Después de ver Vicky Cristina Barcelona y A Roma con amor, me quedaba por reseñar
una película para cerrar la trilogía de turismo de ese particular director
llamado Woody Allen. Tocaba pues, dedicarle un tiempo a Medianoche en París.
La película, con la
romántica y nostálgica Paris como centro de operaciones, nos presenta a Gilles,
un novelista frustrado que vive creando guiones que odia para Hollywood. Junto
a Inés -su prometida- y sus suegros, está de turismo en París, visitando a unos
amigos. A Gilles no le gusta su
presente, dónde vive hastiado al no creerse capaz de cumplir sus sueños.
Paseando por las calles de París suspira por una oportunidad para trasladarse
al París de los felices años 20, cuando la ciudad bullía con la presencia de
los mayores genios artísticos de la época. Una noche, después de una buena
borrachera, es recogido por un coche de época y trasladado a un bar muy
especial. Gilles se dará cuenta que a veces los deseos se hacen realidad,
aunque no sea de la manera que uno espera. Se ha visto trasladado a los años
20, y todos sus referentes están frente a él, viviendo y festejando la locura
de París.
Ésta es sin ninguna duda la
mejor de las películas “turísticas” de Woody. Sigue componiendo una preciosa
postal sobre la ciudad y no deja un rincón bonito que mostrar, otorgándole el
aura mística que sólo las grandes ciudades saben tener. Sin embargo, en esta
película la ciudad no es la protagonista sino sólo el más bello escenario
posible para una historia muy trabajada, llena de detalles y mucho mimo. Esta
vez, Woody no se ha limitado a sacar la chequera y nos deleita con una buena
película. Es una película
que transpira buen humor, transpira amor, respeto por las calles que pisa y por
las figuras clásicas que expone, cariño hacia la figura que Woody Allen fué,
agrado hacia el presente y nostalgia hacia el pasado
ACTORES: Toda la película
gira en torno a un Owen Wilson que disfruta de un guión que parece hecho para
él. Su personaje es soñador e idealista, tramposete pero ingenuo y, sobretodo,
se mueve en un estado de confusión tan alucinado que resulta entrañable. Hace
el mismo papel que ha hecho toda la vida pero con un personaje muy bien trazado
en una película que gira en torno a él y exhalando unas dosis de buen rollo
vitales para el personaje. Nunca destacará por ser un gran actor o tener
registros, pero esta vez, lo clava que da gusto. El resto de personajes son muy
secundarios y costaría mucho destacar a nadie.
DIRECTOR: Dentro de la trilogía turística, ésta
es probablemente la obra más pensada. Allen nos hace de guía por París con una
fotografía perfecta -como ya viene siendo habitual- y una composición de
escenas impecable. Mientras Barcelona se convierte en un lugar perfecto para
orgías, Roma en un lugar lleno de absurdeces, París es una ciudad llena de
lluvia, evocación y ensueño, repleta de artistas en plena ebullición donde
incluso ir de vientre es motivo de admiración. En eso consiste la película, es
un gran ejercicio de nostalgia, una quimera dónde, de repente, cualquier cosa
pasa a ser posible.
La presentación de los
personajes, de la fauna nocturna que puebla los bares de París, es magnífica.
La sucesión de apariciones en un impecable “más difícil todavía” te deja
pensando “a ver quién aparece ahora”, entradas impecables como la de Hemingway,
Buñuel o Dalí te dejan con una inevitable sonrisa en los labios.
No vas a encontrar errores
en los planos, pues ninguno se aleja del noble propósito de contar una historia
imbuida en irrealidad. El escaparate de sueños que Allen crea gira en torno a
la figura del artista -el que fue, es y será- en este ejercicio sencillo pero
delicioso, original y, a su manera, magistral.
Allen juega con la idea de
“cualquier tiempo pasado fue mejor”, tratando con cierto cariño la nostalgia
-¿reminiscencia de sus inicios como cineasta?-, pero recordando que cada pasado
tiene su pasado y el futuro aún está por decidir, usando unas bellas metáforas
finales muy logradas.
GUIÓN: El guión es una
muestra de la calidad que tiene Allen -cuando quiere- como cineasta, además de
su gran bagaje cultural. La creación de los personajes es perfectamente
redonda, tanto los famosos artistas como el escritor entrañable, extravagante y
frustrado que va a París en busca de inspiración -si es que Woody, aunque no
salga, sale en la película-. El carácter de cada personaje histórico está muy
bien reflejado y diferenciado, carismáticos todos ellos y con diálogos bien
encontrados. Consigue hacerte reir, simplemente con el hecho de qué puede pasar
a continuación -hilarante la escena de los surrealistas-. El desarrollo de toda
la ensoñación comprende un crescendo
magnífico, muy redondo y perfectamente rematado.
Hay que reconocer que
requiere que el espectador tenga bastante idea de qué ocurría en el París de la
época y conozca la vida de los personajes históricos para poder captar todos
los guiños, todos los detalles y todas las piezas que convierten a esta
película en muy destacable. La falta de ese conocimiento puede lastrar el
disfrute de la obra, sin duda.
Justamente ganadora del
Oscar al Mejor Guión, y nominada a Película, Actor, Director y Escenario -casi
nada-.
Impagable ese Hemingway de
pega, gran Cole Porter y sus canciones, divertido Buñuel, Dalí, no tanto
Belmonte, regular Picasso, y viva Gertrude Stein). Me gusta más París de noche
que de día. De noche me lo paso mejor y Gilles creo que también. De noche
conoce, vive, baila, besa, llueve. Me gusta París la nuit, la ciudad que visitaré en busca de coches de colección, de
alguna rubia a la que le guste la lluvia, justo cuando suenen las campanas a
medianoche. Y no me quiero olvidar del gran chiste sobre el detective
desaparecido que aparece en la corte de algún Luis de Francia: "creo que
me equivoqué de camino"
Por finalizar, lo que más
destacaría es la sonrisa que consigue arrancarme desde que Owen Wilson habla de
París hasta que cae la lluvia final. Es una sonrisa afable, nostálgica y
entrañable, de la que es imposible separarse. Si el cine es la búsqueda de
emocionar, esta película lo ha conseguido de la manera más agradable.
Resumiendo que es gerundio,
es una peli absolutamente recomendable a todo aquel que sepa de qué va Woody y
no le importe y a todo aquel que en las tardes de otoño sienta un inevitable
impulso de mirar al infinito por la ventana mientras se toma un chocolate
caliente.
Nota: 9
Nota filmaffinity: 7.4
Yo la vi y no me gustó mucho. Pero me alegro que a ti te haya gustado^^
ResponderEliminarUn besito
Se nota un poco que me gustó, no? ^^
ResponderEliminarGracias por pasarte y comentar!
Mt
LA HE VISTO DOCE VECES Y LA SEGUIRE VIENDO HASTA EL FIN DE LOS TIEMPOS.BELLISIMA. UN MONUMENTO AL TALENTO DEL CINE SIMPLE, PROFUNDO Y BRILLANTE.
ResponderEliminarOjalá Woody Allen haga una segunda parte.Es un guión muy original ambientado en una época espectacular.
ResponderEliminarNo veo muy claro como podría salir una secuela de aquí, pero no niego que tendría su gracia. Ahora bien, eso es algo que Woody nunca ha hecho en 40 años de carrera. No cambiará ahora xD
EliminarMt