La fórmula 1 me encanta, su mística, la
pasión por el motor, la épica de los mecánicos y la destreza de un piloto que
construye sus victorias sobre músculos de metal. La película, con guión del
reputado Peter Morgan y dirigida por el impredecible Ron Howard, es toda una
auténtica garantía de calidad. Estas dos cosas juntas prometen, y mucho.
La película se centra en la rivalidad de dos
enemigos acérrimos en ese monstruoso circo de lunáticos que es la Fórmula 1.
Dos espléndidos pilotos tan contrarios como geniales. Por un lado, el británico
James Hunt, puro talento con las manos pero mujeriego, juerguista e
indisciplinado; por el otro, el frío y calculador Niki Lauda, un experto en las
telemetrías y la técnica, obsesivo y disciplinado hasta niveles inhumanos.
Estos dos carismáticos colosos chocaron a lo largo de su carrera en las
carreras, desatando una rivalidad dentro y fuera de las pistas que culminó en
el dramático y prodigioso mundial de 1976 (el más ajustado de la historia) cuya
estela aún persiste en nuestros días.
Por fin una película de carreras que no es
sólo para locos de los coches. No es necesario ser un aficionado a las carreras
para comprender la temeridad de los pilotos, la necesidad de ir al límite, la
conciencia de cuando es riesgo o cuando locura, el hambre de victoria, la
disciplina, el esfuerzo y el talento… Si ya encima eres de los que disfrutan
con una apurada de frenada, un adelantamiento imposible o sientes la adrenalina
de un inicio fulgurante... Pues vas a disfrutar como un enano.
ACTORES:
Chris Hemsworth se aleja (por fin) del prototipo de Thor y compone muy
bien a un chico malo con talento. No sólo se parece mucho al mítico playboy
James Hunt sino que consigue darle el carisma que se merece a un mujeriego,
competidor, orgulloso y prepotente piloto de F1. Muestra que está perfectamente
capacitado para ser más que un “chico mono” en su mejor papel hasta la fecha.
Enfrente, Daniel Brühl realiza una composición magnífica del obsesivo Niki
Lauda, mostrándose como un ejemplo de esfuerzo, seriedad y profesionalidad
sobrepasando en mucho el fanatismo. Hay que destacar su trabajo de la misma
manera que el de un campeón de F1. El actor vuelve a demostrar su dominio de
los idiomas, y aunque parezca una minucia, tan solo oírle hablar con el acento
austríaco de Lauda (el actor es alemán, y ambos acentos difieren mucho) se nota
lo mucho que ha trabajado su personaje. Ello se ve en pantalla, y Brühl
consigue una de las interpretaciones más creíbles de su carrera, con momentos
de una gran profundidad dramática (una simple escena de cómo intenta ponerse el
casco de competición hace que uno se estremezca), hacen de su papel en el filme
sea el más reseñable de entre sus compañeros. Dos formas de entender las
carreras totalmente diferentes, pero al mismo tiempo, dos caras de una misma
moneda.
Sólo una cosa. Alejaos de la versión doblada
al castellano. Mata casi toda la interpretación de Brühl.
DIRECTOR: Ron Howard ha hecho cosas tan malas
como Ángeles y demonios o El dilema, pero también ha demostrado
que si se esfuerza puede hacer grandes cosas como con Willow, Una Mente maravillosa o Frost
contra Nixon. Y esta vez, sabiendo que tiene un gran guión, se ha esforzado
al máximo. No sólo te sumerge en la mente de ambos monstruos de la competición,
con gran coherencia y exactitud, sino que cuando empiezan las carreras, ENTRAS
EN EL ESPECTÁCULO. Cilindros en movimiento, adrenalina, goma quemada, hierba
volando y a correr. Howard mete la cámara en los coches, en la vibración de los amortiguadores, el sudor de
los pilotos, las gotas de lluvia que no dejan ver… Una recreación espectacular
y fidedigna de los circuitos ayudada por imágenes reales de la época,
combinación ideal para hacerte vibrar y vivir al límite las carreras y así
entender a estos yonkis de la velocidad (que en el fondo es lo que son).
Consigue captar la asfixia que se siente dentro de uno de estos bólidos, junto
con la angustia de los accidentes y la temeridad en la que viven. Un ejemplo de
auténtico temple al mando de las cámaras, dentro y fuera del casco, un lujo
digno de apreciarse en la más oscura de las salas y la más grande de las
pantallas.
