sábado, 15 de diciembre de 2012

Ojo de dragón (Andy Oakes)


De la CLO suelo sacar buenos libros, muy diferentes a los que suelo leer. Eso sí, no siempre acabo acertando (Gracias igualmente Kuma)

Título: Ojo de dragón
Autor: Andy Oakes
Título original: Dragon’s Eye


Ojo de dragón es un Gorky Park chino. Una inquietante y arrolladora novela de intriga que describe con la precisión incisiva de un bisturí el ambiente del moderno Shanghai: sus puestos callejeros de comida, sus garitos, sus locales de espectáculos y sus lúgubre callejones por los que transita un peculiar y atípico policía, el investigador jefe Sun Piao, famoso por su dureza y su inteligencia, cuyas normas morales le enfrentan al mundo en el que vive. Sun Piao se va a ver envuelto en un caso que ninguno de sus compañeros se querría hacer cargo. Ocho cuerpos, horriblemente mutilados hasta ser irreconocibles, aparecen encadenados en los lodos del río Huangpu. Por la precisión de las heridas y la brutalidad de los crímenes, todo parece indicar que los asesinos no son delincuentes comunes.
A la hora de investigar el caso, todo son obstáculos administrativos, no extentos de intimidaciones. Piao sabe que debería abandonar el caso, pero ya ha tenido que dejar demasiadas cosas y con demasiada frecuencia en su vida, por lo que, junta a su fiel, inquieto y malhablado ayudante, Yaobang, decide proseguir la investigación por sus propios medios, ignorando que se verán envueltos en una trama compleja, sorprendente y peligrosa, un caso estremecedor cuyo esclarecimiento puede sacudir las estructuras del Partido y del nuevo poder establecido en China.”

El inicio, con un narrador enfermizo y ominoso que describe la situación sin usar apenas verbos, tal como hemos “oído” en Sin City por ejemplo, es impactante. La presentación del caso es brutal, de las que dejan sin aliento. La incómoda y rota narración, el fatalismo existencial del inspector Sun Piao y el rechazo visceral de las autoridades a cualquier investigación llama la atención y te pide seguir leyendo.

El problema en el libro sucede cuando el narrador sigue usando el mismo estilo incómodo y arrítmico durante cien páginas más, no hay apenas un diálogo y, aunque la trama no está mal, tienes ganas de mandar el libro a tomar viento de lo tremendamente cansino que es.
Para salvar un poco el papel, la enfermiza atmósfera y el corrupto Shanghai están muy bien ambientados, con una sensación de fatalidad inveitable bien conseguida. Además, cuando empiezan a aparecer otros personajes -y hay algún diálogo que agiliza la lectura-, la trama mejora en ritmo, la narración se vuelve algo más ágil y se lee con más agrado. Son los mejores momentos del libro, con algunas escenas impactantes, muy logradas -las visitas a la morgue, el paseo por la cárcel o la universidad-, que contrastan muy agradablemente con lo soporífero de las páginas anteriores.
Además, los tres personajes principales -y casi únicos- están muy bien perfilados, y tienen un carácter y una forma de hablar característica y diferenciada.

Sun Piao recuerda a un Harry el Sucio entrado en años. Cínico y amargado, toma el caso como una causa personal, sin ser muy consciente de porqué. Traumatizado por la pérdida de su mujer, no tiene ya nada que perder y parece haber decido hacer justicia de verdad por una vez, porque los ocho cadáveres así lo requieren. Es muy curioso como espera siempre lo peor de aquellos que le rodean y casi siempre acierta.

Su ayudante Yaobang es un contrapunto muy optimista y malhablado. Es un tragón incansable de mente práctica y mucha habilidad para corromper voluntades y enterarse de lo que no debe. Gusta de describir sus comidas de una manera tan gráfica que puede hacerse desagradable en algunos momentos, pero no deja de añadir un punto humano y falible a la historia.

Finalmente está Bárbara Hayes, una diplomática estadounidense y madre de uno de los asesinados. Al principio parece una mujer asustada que está desconsolada por la pérdida de su hijo. Poco a poco vamos descubriendo que es una mujer calculadora que esconde muchos secretos y mentiras, ya que su actividad en la embajada oculta actos muy, pero que muy poco claros.

Tal como he dicho, una vez aparecen los diálogos y la trama despega, la investigación se despliega con mucha fuerza, con gran número de giros y trampas intrigantes. Su enjundia permite olvidar al cansino narrador durante muchas páginas, que se leen sin especial esfuerzo, sumergiéndote en un ambiente sórdido y corrupto, dónde la vida no tiene apenas valor y todo está en venta.

Durante un rato el libro se vuelve muy aprovechable, pero el autor decide terminar la investigación con un giro final demasiado casual e incoherente que no queda nada bien. Además, una vez finalizada la trama, aún quedan ochenta páginas. Oakes le intenta dar una vuelta trascendental, mostrando lo profundamente importante y vital que es el caso para el Partido (Chino). Este crescendo final es un estropicio, totalmente vacuo e innecesario. Sobra de todas las maneras. El libro ha acabado, pero el autor hace agonizar eternamente la historia con una serie de quiebros finales que destrozan lo impactante que había tenido la trama.

Esta propuesta de novela negra tiene un inicio impactante y una historia muy buena entre manos, pero la decisión de usar un narrador tan enfermizo provoca que sea muy pesada de leer. Aunque tiene algunos momentos muy logrados y conseguidos, las trampas e incoherencias gratuitas de las últimas cien páginas provocan que esta muy irregular novela deje un poso bastante decepcionante.

Nota: 3
Nota anobii: 2/5

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