Un poco de rebote he acabado viendo este famoso clásico del
cine de Mafia. No tenía más referencias apararte de los actores y la fama que
tenía, que por algo debía de ser, ¿no?
La película nos sitúa en el Bronx de los años 60. Plena
época mafiosa donde Sonny es el gángster rey del lugar. Allí vive Calogero, un
niño de 9 años que está descubriendo el mundo y vive fascinado por la imagen
del mafioso. Cuando es involuntariamente testigo de un asesinato, Sonny lo
acoge bajo su cuidado, con el consiguiente rechazo de Lorenzo, el padre de
Calogero y un honesto conductor de autobús. Años después, el ya joven Calogero
busca su lugar en el mundo. En su búsqueda, planean dos imágenes: la honradez
de Lorenzo, dedicado al trabajo para sacar adelante a su família o la brutal
vida sin escrúpulos de Sonny, que lleva al dinero fácil fuera de la ley.
A buen seguro que la ópera
prima de Robert deNiro sorprendió a todos. Principalmente, porque no se
trata de una historia de la Mafia, aunque ésta se halle siempre presente. No
habla de familias ni de dominio, sino de un chico que sale de su cascarón y se
enfrenta al mundo, descubre que existe el bien y el mal y, simplemente, intenta
sobrevivir y hacer algo con su vida. Mientras tanto, los dos adalides de su
infancia luchan por su influencia e intentan llevarle por lo que consideran el
mejor camino, cada uno a su manera.
ACTORES: Encontramos a Robert deNiro haciendo de Robert
deNiro (y muy bien) y a un excelso Chazz Palmintieri que no sólo borda el papel
de Sonny sino que también firma un libreto claramente autobiográfico. Sonny es
humano, carismático y oscuro como debe ser un buen capo mafioso, pero que, a su manera, también es buena persona.
Francis Capra interpreta adecuadamente al joven Calogero, pero en ningún
momento puede estar a la altura de los dos monstruos a los que se enfrenta. No
obstante, todos ellos contribuyen enormemente a crear una historia con unos
visos de verosimilitud sorprendente.
DIRECTOR: DeNiro debuta en la dirección con algo tan
sencillo como “contar una historia”. Lo cual no tiene porqué ser necesariamente
fácil, pero es algo que se realiza perfectamente en la película. La
presentación de los personajes es muy adecuada, con el añadido de una
ambientación magnífica y una banda sonora soberbia. Los primeros minutos del
metraje ya son lo suficientemente descriptivos como para que podamos sentir en
nuestra piel cómo era la vida durante aquellos años en ese lugar. Es excelente
todo el trabajo que se realiza respecto a la dirección artística, así como de
vestuario, es obvia la influencia de algunas escenas en otras películas
mafiosas, como Los Soprano. A pesar
de tener algunas escenas marcadamente icónicas y una ambientación impecable, la
falta de experiencia ante la cámara del director se deja ver en algunas extrañas
puestas en escena, con encuadres deficientes y en un ritmo exageradamente
pausado que invita a la molicie y el hastío, sin importar la calidad del texto
mostrado.
GUIÓN: Chazz Palmintieri no sólo actúa admirablemente sino
que firma un guión magnífico. En él, podemos encontrar, punto por punto, todos
aquellos detalles que conforman una historia: un planteamiento, un nudo y un
desenlace, desplegados con una impecabilidad académica. Todos los diálogos son
ampliamente destacables y la relación entre DeNiro y Palmintieri con el
protagonista está admirablemente contada, sin rastro de maniqueísmo y
profundizando en sus personajes, más allá del bien o del mal. Lorenzo propone
una vida basada en la honradez y el trabajo duro, pocos placeres y mucho
sufrimiento. Mientras tanto, Sonny propone una vida más corta y, probablemente
menos feliz, pero disfrutada al máximo. Podemos ver -esto está reflejado a la
perfección- cómo los dos quieren lo mejor para Calogero. Realmente le quieren,
pero cada uno a su manera, barriendo para casa. Después, es tarea de Calogero
elegir que es lo que cree mejor para su vida.
La introducción del problema racial en el barrio del Bronx
está introducida un poco con calzador, pero su desarrollo es correcto, lo que
conduce, inevitablemente, a un final seco e impactante, de los que dejan huella
de manera admirable.
Pero Palmintieri no trata de aleccionar o ni siquiera de
dar una clase de historia, sino que centra su película en una sincera y clásica
metáfora vital sobre los padres e hijos, sobre el avance de la relación de
ambos y sobre el tributo y la comprensión a nuestros mayores.
En definitiva, esta no es la típica película de mafiosos,
ni de gangsters, sino una historia de una realidad, de un momento de la
historia de NY y de la comunidad italoamericana. Una historia del Bronx. Una
historia que podía haber ocurrido a cualquier niño que viviera en el Bronx de
los 60.
Un poco más de vidilla y ritmo le habría venido muy bien y
le habría permitido convertirse en más que un clásico de culto, pero la
propuesta es francamente admirable.
Nota: 7
Nota filmaffinity: 7.6
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