viernes, 24 de octubre de 2025

Plan 9 del espacio exterior

En este sándwich de manjar entre dos cutreces de las gordas, nos toca la otra parte del pan. A la cutredad más conocida de Hollywood en el siglo XX. Plan 9 del Espacio Exterior es la película canónicamente considerada como mejor ejemplo de lo que NO debe hacerse al rodar.

Edward D. Wood Jr. es comúnmente considerado por Hollywood como el peor de sus directores de la historia. Sus obras están plagadas de incompetencia, decisiones cuestionables y poco gusto. Sin embargo, esto no implica que Wood tenía algo que no todos tienen: pasión por el cine. Creía en lo que hacía, lo daba todo por sus películas a pesar de su absoluta falta de talento. Este ¿carisma? es lo que ha convertido sus películas en accidentes inolvidables, verdaderas comedias involuntarias que han quedado en el imaginario colectivo de los cinéfagos más talluditos.

Plan 9 del espacio exterior es la más famosa de sus películas, la que rodó con más presupuesto – ejem – y la que supuso su canonización definitiva como incompetente mayúsculo. Para añadir más sal a la herida, contó con la aparición póstuma de un Bela Lugosi que se murió antes de acabar el rodaje, siendo sustituido de manera vergonzosa por otro actor al que se le tapa la cara. También cuenta con la participación de Vampiria, una estrella en horas MUY bajas, que tiene un papel muy extraño por su negativa a hablar en una película del director.

El argumento mezcla una invasión alienígena con zombies y vampiros en una suerte de trama delirante con poco sentido y menos gusto. Esto, obviamente, no contribuye a esconder que los errores brotan por doquier. Se hace imposible listar todos los tipos de errores que comete, siendo más fácil decir que comete todos y ya. Actuaciones que dan pena, efectos especiales de cinexin, montaje repleto de encabalgamientos y objetos que cambian de sitio, maquillaje vergonzoso… en fin, todo.

Sin embargo, se percibe amor entre tanta incompetencia. La película es horrible, pero Wood le pone todas las ganas del mundo y, de alguna manera, se nota. Como si de un tren descarrilando se tratara, se hace difícil no querer seguir viendo la película para ver cuál es la nueva estupidez que te van a arrojar a la cara. Es tan carismáticamente espantosa que se hace querer, muy a su modo.


Con los años y la reputación de su director, Plan 9 del Espacio Exterior se ha convertido en un icono. Hay tantas cosas mal aquí que se vuelve fascinante, canonizando así las características del cinebasura.

 

Nota: N/A

Nota filmaffinity: 4.4 

lunes, 20 de octubre de 2025

Así se pierde la guerra del tiempo (Amar El-Mohtar, Max Gladstone)

Pongámonos un poco más líricos. Estamos con un libro leído como parte de un burrín (gracias Ghaz!)


Título: Así se pierde la guerra del tiempo

Autor: Amal El-Mohtar, Max Gladstone

Título original: This is how you lose the time war

Traducción: Christian Rodríguez

“Entre las cenizas de un mundo moribundo, Roja encuentra una carta con la inscripción: <<Quemar antes de leer. Firmado: Azul>>.

Roja y Azul, dos agentes de facciones rivales en una guerra que se extiende más allá de los confines del espacio y el tiempo, inician una correspondencia prohibida. A medida que se mueven por los hilos del tiempo dando forma al pasado para adecuarlo a los intereses de su facción, lo que empezó como un desafío, un intercambio de pullas en el campo de batalla, se va transformando en un peligroso juego que tanto Roja como Azul están decididas a ganar. Porque ahí fuera se está librando una guerra, y alguien tiene que ganar. En eso consisten las guerras, ¿no?”

Tal como ocurría en la Guerra del Tiempo de Fritz Lieber (cuyo punto de partida es una obvia inspiración), no tenemos una novela típica con un argumento y una guerra en la que el devenir del universo está en juego. Esta no es la onda. No hay (apenas) páginas que nos expliquen cuáles son los bandos, porqué se están atizando ni qué está en juego. La descripción del mundo es mínima y el trasfondo no le interesa a los autores. NO es ese tipo de libro. 

