viernes, 28 de enero de 2022

Chico & Rita

Recuerdo el cachondeo que se formó cuando salió esta película. ¿Cómo iba a plantearme ver una peli con nombre de Pokemon? Y encima dibujada por Mariscal, que mira que es particular el hombre. Pues no me interesé lo más mínimo por ella. Aunque Trueba tiene ciertas manos, decidí pasar. Finalmente, le llegó el turno. 

Cuba. 1940. Chico es un talentoso pianista de Jazz que disfruta de la vida a lo grande pese a no tener un real. Rita es una cantante de voz privilegiada que hace lo que debe hacer para salir adelante en una sociedad no demasiado amable. Dos caracteres volcánicos que colisionan en un club de la Habana, empezando una relación de lo más tempestuosa. El destino los tiene muchos años jugando, con encuentros y desencuentros a lo largo del tiempo, siempre con la música como excusa para seguir viéndose una última vez más.

Igual es que yo me esperaba ver una tontería, o una farsa con poca chicha, pero lo que tenemos es una deliciosa historia de amor transmitida a ritmo de jazz, con canciones deliciosamente escogidas, bien interpretadas y decididamente emocionantes. Con cierto protagonismo de Bebo Valdés (¿Chico?), no nos dejaremos a ninguno de los grandes nombres del género: Nat King Cole, Tito Puente, Charlie Parker….



Es bien conocida la pasión que tiene Fernando Trueba por el Jazz y el son cubano. Ya en Calle 54 dejó bien claro que conoce la sociedad cubana, su imaginería, su gracejo y sus ansias de disfrutar de la vida. Así pues, al inicio del metraje de Chico&Rita se refleja con maestría la Cuba de Batista con todas sus particularidades y, desde allí, se va avanzando en el tiempo, mostrando la metamorfosis de la sociedad, siempre con la historia de amor de fondo y mucha, mucha música de primera.

Este amor fraguado entre pianos, mojitos y bambalinas sigue quizás un guión que tenemos conocido, una vez asumimos que se tratará de una historia de idas y venidas, a la que sólo le falta saber si tendrá final feliz o no. Puede hacerse previsible, pero el desarrollo es impecable, consiguiendo que te impliques sin esfuerzo, y te dejes llevar por sus calles, sus clubes y sus canciones. Se nota la dirección de una persona que sabe lo que hace, pues la puesta en escena denota gusto por el detalle, con composiciones impecables y multitud de elementos que tienen su razón de ser en la película.


Igualmente, la excéntrica animación de Mariscal sinergiza estupendamente con la fluidez del jazz que acompaña a toda la película. Uno hubiera esperado que su estilo esbozado no diera lugar a bellas escenas, pero todo lo contrario, la animación se siente viva, moviéndose con avidez en busca de nuevas emociones. Mezclando un minimalismo exacerbado en algunos momentos con otras que destilan barroquismo, pero siempre componiendo escenas llenas de luz, de baile, de ganas de vivir, en definitiva. Un dúo por el que no hubiera apostado nunca, pero que funciona estupendamente.

Toda esta calidad se tradujo en una merecidísima nominación al Oscar de animación, todo un logro para tratarse de un musical de jazz español. Viéndolo en perspectiva, decepciona un poco que la estatuilla fuera a parar a la muy inferior Rango, pero imagino que para la Academia de Hollywood, bastante esfuerzo hicieron acordándose de una propuesta tan minimalista con una nominación. Lo dicho, era un año flojio, ideal para haber dado pie a lo inusual, pero no pudo ser.


En conclusión, Chico&Rita es una delicia de Jazz, sensualidad y bellas postales que lamento haberme perdido en el cine. Habría ganado mucho en la pantalla grande. Me encanta por su animación, por su música y por sus ganas de vivir. Quizás la historia de amor peca de previsible, pero no por ello es menos encantadora. Si eres un soñador, disfrutarás con ella.

 

Nota: 9

Nota filmaffinity: 7.0

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