miércoles, 17 de mayo de 2023

Sin tiempo para morir

Y hoy nos vamos a entretener con la despedida de Daniel Craig al personaje de Bond. Bueno, la última despedida, porque ya ha dicho adiós otras dos veces al personaje y luego ha vuelto para una “última” película otra vez. Parece que ésta sí es la definitiva.

Como ha ocurrido con los Bond de Craig, tenemos una continuación de la anterior parte. Aquí parece que Bond ha sentado la cabeza y quiere, por una vez, vivir tranquilo. Todo para volver a ser traicionado y dejado de lado por todos aquellos en los que confía. Cuando aparece una nueva amenaza a la seguridad mundial, James Bond deberá salir una vez más de su retiro para acabar con el malo maloso de turno.

A no ser que vuelvan a cambiar de idea, ahora sí que se aprecia cierto aroma a despedida. La película se ha pensado y rodado a modo de repaso general de todo lo que ha sido su etapa. Si Spectre era un  homenaje fallido a la etapa clásica, aquí tenemos un continuo guiño a todas las películas protagonizadas por Craig.

Sin embargo, no parece que se hayan acordado de que es conveniente tener un argumento que engarce el conjunto con un mínimo de sentido. No nos vamos a poner exquisitos con la continuidad de la saga Bond, pero con Sin tiempo para morir te has de hacer el tonto demasiadas veces, especialmente cuando el malvado no tiene ni gracia ni un plan especialmente interesante. Es el malo y, por ello, quiere matar a Bond y hacer maldades. De una manera todavía más exagerada que en Spectre, el guión es una mera excusa para tener escenas de acción marca de la casa. El conjunto no funciona, notándose graves problemas en el ritmo debido a su desmesurada longitud y lo poco que la película tiene que contar.

No ayuda tampoco al actor escogido como antagonista. Si bien Rami Malek es un buen actor, parece que ha sido fichado a raíz de su éxito en Bohemian Rhapsody, pero luego no han sabido muy bien qué hacer con él. El guión no le ofrece nada para interpretar y él no hace un gran desempeño cuando se enfrenta a un croma, dando lugar a una actuación por debajo del mínimo exigido en una propuesta de este estilo. El resto del elenco no parece tener tampoco una mayor ilusión por el futuro del proyecto, funcionando en gran medida con el automático puesto. Si bien componen un elenco bien granado (el propio Daniel Craig, Lea Séydoux, Christopjer Waltz…), no dan pruebas de una gran implicación. El mayor contraste, se produce con Ana de Armas, que destaca a lo grande, robando a mano armada los quince minutos que le da el guión. Quiero una película de ella, por favor.

La película busca tener un poco de polémica al darle el título de 007 a otra persona (no es la primera vez que se hace), sólo que aquí es una mujer negra (Lashana Lynch). Supongo que con el ánimo de soliviantar a los más trogloditas, suelta un par de veces en voz alta si “alguien tiene un problema” o similar. Parece que quiere picar a Bond, pero éste ignora sus pullas como si nada. Hay quien critica que no se pone a ligar como si no hubiera un mañana – cosa que sí habría hecho el Bond de Roger Moore -, cosa que el Bond de Craig no ha hecho en exceso, mostrándose casi siempre como un Bond enamorado. Ahora mismo sólo recuerdo el polvo con Bellucci como un ligueteo gratuito.

Por lo menos, el esfuerzo que Craig no gasta en interpretar lo dedica en correr, saltar, golpear y disparar. La película va servida de acción, dirigida con buen tino por Cary Joji Fukunaga. A lo largo del film encontraremos un buen puñado de momentos vibrantes, con una gran variedad de coreografías espectaculares, siendo con diferencia lo más destacable del film. Se nota que tenemos un presupuesto bien abultado y se usa con tino, destacando especialmente en su tratamiento del sonido (gozoso en las salas) y una pirotecnia bien escogida.

Pecan en su exceso y en su longitud, añadiendo minutos y enlenteciendo una película que no es precisamente rápida, aunque funcionan al proporcionar diversión. En el desenlace, en cambio, se hace un quiebro completamente gratuito para añadir veinte minutos más de tiros que no llevan a ningún lado que me ha sentado muy mal. La película ya agoniza hacia su desenlace y éste se alarga sin ningún motivo.

A pesar de todos sus errores, hay un buen despliegue de talento en su parte técnica, prueba del holgado presupuesto con el que suelen contar estas súper-producciones. Como muestra de ello, fue nominada a los Oscars en Mejor Sonido, Efectos Especiales y Efectos Visuales, perdiendo en todos ante la gargantuesca Dune, muy superior a ésta en todos los aspectos. No obstante, sí se llevó el Oscar a Mejor Canción, realizada por una estupenda Billie Eilish.



Sin tiempo para morir es una película que sea hace larga, cuenta (mal) muchas cosas y no acierta al aportar un desenlace satisfactorio (más allá de los últimos treinta segundos). No obstante, Ana de Armas mola un montón, hay tiroteos de buena calidad por todos lados y el carisma de su protagonista (aunque vaya con el automático puesto) se basta para aguantar el tinglado. No llega a los niveles de vergüenza ajena que tuvieron las últimas de Brosnan, pero la (ahora sí) despedida de Craig denota que la fórmula está agotada y toca un cambio de aires.


Nota: 3

Nota filmaffinity: 6.2 

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