Cuando vi el remake de Total
Recall protagonizado por Colin Farrell me “pusieron de deberes” volver a
ver el Desafío Total original.
Encantado de tener un motivo para volver a disfrutar con la película, me puse a
ello, como no.
En una Tierra futura, Douglas Quaid vive lo que parece ser
una vida agradable. Tiene un trabajo que le gusta, una mujer guapa y
apasionada, no pasa apuros económicos… Pero vive atormentado por una pesadilla
repetitiva que lo transporta a Marte. A pesar de las reticencias de su mujer,
decide ir a Recall -una empresa que implanta recuerdos virtuales en la memoria-
para que le simule un viaje a Marte y así poder calmar sus pesadillas. Lo que
no esperaba es que ese implante neural provocaría el despertar de una antigua
personalidad y unos antiguos recuerdos, en los que él parecía ser un espía del
cruel Gobernador de Marte.
Después de uno de los títulos de crédito más horteras que
recuerdo en mucho tiempo y de una banda sonora inolvidable empieza una historia
que, gracias a su extraña estética retro-futurista, un actor con carisma, un
guión muy bien hilvanado y un ritmo muy vivo, engendra una gran película de
ciencia-ficción que además te mantiene pegado al asiento durante las dos horas
bien buenas que dura.
ACTORES: Una de las principales bazas de la película se
sustenta en un gran actor -malo- en el mejor momento de su carrera. El gran
Schwarzennegger derrocha carisma por todos lados, tiene la clase exacta para el
papel. Nadie mejor que nuestro Chuache que, incapaz de actuar como un actor
normal y corriente, no sabe hacer otra cosa que poner una cara de alucinado de
manera continua. Es justo lo que el papel pedía, un personaje totalmente desubicado
con la realidad pero que tiene un nosequé que resulta inexplicablemente creíble. Básicamente,
mola. En los papeles secundarios está la Stone, con un papel ambiguo
pre-cruzada de piernas bastante destacable y unos malos malosos a la altura de
lo que se espera.
DIRECTOR: Las filmografía de Paul Verhoeven peca de irregular, aunque ha parido algunos verdaderos clasicazos de la ciencia-ficción de los 80. Siempre ha demostrado ser un director
con una prodigiosa imaginación y para
esta película crea un Marte muy hortera y muy kitsch -especialmente visto
ahora-, pero sorprendentemente realista. Con una imaginería muy cuidada, decadente y
característica -las tres tetas, Pujol, el Robo-taxi…- nos lleva durante dos
horas por una adaptación muy libre y lograda de una obra de Philip K. Dick. El
cacao mental que Verhoeven crea en la cabeza del actor austríaco es lo
suficientemente trabajado y lioso como para que nos exija estar bien atentos a lo que pasa
en pantalla o nos acabaremos perdiendo.
A pesar de su fuerza visual y su gran ritmo, la “tecnología futura” de la película es buena muestra de
lo desfasado que ha quedado el film en algunos aspectos. Lo naif de algunos momentos puede resultar
incluso entrañable, pero contrasta con la gran calidad de las escenas de acción,
artesanas y contundentes. En su momento causó furor por sus efectos especiales,
y a día de hoy, aunque se hayan visto mil veces superados, conservan un encanto
especial. Se nota que se hicieron con cuidado, con ilusión y con ganas.
GUIÓN: De entrada, quiero señalar que el guión de Desafío total es muy bueno. Es un guión
que juega de manera magistral con el espectador para que le sea difícil
distinguir si lo que sucede es sólo un sueño o es realidad. La intriga que
genera este factor, junto con otras virtudes, la convierten en un auténtico
peliculón, en un clásico de la ciencia-ficción por excelencia. Y ojo que toda
la trama viene aderezada con multitud de escenas de acción, un toque aventurero
y un pulso narrativo trepidante, sin perder por ello un ápice de interés por la
historia (cosa que no es nada fácil de conseguir). Al relato de Philip K. Dick
le añaden unos personajes horteramente molones y una trama bien llevada, con
una buena dosis de diálogos absurdos, sus dosis de reflexión y unas situaciones
muy bien planteadas.
Pero Desafío total
no es pura ciencia ficción. Ya desde que Douglas quiere ser espía nuevos
clichés del género policíaco entran en juego. Las persecuciones, las peleas a
pistola o a puñetazos, los malos malísimos, los secuaces, los malos que son
buenos, los buenos que son malos, la “femme fatale” del cine “noir” también
está presente, el acompañante-ayudante del protagonista. En definitiva,
podríamos concluirla como ciencia ficción policíaca (con su toque romántico,
como siempre).
Nota: 8
Nota filmaffinity: 6.7
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