¿Y qué SÍ es el libro? Es… bueno, difícil de procesar. Se acerca más a la poesía que a la novela y, quizás en otra línea temporal o en otro tiempo de mi vida, me hubiera tocado las narices. En este caso, me ha encantado. Así se pierde la guerra del tiempo es intensa, pero en el buen sentido. Es un libro de belleza sostenida, lleno de lirismo, pero también funciona como un mosaico de una novela, contado a base de mandobles, de estocadas brutales, hiriendo a base de vertiginosas acrobracias de prosa. A pesar de su reducida longitud, no lo describiría como lectura ligera de ninguna manera. Más bien se trata de una obra que te obliga a poner atención y te invita a participar. Si estás aquí – parece decir – tienes que estar preparado para estar aquí.

Estructurada a base de epístolas, conoceremos a las dos paladines de su bando a través del contendido de las notitas que se van mandando. Los tonos de odio iniciales se transforman a poco en el respeto que se tiene a los enemigos enconados pero, una vez se conocen, surge la empatía, el aprecio y con el tiempo, se van perdiendo las ganas de luchar (o, quizás, cambian los motivos por los que seguir alzando las armas).

No abraza la ciencia-ficción para explicarnos los viajes en el tiempo, ni se esfuerza mucho en describir los detalles del mundo. Gladstone y El-Mohtar se ciñen a dejar fluir lo justo para que podamos comprender cómo funciona cada personaje:

Roja proviene de un futuro tecnológico, una suerte de creación de un Adeptus Mechanichus en busca de su Omnissiah. Es rápida de pensamiento, pragmática a niveles extremos, siempre con una practicidad y una letalidad más allá de toda medida. Eso se aprecia tanto en sus actos como en el estilo de sus cartas, de un laconismo extremo. Por su parte, Azul viene de un mundo que parece un paraíso natural, en el que todo está vivo – incluidas las herramientas – y todo, como la vida misma, fluye en sintonía con su alrededor. Y como la vida misma, es letal y descarnada cuando la situación lo requiere, pero tanto sus actos como su prosa es florida, orgánica, como si de una danza se tratara, con ese barroquismo propio de aquello que está vivo y germina (casi) sin control.


Esta mezcla caótica de elementos rodea al lector desde el primer momento: El alzamiento y la caída de múltiples Atlántidas, la imponente cantidad de líneas temporales involucradas y – sobretodo – la desesperanzada imposibilidad de obtener una victoria por parte de ninguno de los dos bandos. Esto convierte a esta inesperada historia de amor en una tragedia más allá de la vida. Aunque habrá sido una pesadilla en su traducción, me veo muy obligado a felicitar a la persona responsable de tamaño trabajo, respetando en gran medida el desbordante lirismo de la obra original (me he molestado a buscar y jo-é). Así se pierde la guerra del tiempo es un torrente de hallazgos narrativos, cuya prosa alardea mientras se habla de deseo, permanencia, miedo, supervivencia y libertad. El resultado es una obra que se lee como una danza intrincada, un tira y afloja dialéctica tan exigente como fluido a medida que se sucede la correspondencia de las protagonistas.

La Guerra, hasta cierto punto, no tiene apenas importancia. Es un escenario de fondo en el que se muestra la tragedia de la incomprensión. Primero entre ellas y, luego, cuando el amor se ha cimentado, la del resto de sus respectivas sociedades, que no podrán comprender esta relación. ¿Qué futuro tiene un amor así? ¿Por qué desear cuando sólo va a causar dolor y tiene consecuencias para ti y la otra persona? Así, se explica o se comprende la rebelión que las dos guerreras realizan contra lo que se espera de ellas, conscientes de no poder luchar contra el flujo del tiempo, que sólo les queda la tragedia. Pero no dejéis que esta condenación os engañe, este libro no es – para nada – un libro triste. La historia de Roja y Azul enamorándose a través del tiempo me ha tenido más tiempo sonriendo que llorando. Me ha encantado conocer a estos personajes y me gustaría mucho saber más de ellas.

