martes, 14 de abril de 2020

El profesor (John Katzenbach)


Éste es uno de los (muchos) libros que llevaban años por casa, en espera de que les hiciera algo de casito. Y mira que otros libros de Katzenbach me habían gustado, pero no encontraba nunca el tiempo/ganas para ponerme, hasta que al fin, al fin…

Título: El profesor
Autor: John Katzenbach
Título original: What comes next (Qué viene ahora)
Traducción: Julio Sierra

“Una chica de 16 años es raptada por una pareja de psicópatas: la encierran en un sótano, la torturan, la maltratan, y no contentos con esto lo retransmiten todo por internet. Un viejo profesor de psicología – ya jubilado, viudo, enfermo y con la idea de quitarse la vida – parece ser su única vía de escape…”

Los curtidos en la literatura de este autor conocerán ya sus características más reconocibles. En sus libros encontramos personajes muy extremos, seres llevados al límite por las circunstancias, siempre con capacidades casi sobrehumanas (asesinos veteranos, intelectuales de vastos conociemientos). Estos personajes se enfrentan a situaciones de brutal violencia, de las que se clavan con ansia en los higadillos mientras resuelven un caso a contrarreloj o sobreviven a un asalto implacable, siempre manteniendo unos niveles de tensión de lso que te impiden dejar de leer, provocando que te ventiles sus tochacos en un suspiro.

En este caso no iba a ser menos, aquí tenemos a unos desalmados que han secuestrado a una chiquilla con el objetivo de torturarla hasta la muerte, ganando dinero con la venta del "espectáculo" a anónimos espectador ávidos de emociones fuertes a través de la red. De lo más bruto que uno pudiera concebir. 

Para llevar a cabo tanto el secuestro como la inevitable investigación, Katzenbach ha creado unos personajes de gran hondura intelectual, bien perfilados y trabajados, con profusión de detalles y manías bien construidas. Se hace fácil comprender las motivaciones que mueven sus actos, empatizando con algunos de ellos, mientras que odias a otros con infinitas ganas y razones.



El protagonista es el profesor del título. Después de años enseñando en la universidad, el psicólogo Adrien Thomas, es consciente de que se halla ante sus últimos días. Sin objetivos en la vida tras la muerte de su mujer y su hijo, bajo una profunda depresión y sabiendo que padece una enfermedad incurable, sólo espera ver pasar las mañanas sin novedades ni sobresaltos, barajando la idea cada vez más tentadora de un suicidio. Será testigo casual de un secuestro y, desconfiado de las autoridades como ha sido siempre, decide que su última contribución a este mundo será la de salvar a la pobre chiquilla que ha desaparecido. Así pues, se pone en marcha en su investigación en la que se hace patente su formación académica, destacando por una aproximación muy parecida a la de Mentes criminales (pero menos pedantes). En un último giro inusual, Katzenbach le añade ciertas alucinaciones de sus seres queridos muertos, que le ayudan a resolver los diversos misterios de los que él no es capaz, como si tuviera a Legión a su disposición. Muy curioso.

La pobre secuestra a la que hemos aludido es Jennifer, una huérfana en hogar de acogida que ya ha sufrido bastante más de lo que le tocaba en esta vida. Dura y curtida por la vida que le ha tocado en suerte, es capaz de presentar una resistencia feroz a sus secuestradores, pero todavía se haya débil ante los horrores que debe afrontar. Con una inesperada verosimillitud, vemos como no se desmorona, aferrándose a cualquier atisbo de esperanza por sobrevivir.

Realizando una investigación paralela a la de nuestro protagonista, tenemos a la agente de policía Terri Collins, en el pasado una mujer maltratada que se atrevió a huir con sus hijos de la casa. Ha rehecho su vida, encontrando en el cuerpo de policía el valor para tira adelante. Debido a su pasado, arrastra muchas inseguridades, pero esto no le impide tener la decisión de seguir adelante cuando la situación lo requiere. Consciente de cuando se enfrenta a situaciones injustas, tiene el problema de traer demasiados problemas del trabajo a casa, especialmente cuando su vecina Jennifer desaparece…



Tom Wolfe, por su parte, es un personaje de lo más curioso. Violador en el pasado, malvive en casa de su madre enferma debido a sus antecedentes, que le impiden llevar una vida normal. Por un lado, es consciente de que la vida que llevaba no era precisamente adecuada y desea poder pasar página, por el otro, sigue siendo el mismo pervertido acosador que le llevó a meterse en problemas en el pasado. Y además vive muy cerquita de Jennifer, lo que le pondrá en líos adicionales. Cómo se ha sumergido en las peores cloacas de la sociedad, sabe moverse entre ellas, siendo útil en la investigación. Pese a ser un tipejo repugnante, en muchos momentos eres capaz de empatizar con él, pues es un salido peligroso, pero de asesino no tiene nada. Sorprenden sus ataques de decencia cuando se vuelve consciente de que pululan por ahí seres mucho más malvados que él.

