En su momento catalogué mentalmente esta película como
excesivamente infantil -como las últimas cosas que había hecho Dreamworks- y ni
me molesté a ir a verla al cine. Ahora que la he visto en casita, me he llevado
una agradable sorpresa. En el cine tuvo que ser bastante bonita de ver.
La película nos cuenta la historia de Hipo, un vikingo
adolescente que no encaja en su tribu de cazadores de dragones. Quiere ser tan
bueno como su padre, el jefe de la tribu, pero no tiene ni la habilidad ni el
valor para conseguirlo. Una noche derriba a un dragón pero nadie le cree. Para
demostrarlo, va al lugar donde ha caído la criatura y encuentra al dragón
herido. Incapaz de acabar con el animal, Hipo decide curarlo y entabla amistad con él,
cambiando la concepción que los vikingos tienen de los dragones.
A diferencia de Pixar, Dreamworks se ha dedicado durante
mucho tiempo a hacer películas divertidas. Conciben el cine como
entretenimiento y su único objetivo no parece otro que hacer pasar un buen
rato. Nunca han buscado deslumbrar ni complicarse la vida con obras de arte. Pero
de vez en cuando les pica el gusanillo y nos dejan cosas como esta.
No se puede negar que la película está repleta de clichés
narrativos y la historia está vista mil veces, pero los personajes son sorprendentemente
carismáticos y el desarrollo y la puesta en escena son impecables. El detalle
en el dibujo es sencillamente increíble y fascinante (puedes contar los pelos
de las manos y del cabello). El ritmo es trepidante, no decae en ningún momento, pero cosa rara, la historia
es pausada, y no se precipita (salvo en los diez últimos minutos, aunque no
importa lo más mínimo, pues apenas se percibe y te lo pasas igualmente genial).
¿Y qué más necesita una película para ser buena? Porque
esta lo tiene, te hace disfrutar durante poco más de hora y media y apenas
tiene alguna chorrada sin gracia. No recuerdo chistes de pedos, salidas
humorísticas en el momento menos oportuno ni cosas por el estilo, sino más bien un humor entrañable, unos puntos muy
buenos y algún toque friki que siempre se agradece enormemente. Además, la
historia tiene una crudeza y una enjundia inesperada en este tipo de películas
-como en su desenlace-. Logra conectar al espectador con todos los personajes,
que si bien unos son más importantes que otros y algunos son meros rellenos, funcionan correctamente, dando a todos el tiempo adecuado en
pantalla. Y finalmente, ni siquiera detecté alguna voz famoseta de turno
horrible que hiciera desangrarse a los oídos -¡bien!-.
Otra cosa que me agradó bastante fue el diseño en cuanto a
personalidad y apariencia de la “Furia Nocturna”. Realmente es una mascota
adorable e inteligente, aunque me recordó un poco a un gato grande. Quiero uno
para navidad.
Y por encima de todo, ¡que espectáculo aéreo! Los
protagonistas se ponen a cabalgar dragones y, como en una buena película de
aviones, los directores lo han aprovechado para lucirse. Las escenas de
acrobacias son vibrantes y espectaculares. Estoy seguro de que el 3D tenía que
ser bonito bonito bonito…
Quizás no va a pasar a la historia del cine, pero es una de
las mejores películas infantiles que he visto en mucho tiempo. Me lo he pasado
genial y he disfrutado los noventa minutos de la película como un niño.
Nota: 7
Nota filmaffinity: 7.3
Se llevó su correspondiente -y merecida- nominación a los
Oscar® en película de animación y banda sonora. Fue derrotada en ambas
categorías por Toy Story 3 que sí es una maldita obra maestra.
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