura a cada cual más loca y pasada de página.

Todo sobre mi desmadre es una película más de la factoría Apatow, una de las más fértiles a la hora de generar comedias estúpidas facilonas de digerir. Esta mezcla entre Zoolander y Resacón en Las Vegas (imagino que creada a la sombra del éxito de esta última) es una memez de calibre descomunal, como suele ser característica de la casa, desbordante de mal gusto y bien capaz de matar neuronas a partir de los cinco minutos de visionado.

Sin embargo, como también suele ocurrir en Apatow, se las arregla para meter unos cuantos tiritos bien dados a algún estamento yanqui, bien camufladito entre tanta tontería. En este caso, sirve para retratar con extraña verosimilitud como funciona el star-system musical de EEUU, desde cómo se fabrica un disco, hasta la “nula” influencia de las estrellas en sus propios proyectos, pasando por las pre-generadas escenitas de paripé para gustar a las minorías (impagable). Además, tal como ocurría en Zoolander, hay que destacar la sorpresa que supone el chorrón de cameos de gente conocida del panorama musical: Kate Perry, Christina Aguilera, Puff Daddy… Hasta Lars Ulrich, de Metallica, en uno de los papeles secundarios más divertidos de la película.

La película da dos horas de chistes de caca-culo-pedo-pis llevado al límite, con gilipolleces tan enormes que hay escenas que te tienes que reír sí o sí. Me imagino la reunión para generar el guión, con todos los escritores puestísimos de todo barruntando tontería tras tontería en torno a los desfases con el sexo, el alcohol y las drogas en la música y luego buscar la manera de generar un argumento con ello, sin borrar ninguna de las chorradas que se les ha ocurrido. El gamberrismo destila tan mal gusto que es imposible que puedan haber salido de una mente cuerda. Los guionistas debían ir tanto (o más) puestos que los personajes de la película (muchas drogas últimamente). 


 Para poner un poco de orden en este engendro, se pone en la dirección a Nicholas Stoller, que ya empieza a tener un historial en películas de este estilo (ninguna especialmente brillante, pero el patrón es apreciable). Fracasa completamente al dar ritmo o dar un poco de personalidad en la puesta en escena, pero supongo que generar una película “coherente” con el engendro de guión que le deben haber dado ya tendrá su mérito. En ese sentido, un pequeño recorte en la duración habría venido bien al conjunto, acercándose peligrosamente a las dos horas cuando 90 minutos justitos le habría dado bastante más vidilla.

Sin embargo, si algo salva a la película es la estupenda química entre ambos protagonistas. Jonah Hill se mueve como pez en el agua con su personaje de pardillo ambicioso, complementándose de una manera inesperadamente brutal con un Russell Brand en estado de gracia, que llena la pantalla con su singular caracterización de un yonkarra deprimido riquísimo, con sus locuras, sus bajonazos y su incapacidad para reconocer la realidad que le rodea. Si hay chistes que funcionan y la película vale algo es por el (buen) trabajo de ambos.



Me despido con una pregunta: ¿Cómo se llega de “Get him to the Greek” a “Todo sobre mi desmadre”? ¿Cuál es el chiste del título en inglés?-

Bueno, en conjunto, Todo sobre mi desmadre es una película con poco sentido, menos ritmo que esconde una inesperada sátira a la industria musical y un desenlace que es una auténtica memez. Sin embargo, está protagonizada por dos actores con una química brutal entre ellos y se atreve a soltarte estupideces tan bastas que no te deja indiferente y te sacará alguna carcajada. A fin de cuentas, un producto más de la factoria Apatow, con tus aciertos y defectos característicos. Películas que funcionan para ver con los amiguetes aderezada con un buen exceso cervecil (o similar).


Nota: 3
Nota filmaffinity: 5.1

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