Dioses, ¡qué pedazo de viaje! Así se pierde la guerra del tiempo requiere esfuerzo del lector, pero el premio es de los bonitos. Más que una novela, tenemos un baile, una danza demencial a través del tiempo. Los protagonistas viven al límite, sus diálogos esconden más de loque parece, conteniendo desafíos inesperados para unos y otros. Quizás lo mejor es dejarse fluir, no intentar abarcar todo, sino sumergirse una y otra vez en un estruendoso viaje que repleto de quiebros y requiebros.


Nota: 9

Nota goodreads: 3.95/5

lunes, 13 de octubre de 2025

Frío como el acero

Una de estas cosas de Movistar que ves sin ganas una tarde en que no te puedes mover (mucho) del sofá.

La portada ya indica dónde estamos: Toca una de tíos duros de finales de los ochenta. Aquí, esta mole rocosa e inexpresiva es un policía poco dado a mantener las formas que debe infiltrarse en una banda de moteros sospechosos de tráfico de drogas. Cómo es el más duro de los duros, se hará pronto con la confianza del líder, enterándose de que están preparando un atentado contra el Gobernador del estado (o algo así).

Una más dentro de la recua de imitadores de las películas de Stallone, Chuck Norris y Charles Bronson. Aquí tenemos a Brian Bosworth, ex NFL al que convencieron de que podía tener éxito como actor de acción (no).

A la dirección tenemos a Craig R. Baxley, originalmente coordinador de tiroteos en películas de acción que luego se pasó a dirigir sus propias películas para hacer todas las tonterías que le apetecieran. Como lo que sabe es dirigir explosiones, peleas y balaseras, es lo que se dedica a poner a lo largo de la película. Eso de meter una historia con sentido, dirigir a los actores o que la trama tenga algo de coherencia, bueno, menudeces…

Sin embargo, dentro de tontería, esta macarrada es bien consciente de que no te la puedes tomar en serio. Por ello, aboga por entretener a base de frases lapidarias sin control y venirse tan arriba que te acaban arrancando una (ligera) sonrisilla de incredulidad. Reconozco que no vi venir el crescendo de “estamos moviendo unas bolsitas” a “vamos a matar al Presidente” que se gastan aquí. Pero bueno, tiene el acierto de que los tiroteos se suceden a buen ritmo para rellenar sus exiguos 88 minutos (letras incluidas). ¿qué el desenlace es un disparate sin sentido? ¿qué los personajes van como pollo sin cabeza? Bueeeeno, pon más tiros y p’adelante.

Una película de pim, pam, pum. Dura tan poco que no da tiempo a aburrirse y tiene tal cantidad de tonterías autoconscientes que consiguen que el resultado no sea tan malo como otras bazofias del género.

 

Nota: 4

Nota filmaffinity. 4.9

 


sábado, 4 de octubre de 2025

Hulk - Planeta Hulk (Greg Pak, Carlo Pagulayan, Aaron Lopresti)

¿Hace cuanto que no se pasaban los cómics por aquí? Intentaré (otra vez) remediar esto un poco. Hoy traigo una propuesta de mi monstruo verde favorito.

Planeta Hulk nos sitúa a un Hulk muy traumado que llega a un planeta desconocido. Su rabia tiene un buen motivo, pues ha sido traicionado por los Vengadores, aquellos en los que confiaba y expulsado de la Tierra por el bien de la humanidad. En este nuevo planeta, es capturado por el Emperador local que, viendo su capacidad de lucha, decide convertirlo en gladiador para el disfrute de la plebe. Por estas cosas que pasan, Hulk se convertirá en el líder de una rebelión para liberar a la gente de una tiranía. Sin embargo, lo que le mueve no es el deseo de justicia, sino la rabia por la traición sufrida, saciando sus ansias de venganza con la oligarquía del planeta.

