Clooney parece que sigue en su línea de
producirse sus propias películas. Así se queda tranquilo, hace lo que le da la
gana y se asegura unos buenos cuartos… se cuida el hombre, y además se permite
hacer cosas raras como ésta.
Jack (o Edward) es un mercenario que trabaja
solo. Un contacto le indica dónde debe ir, a qué debe hacer y a quién debe
matar. En Suecia, algo sale mal y debe huir, refugiándose en un pequeño
pueblecito del norte de Italia, dónde trabará amistad con el párroco y se
enamorará de una prostituta. No sabemos muy bien a qué se dedica ni quién le
paga ni porqué hace esto, es sólo un hombre solitario al que le llega un nuevo
encargo, que él tiene intención de que sea el último.
Quién coja The american con la ilusión de encontrar la típica receta “made in Hollywood”
con acción desbordada, explosiones y efectos a mansalva, patadas y hostias
chulis y demás, se llevará un fiasco de los grandes. Esta cinta no anda por
ahí. Su meta es totalmente distinta, centrándose más en el drama que en la
acción, en el derrumbe moral del pecador, en desentrañar las miserias que
marcan la existencia diaria de un sicario como Jack, un buen George Clooney.
Un primer plano que enmarca una postal
gélida, un hombre y una mujer que caminan por la nieve. Un sexto sentido indica
al hombre que alguien les sigue, imperturbable, se prepara para recibir al
recién llegado con total eficacia y sobriedad. Una vez en Italia, Edward está
siempre alerta, siempre dispuesto, siempre en tensión pero nunca impaciente,
nunca trastornado. Es la viva imagen de un asesino asceta, cual samurái que
vive de acuerdo con su deber (después de Musashi,
reconozco mucho más estos detalles del “bushido”.
ACTOR: El 95% de los momentos en que no estás
viendo un paisaje tienes un primer plano de George Clooney, ya sea mirando por
la ventana, tomando un café o echando un polvo.
Y si la película se puede sosterner, es precisamente por él. Su
interpretación da una cierta credibilidad a un Bond artesano, un Bourne
desencantado, un ronin de la desesperanza, un León que conoce de antemano su
destino de condenación y sale a su encuentro sin miedo, solo con una leve
amargura maldiciendo su suerte. El resto de secundarios sólo están para
mantener las formas.
DIRECTOR: El prólogo es precioso e hiriente,
una acción perfectamente situada in media
res que seguro no deja indiferente. A partir de aquí, una serie de elipsis
te desplazan a la Bella Italia. Se nota que el ya desaparecido Corbjn era
director de fotografía, porqué lo que son paisajes, encuadres milimétricos,
texturas… Son impecablemente perfectos. Las escaleras del pequeño pueblo, las
diferentes “tornantes” que jalonan el camino en incluso la atmósfera da una imperturbable
sensación de fatalidad. Mezclando los bellos paisajes con aromas de Samurái y
detalles típicos del Western obtienes una película tan bonita como vacía. La
película transcurre en medio de una calma tensa que no afloja en ningún
momento, pero que no desemboca en nada. Las escenas de acción son de otra
época, más parecidas a un Western de Leone o Ford que a una película actual,
pero que, unidos al propio carisma de Clooney, sumado a la belleza de los
encuadres puede mantenerte atento a la lacónica vacuidad que tienes en la
pantalla.
No dudo que el gobierno italiano habrá
contribuido a la financiación de la película, o el mismo Clooney habrá decidido
rodar la misma cerca de su casa, para no tener que moverse mucho de su mansión,
por ahí andará el tema.
GUIÓN: Aquí es donde flojea más la película.
Faltan muchos detalles. Es perfectamente posible contar una historia abusando
de las elipsis, pues muchos maestros lo han demostrado, pero aquí Corbjn acaba
fallando. En esta suerte de Samurái moderno que pide a gritos profundidad y
porqués, la falta de ritmo y los errores de lógica provocan el fracaso de una
historia nimia compuesta por 5 personajes en los que incluso 3 parecen estar de
relleno.
En el momento, es capaz de captar la
atención, pero la sensación final de haber visto un publi-reportaje de las
montañas italianas con Clooney de narrador no te la quita nadie.
No sé si a Clooney le apetecía colaborar con
Corbjn, quería hacer un reportaje sobre la vida en los pueblos italianos o si
quería regalarse una película de actor “a su medida” o cuál es la razón por la
que Clooney ha realizado este proyecto. Es una cosa bastante rara que a buen
seguro le habrá costado dos duros y a poco que haya recaudado, le habrá salido
a cuenta, pero normalmente, sus películas autoproducidas suelen ser bastante
más aprovechables.
No voy a negar las virtudes de este producto
como, por ejemplo, la extraordinaria fotografía, las excelentes panorámicas de
pintorescos paisajes rurales, la soberbia puesta en escena, el prometedor
arranque inicial, la belleza de Violante Placido o la atávica simplicidad de
las escenas de acción. Sin embargo, ese pulso narrativo tan lento termina
echando por tierra todo lo bueno de su impecable estilo visual. Y es que por
mucho que quisiera defender a este filme no puedo dejar de admitir que aburre
(y te aseguro que lo hace de manera atroz). De acuerdo que logra mantener una
cierta incertidumbre teniendo en cuenta que es una historia con un guión
sencillo a más no poder, ¡pero es que se pasan cuatro pueblos con tanto silencio
y con esa narración tan lenta! y eso sin nombrar alguna escena que no hay quien
se la crea y lo previsible que resulta también alguna otra.
Y poco más voy a añadir, si el El americano te coge con ganas de ver
cine del correcto, del hecho preocupándose principalmente por lo formal,
entonces quizás sea de tu agrado. De lo contrario no te lo recomiendo porque,
al fin y al cabo, no pasa de ser un filme tan correcto como olvidable.
Nota: 5
Nota filmaffinity: 5.2
No hay comentarios:
Publicar un comentario