Estamos en plenos años 50. Los Larabee son
una de las famílias más importantes de la industria de EEUU. Sabrina es la hija
del chofer de la familia. Es joven, inocente y lleva toda la vida perdidamente
enamorada de David Larabee, que la ignora -como hija de criados que es- y no
repara en su existencia excepto para burlarse de ella. Sabrina es enviada a
París para que se forme en la mejor escuela de cocina del mundo y vuelve a casa
de los Larabee convertida en una mujer sofisticada y seductora, a la última
moda y que rápidamente llamará la atención de los dos hermanos Larabee, tanto
del hedonista David como del serio y formal Lynus.
Sabrina no es otra cosa que
la comedia romántica más simple imaginable, pero rodada a la perfección.
Destila elegancia, buen hacer, personajes carismáticos, buenos diálogos en una
adaptación de una historia tan vista y manida como la de la Cenicienta. Plantó muchas semillas y si ha creado tanta escuela…
por algo será, ¿no?
ACTORES: Tener a tres pesos pesados como
Bogart, Hepburn y Holden dándolo todo en sus papeles es simplemente delicioso. Añaden
un plus de carisma y verosimilitud a sus personajes que casi te lo hacen todo
solo. El duelo interpretativo entre los dos seductores es cáusticamente
magnífico y Hepburn simplemente resplandece y seduce a todos con una insultante
naturalidad que desmorona. Personajes simples y bien construidos que estos
fantásticos actores convierten en definitivamente carismáticos.
DIRECTOR: Sólo Wilder puede conseguir que un triángulo entre el guapo y seductor Holden,
el pequeñajo, tieso e incansable fumador Bogart y la hermosa joven ciega de
amor por uno por otro, por otro por uno... resulte divertido y encantador
Es sorprendente como una historia tan manida
y simple es guiada con tal maestría narrativa. Luces, signos, ambientación,
elipsis, ángulos de cámara, manejo del espacio-tiempo, todo está cuidado para
embellecer una historia tonta que se convierte en encantadora y eterna.
Una vez vuelve de París, Sabrina lleva un
vestuario magnífico que -junto a su carisma- se convierte en el paradigma de la
sofisticación. Este continuo cuidado de todos y cada uno de los vestidos que se
ven en la película -diseñados por Givenchy- fueron merecidamente premiados con
un Oscar®.
GUIÓN: Wilder convierte a La Cenicienta en un
cuento de hadas de final feliz y formalmente tan tópico como previsible, pero
en medio se desarrolla un guión ingenioso, de diálogos bien encontrados, con momentos memorables de comedia
sofisticada, loca y romántica (un grupo de secretarias saltando junto a Holden
sobre un plástico irrompible bajo la mirada de Bogart, por ejemplo). El
desarrollo es correctísimo y ha sido imitado posteriormente hasta la saciedad.
Cumple todos y cada uno de los tópicos esperables y es obvia y exageradamente
previsible, pero Wilder le da el toque necesario para convertirlo en
encantador.
Me resulta curiosa la distinción que se hace
entre las clases -no olvidemos que ocurre en los años 50- y el hecho de que
después de tanto sufrimiento y burla, Sabrina siga enamorada de David al volver
de París. El carácter de los personajes ha quedado un poco desfasado para los
cánones actuales, pero su solidez, sus brillantes diálogos y el trabajo actoral
solventan el problema.
Si, realmente me sorprende que una historia
tan tonta y previsible pueda entrar tan bien pero bueno, la mano de Wilder se
nota… y mucho.
Y por cierto… QUE BELLEZÓN AUDREY HEPBURN!!
Como no enamorarse de ella en un papel así…
Nota: 8
Nota filmaffinity: 7.5
Además del Oscar® por su espectacular
vestuario, la película estuvo nominada a Actor, Actor de reparto, Actriz,
Director y Guión. No triunfó en una ceremonia dominada por la eterna La ley del Silencio.
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