Realmente, estaba convencido de que esta
película ya la tenía reseñada, mira tú por dónde. De cuando fui a verla al cine, recordaba que, aunque era malilla, me había resultado entretenida. Vilipendiada
cruelmente, creo que se debe más a la ridícula calidad de sus secuelas más que
a los errores de ésta.
Sam Witwicky es un chaval que acaba de
conseguir dinero para comprar su primer coche. Poco imagina que el coche que
compra es en realidad un robot extraterrestre transformable que va en busca de
la Chispa de la Vida, que no es la Coca-cola, sino un artefacto olvidado que
cayó en la Tierra hace muchos años. Sam se verá implicado en una lucha, entre
robots buenos “Autobots” y robots malos “Decepticons”. Pronto será imposible
mantener en secreto su existencia, al empezar una guerra abierta en la Tierra.
Todos sabemos de dónde sale esta película. La
mítica serie de dibujos de los años 80 necesitaba (o tocaba) su versión de
película. Y como buena serie de robots gigantes luchando entre sí, tenemos una
película plagada de efectos especiales, mucho mejores incluso que sus secuelas,
un ritmo movidillo y unos cuantos chistes chusqueros para meter ahí en medio,
entre una sucesión de explosiones. Diversión fácil y (ésta sí) sin ganas de
tomar mucho el pelo al espectador.
ACTORES: En ésta Shia LaBeouf parece que
intenta interpretar algo, haciendo de chavalín que intenta ligar con la tia
buena del instituto. Podría ser peor, podría ser que le tocara únicamente lucir
palmito como hace Megan Fox (que lo hace muy bien, por cierto). Del resto del
elenco mejor no hablar, Voigt y Turturro llegan a dar vergüenza ajena en
algunos momentos. En cambio, los robots actúan bastante bien.
DIRECTOR: Recordemos, estamos hablando de la
adaptación de una serie de robots gigantes peleándose y dándose hostias, con
mucho fuego y mucho humo. Sabiendo que Michael Bay disfruta de las explosiones,
tiende a hacer buenas coreografías y
adora buscar excusas para poner más explosiones, ¿cuál es el problema? Ha tomado
a los míticos Transformers y los ha convertido en máquinas de acción. Era lo
que interesaba, ¿no? Luego podemos entrar en lo innecesario de escenas como el
segundo ataque del escorpión, el interrogatorio del FBI o la interminable
(aunque francamente entretenida) lucha final. La súper-publicidad de lo molón
que es el ejército yanqui tampoco acaba de gustarme, pero bueno, Bay está toda la película haciendo lo que sabe hacer, y es meter muchos efectos
especiales. Visualmente es increíble y muy superior a sus secuelas, de las que
da gusto ver en el cine por el puro despliegue visual que llega a generar.
Reconozco que la escena de los Transformers
intentando esconderse en el jardín me ha vuelto a hacer mucha gracia.
GUIÓN: Inexistente. Diálogos ridículos, algo
parecido a una historia como excusa para poner muchas explosiones. Le sobra
mucha tontería, pero supongo que es el precio a pagar para tanto efecto
especial molón. El personaje de LeBeouf es una suerte de niño de ocho años que
ve el mundo con entusiasmo e ingenuidad. Más tonto y no nace. Es tan bobo que
hasta se hace entrañable. Tampoco podía faltar el toque friki “¿Ha pasado
Freddy Kruger por aquí? No, él tiene cuatro garras, ahí hay tres. Ha sido
Lobezno”. Y que los robots aprendan idiomas por Internet y encuentren al chaval
a través de e-bay ya es la monda. El porro que se fumaron los responsables al
escribir lo que podría haber sido una bazofia les ha cundido bien.
Es la típica película palomitera para
disfrutar en una buena televisión, todo el HD posible, mucha cerveza y poca
exigencia. Aunque se alarga en exceso, cumple para mantener entretenido y abusa
(y bien) de los efectos especiales. Como es una película simple y fácil,
reventó taquillas a lo bestia, lo que derivó en una serie de secuelas a cada
cual más horrenda.
Nota: 4
Nota filmaffinity: 5.4
Sus apabullantes efectos especiales fueron
premiados con tres nominaciones (sonido, efectos sonoros y efectos
especiales). Perdió los primeros frente
a otra producción similar (El últimatum
de Bourne) y los últimos ante la bonita pero vacía La brújula dorada).
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