sábado, 30 de julio de 2011

Terminator 3: La rebelión de las máquinas

Años después de destruir Cyberdine y evitar el Día del Juicio Final, John Connor sigue siendo un fugitivo. Ante la imposibilidad de encontrarlo, SkyNet envía un nuevo terminator mucho más evolucionado que los anteriores al pasado para encontrar y asesinar a los que serán sus lugartenientes en la futura resistencia. Un anticuado T-101 volverá para ayudarle en la misión.


La vuelta de tuerca que tienen que meterle al argumento para forzar la existencia de una tercera parte sirve de ejemplo de lo innecesaria que es esta secuela. A pesar del despropósito argumental, la película se sostiene mediante una abundancia de homenajes y escenas comunes –provenientes de las anteriores partes- y un montón de escenas de acción suficientemente bien escogidas para evitar que puedas reflexionar sobre lo vacía que es la película.

ACTORES: Si partimos del hecho que Schwarzennegger –hala, escrito a correctamente a la primera y sin mirar wikipedia – se convierte en el personaje más expresivo de la película, pues hay algo que falla. Ni Stahl ni Dales hacen un papel mínimamente creíble y bastante tienen con huir del montón de explosiones que hay a su alrededor. Que un cyborg “inexpresivo” sea capaz de transmitir más sentimientos que los personajes humanos es síntoma de su gran trabajo. Loken, con todo el respeto, se dedica a lucir su cara bonita, que es para lo que le han pagado.

DIRECTOR: Mostow ha dirigido pocas películas, pero todos sus trabajos son sólidos films de acción. En este caso, coge un guión que no tiene nada y construye a su alrededor una serie de escenas de acción muy resultonas. A pesar de rodar con medios actuales, consigue darle un delicioso sabor añejo y artesanal que no es habitual en las películas de acción del género. Una buena coreografía de fuegos artificiales, un trabajo continuista con la imaginería y un buen aprovechamiento de los efectos especiales ayudan a armar esta efectiva película.

GUIÓN: La historia ya había quedado atada y bien atada en la anterior entrega. Por tanto, es difícil añadir una parte adicional, cosa que han hecho y les ha salido como les ha salido. Aparte de un motivo sacado de la manga para que los dos terminator viajen al pasado y empiecen las tortas, no hay ningún tipo de trama ni podemos ver que “pase” nada durante la película. Aparecen los robots, tiros, más tiros, fantasmada final y se acaba la película. El guión no sabe que hay algo que se llama ritmo, pero la robustez de las escenas de acción salva la papeleta, ya que no te deja respirar el tiempo necesario como para que te des cuenta de lo malo que es el guión.

Después del listón tan alto que había dejado “Terminator 2”, el realizar una tercera parte es toda una temeridad y, evidentemente, es muy inferior a las anteriores partes. Sin embargo, el director consigue construir una sólida sucesión de escenas de acción bien desarrolladas. De esta manera conforma un buen armazón que impide que la película se desmonte, a pesar del pasotismo de los actores –menos Schwarzennagger, que le debe mucho a su personaje- y el horror de guión. Hay que reconocer que es lo que quiere ser: aprovechándose de la fama de la franquicia, es una película de buena acción que no se molesta en intentar explicar los despropósitos filosóficos espacio-temporales que crea. Entretiene y tiene los guiños suficientes para divertir al fan.

Nota: 6
Nota filmaffinity: 6.6

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