Si a eso le añadimos una partitura
espectacular a cargo del maestro Zimmer… pues ya nos quedamos a gusto del todo.
La escena en que se hace una analogía entre
conducir al límite un Fórmula 1 con una operación de urgencias a vida o muerte
es preciosa, sin duda. Si a ello le juntamos las victorias por televisión
mientras se realizan aspiraciones pulmonares… Encontramos dos escenas (entre
muchas de la película) que hacen estremecer.
Los no fanáticos de la F1 no podrán reconocer
a Enzo Ferrari, Frank Willliams, Bruce McLaren y la perfecta recreación de cada
curva de Interlagos, Nurbürgring, Fuji, Jarama,… pero esto no les impedirá
disfrutar del soberbio espectáculo.
GUIÓN: El guión es solidísimo en varios
aspectos. Disecciona perfectamente la mente de las dos fieras competitivas.
Consigue mostrarnos de manera fascinante la vida de cada uno de ellos, de dos
hombres opuestos destinados a enfrentarse y cuyo odio mutuo despertaba un afán
de superación y estímulo constante que hacía desarrollar sus carreras para
deleite del espectador. Una misma cosa enfocada de forma tan diferente, y en
ambos casos que te lleva a ser un ganador, un campeón del mundo. Sin duda, esto
nos recuerda que a veces en la vida hay diversas formas de afrontar un mismo
problema - muchas de ellas opuestas - y todas igualmente válidas. La película
nos muestra el contraste de ambos, su rivalidad, su forma de hacer las cosas,
de enfrentarse a todo cual gladiadores que salen a la plaza sabiendo que ese
día puede ser el último.
En la película se muestra claramente no sólo
la tensión de la competición sino todo lo que rodea a la misma: Motivación,
esfuerzo, superación, hambre de victoria, el entorno… Transmitiendo que el
mencionado deporte es algo más que una serie de enfrentamientos: un espíritu,
un riesgo, toda una serie de factores físicos, psíquicos y de gran audacia
(demostrado esto último no sólo durante, por ejemplo, un adelantamiento en una
carrera, sino también en la interesantísima parte concerniente a la ingeniería
de los vehículos).
Me encanta el hecho de que al principio, la
historia se centra totalmente en Hunt, y Lauda es un simple “enemigo” pero,
poco a poco, la película se va centrando en la enemistad entre ambos para
acabar centrándose más en Lauda, siendo el británico “un grano en el culo” del
austríaco. De esta manera podemos comprender a los dos y ver todo desde el
punto de vista de ambos. Esta cabriola está muy bien resuelta junto con la gran
tensión del campeonato y la solidez en la dirección de Howard que, quizás, se
encuentra ante su mejor trabajo.
Este film gana a otras preciosidades del cine de
carreras, como puede ser Dias de trueno,
Grand Prix o LeMans justo porque
transmite igual de bien qué pasa dentro de las carreras como además muestra una
historia vibrante y cercana fuera de los coches. Por otro lado, el final en Fuji puede parecer muy efectista,
pero si uno investiga y busca la verdad, se puede sorprender de que a veces la
épica real supere a la ficción…
El saludo en la carrera final entre ambos,
justo antes de empezar, es muy emotivo, igual que su última charla junto al
avión. Me ha gustado especialmente ese mensaje de que es bueno tener enemigos
(en plan light) que nos motiven a ser mejores y que nos lleven hasta el límite
para superarnos. Buena filosofía de vida. Buena forma de acabar una película
(si obviamos las innecesarias imágenes de archivo con el destino final de
Hunt).
"Rush" es el pique, tanto la
especulación en su alma como su espíritu sobre las ruedas, los diseños
automovilísticos han sido calcados prácticamente a la perfección y la veracidad
es palpable en cada fotograma, incluso cuando enfoca un minuto en falso, a la
par que capta también la motivación de estos locos incomprendidos tras el
volante como nunca, en uno de los pulsos más recordados (y es que las ganas de
triunfar salen tan caras como provechosas) en la historia de la Fórmula 1, el
golferas de Hunt y el jodido Niki Lauda.
Nota: 9
Nota filmaffinity: 7.6
Aún es pronto, pero tal como me pasó con Argo, esto tiene muy buena pinta para
pedirse algunas estatuillas.
Ya quería verla, pero ahora fijo que cae.
ResponderEliminarLa peli está pero que muy bien. Se nota que me ha gustado, ¿no?
ResponderEliminarMt