¿Se puede mezclar un planteamiento de ciencia-ficción con las
aventuras medievales más tópicas imaginables? Es evidente que si, como demuestra
esta película.
Un astronauta está en apuros y se ve obligado a
realizar un aterrizaje forzoso. Pero no viene solo, pues con él ha
llegado un monstruo voraz y sanguinario. El planeta donde se estrella resulta ser la Tierra en
plena época de los vikingos, por lo que nuestro astronauta se verá obligado a
encontrar ayuda de los primitivos guerreros. Aunque le reciben con recelo, su
belicosa naturaleza les llevará aceptar el desafío que supone la caza de la
bestia.
Y es que a los vikingos no les hace falta muchas razones
para ponerse a arrear hachazos, y si hay un monstruo peligroso y letal al que
matar, mejor. Hay que reconocer que el inicio descoloca lo suyo, ya que lo que
empieza como una película futurista se transforma de pronto en una peli
medieval con unos paisajes muy chulos. El “cambio de ambiente” es muy chocante.
ACTORES: El uniregistro Caviezel protagoniza esta musculosa
película de acción. Ni él, ni ninguno del resto del elenco se molesta en dotar
a sus personajes de la más mínima expresividad, pero cumplen con su faena. El
guión no les exige apenas y ellos no destacan negativamente en ningún momento.
Simple corrección con lo que se les pide.
DIRECTOR: Hace falta tener mucho valor para mezclar aliens, viajeros del espacio y vikingos sin caer en el ridículo ni en el esperpento… Y no se cae en ningún momento. Obviamente, la película no destaca por su profundidad ni por sus enseñanzas de ética, pero el director nos obsequia con una fotografía muy lograda, una puesta en escena muy digna para los medios disponibles y unos efectos especiales sencillos pero eficaces. El bicho está bien creado y rebaña a diestro y siniestro. Las escenas de acción están realizadas con solvencia y se agradece que el cámara no tenga el baile de San Vito. Esto se completa con un ritmo bien llevado, que permite que sus cien minutos de duración pasen agradablemente.
GUIÓN: Como cualquier película de monstruos medieval, la
historia es más simple que el mecanismo de un botijo. Es previsible y con unas
cuantas dosis de incoherencias, pero en ningún momento da la sensación de estar
alargada ni de presentar escenas innecesarias. Los diálogos son simples, pero
no son estúpidos ni atentan contra el buen gusto. La historia de amor
-obligada- no es más empalagosa de lo debido y el final es inesperadamente
acorde con la película. Se deja ver con facilidad, no pierde el tiempo, no
desvaría más de lo necesario y mantiene la tensión sin agobiar.
Si, el planteamiento es un despropósito, pero a diferencia
de otras cosas que he visto recientemente -pongamos Abraham Lincoln, Cazador de vampiros y Templario-, está realizado con dignidad y con un agradable regusto
a serie B. Si las anteriores son ejemplos de cómo no gastar el dinero para
hacer una película, ésta es un buen ejemplo de cómo hacer una película
entretenida sin un duro. Aunque el planteamiento puede asustar a más de uno, estamos ante un film de acción medieval, con hostias, mamporros, miembros amputados, un monstruo y un triángulo amoroso. Como los de toda la vida, y por ello, cumple.
La película no engaña a nadie ni intenta ser más de lo que
es. Está pensada para pasar una tarde de domingo con palomitas y una mantita y cumple
bien con su función.
Nota: 4
Nota Filmaffinity: 5.0
No hay comentarios:
Publicar un comentario