Los torturadores son la pareja de malnacidos Linda y Michael, que han hecho del negocio de la tortura su modo de vida. A su modo, necesitan del dolor ajeno para sentir algo en esta vida, con un punto perverso de lo más retorcido. Me encanta como Katzenbach retrata a esta pareja tan curiosa en la que se retroalimentan continuamente el uno al otro para ser todavía más cabrones.



Para este viciante thriller, se sigue un esquema de capítulos de alrededor de unas 10 páginas en las que se va intercambiando el punto de vista entre cualquiera de los personajes. Su longitud es la adecuada para hacer avanzar la trama con agilidad, sin llegar a cansar. Cuando los capítulos son más largos (Canción de hielo y fuego, por ejemplo), acaba por tener demasiadas páginas entre dos capítulos de un mismo personaje, lo que se hace pesado fácilmente. SI los capítulos son demasiado cortos, me provoca siempre la sensación de una trama demasiado inconexa, molestándome más que facilitando la lectura (cada vez soporto menos la manía de mini-capítulos de dos páginas tan en boga últimamente).

Lo más curioso es que la trama avanza “en continuo”, sin narraciones paralelas ni actualizaciones de lo que ha ocurrido en otras partes. Cada vez que hay un cambio de punto de vista, toca poner las neuronas a trabajar para rellenar e intentar comprender qué están haciendo los otros personajes cuando no les enfocan. Cómo además sabes que pronto volverás a ver a los personajes que te gusta, vicia con ganas, invitando siempre a acabar con un capítulo más. Además, la trama vicia tanto y está tan bien entrelazada que no encuentras ningún momento en que quieras dejar de leer.

Katzenbach siempre se ha caracterizado por unas historias tremebundas no aptas para corazones sensibles (ni estómagos delicados). En El profesor tenemos una de las tramas más extremas y salvajes, aunque no por ello inverosímil (a su extraña manera). Consigue darle la pátina de realismo para que te creas que podría estar pasando, aunque probablemente no (o sí). La tensión sobre si llegarán a rescatar a Jennifer a tiempo es de las gordas, y más cuando sabes que al autor no le duelen prendas en cargarse a sus personajes si así le conviene. Aunque hay veces que se acerca peligrosamente al torture porn Katzenbach mantiene el difícil recorrido entre la carnaza y el regodeo, provocando que puedas llegar a sentirte muy sucio en algunas partes especialmente perversas.



Toda la trama lleva acertadamente a un final en paralelo, por un lado la parte voyeurística y por otro en la investigación criminal, de estos que no puedes parar de leer, robando tiempo de donde sea para pasar unas páginas más. Como suele ser habitual, se concluye con una ensalada de tiros de bandera mientras todo salta por los aires en un desenlace que es buena muestra de lo mal que debe tener la cabeza el autor, pues hay que tener imaginación para tanta sordidez y crear este merdé tan malnacido.

En vez del neutro El profesor, el título original (What comes next), es un recordatorio de nuestra ansia de emociones fuertes, que el autor aprovecha para hacer una crítica no precisamente sutil a los reality show y nuestra necesidad de llevarlo todo al extremo, provocando que la pornografía o el snuff más salvaje puedan existir en las catacumbas de la red. El jueguecito (con muy mala leche) que plantea el autor está bien encontrado, casi insultando al lector por estar leyendo su libro.

Se trata de uno de estos libros que da gusto leer, que te coge, te atrapa y te deja hecho un guiñapo, con tanto lío, tanta cosa y tanta maldad acumulada. Todo ello narrado con estilo en una trama absorbente y mediante unos personajes bien trazados. Un libro que promete y da emociones fuertes, no apto para mentes bienpensantes, de los que se gozan tanto como agotan. De mis favoritos del autor (que ya van unos cuantos) y más que recomendable para los que gusten del género de detectives con mala idea.


Nota: 9
Nota goodreads: 3.9/5

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