Editorialmente, este cómic se publica durante el evento de la Civil War de Marvel. Como la presencia del monstruo verde en cualquiera de los bandos desequilibraría la balanza, se decidió que lo mejor era mandarlo a pasear y que todo ocurriera mientras él “estaba fuera”. Esto otorgó a sus autores una oportunidad inusual: 12 números para hacer lo que les venga en gana en un mundo aparte, sin tener en cuenta interacciones con ningún otro personaje de la franquicia. Así que se vinieron muy arriba. Y sí. Es Gladiator, en versión Marvel. Hulk está más enfadado que Máximo, pero el planteamiento y el desarrollo es similar: tenemos nuestro héroe, una plebe que vive con miedo, un emperador medio zumbado, combates en el Coliseo (galáctico), amores imposibles, etc.

Puede que suene ha visto, pero lo más importante: este cómic mola un montón. Pone a Hulk en una situación en la que no puede limitarse a romper todo, la trama le supera y tiene, con sus limitaciones, pensar qué es lo correcto y qué cabeza debe aplastar. A medida que pasan las páginas, podemos entender los remordimientos que le carcomen por dentro, su necesidad de redención y su rebeldía ante una injusticia tan similar a la que él vive cada día. No tenemos aquí a una bestia sin cerebro, ni a una mente maestra que ha hecho las paces con su cuerpo. Banner vive dentro de Hulk, pero es consciente de que ésta no es su lucha, y las pocas veces que sale a la luz, se percibe en su timidez que lo único que desea es salir de en medio. Después de todo, aquí tenemos a un líder, a un gladiador. Una vez se “despierta”, tenemos a Máximo el Hispano, capaz de decidir el destino de un planeta a partir de su fuerza de voluntad.

Puede que el avance de la trama peque de predecible, pues se copia lo que se copia, pero no le impide tener un buen número de momentazos y diálogos bien encontrados. Así, se disfruta de una historia divertida, ingeniosa y, sobre todo, muy épica. Se hace ideal para engorilarse y ver hasta dónde puede llegar la siguiente vuelta de tuerca y cómo van a subir las apuestas una y otra vez.

El apartado gráfico corre a cuenta de Carlo Pagulayan y Aaron Lapestri (principalmente), a los que debo felicitar por su trabajo. Da vida al planeta Sakaar con las dosis de carisma que merece y, sobretodo, son capaces de transmitir la fuerza brutal con la que se mueve el protagonista. No tendremos aquí splash pages mega espectaculares, pero hay una visceralidad en la acción que encaja a la perfección con la historia que se está contando, transmitiendo la tensión y el carácter de los personajes de manera impecable. Pagulayan es sustituido en un capítulo por Gary Frank. Se nota el cambio en los lápices, pero no descoloca ni defrauda en ningún momento.

De aquella manera, pero este cómic ha sido trasladado a la gran pantalla como parte del MCU. Dentro de Thor: Ragnarok se produce la aparición inesperada de Hulk en un coliseo de gladiadores, después de un buen tiempo sin aparecer en ninguna de las películas. Lleva el mismo uniforme que en Planeta Hulk y, por las pocas cosas que se nos describen, podemos entender que argumentalmente está sucediendo lo mismo que en el cómic. No obstante, en la película el tono es de spoof movie y es Thor quien arregla todo, pero bueno. Asimismo, en la serie de Hulka también se vieron consecuencias de su estancia interplanetaria. No me gusta, pero quizás una traslación más literal hubiera sido problemática ^^


Así pues, Planeta Hulk es uno de los cómics más divertidos del personaje. Con menos trasfondo filosófico que otras historias entre el hombre y el monstruo y mucha más aventura, tenemos 400 páginas de acción, aplastamientos e historias épicas con las que molarnos a lo grande.

 

Nota: 9

Nota goodreads: 4.2/5