viernes, 1 de abril de 2022

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En una lista tonta de estas de recomendaciones, me “comandaron” esta película. Como me pinto solo en eso de meterme en embolados gratuitos, pues he aquí que acabé poniéndomela. No es que desconociera su existencia, pero reconozco que no le había prestado especial atención.

Estamos en un futuro cercano, y la humanidad prepara su primer viaje tripulado a Marte. Apenas quedan unas pocas semanas y se ha cerrado ya la escogida tripulación. Todos los integrantes están obviamente nerviosos, pero entre ellos se nos destaca a Sarah (Eva Green). Excelente profesional, esforzada y competente como la que más, también es madre divorciada con una pequeña de siete años de edad. Aquí empieza el fulcro de la trama, pues a raíz de su misión estará al menos un par de años alejada de su hija: No desea otra cosa que montarse en el cohete, pero al mismo tiempo le duele en el alma dejar a la pequeña con un ex marido bienintencionado, pero bastante desastre.

De acuerdo con lo que sabía de la película (poco), yo me esperaba una película de ciencia-ficción más bien durita y seria, pero de ninguna manera hubiera podido prever que estaba ante un drama laboral desnudo y realista de escenario inesperado. Usando como ejemplo una profesión vocacional que hubiéramos podido decir que goza de gran cantidad de privilegios, comprobamos que sus problemas no nos son tan extraños.

Lo que más me ha sorprendido es el realismo que se transmite al describir la vida en un centro de investigación de élite. Yo he trabajado muchos años en ellos (jus, si hasta he estado en el que ocurre la acción) y se realiza un gran trabajo para plasmar todos los problemas y las frustraciones del investigador de primera línea. Antes que lo preguntéis, no, nunca he tenido la más mínima posibilidad de ir al espacio, mi perfil sería más el del “ex”, aunque no tengo hijos (que yo sepa). Pero sí que se retrata con descarnada crudeza todos los sacrificios y esfuerzos que se deben realizar para tocar estos techos, con todo el desgaste físico y psicológico que ello conlleva. Lo he sentido sorprendentemente cerca de lo descrito en la película.



Aunque abuse de colores desaturados, hemos de felicitar con energía a Alice Winocour por todo lo que implica a la parte técnica: la fotografía es estupenda, la documentación de los procesos es magnífica y la dirección de –especialmente- las actrices es muy meritoria, especialmente si tenemos en cuenta el no tan abultado presupuesto en que se mueve el proyecto. Mis felicitaciones.

El guión corre a cargo de la misma director, que demuestra estar muy trabajado, componiendo un metraje muy ajustado (102 minutos en los que no sobra nada), con personajes bien descritos con funciones claras dentro de la historia y un caramelito para una Eva Green que es consciente de tener un buen papel ante sus ojos. Sin embargo, no se trata de una película que destaque por su ritmo. La trama se desarrolla muchas veces a través de miradas y diálogos no contados, lo que requiere el esfuerzo del espectador para mantener el interés ante lo que ocurre. Además, la decisión de no utilizar (apenas) la música para reforzar las emociones puede provocar que muchas escenas parezcan desnudas, faltas de contenido. Entiendo que se trata de una decisión consciente, que se complementa con parca puesta en escena, que renuncia a casi cualquier tipo de decoración innecesaria.

Lo que sí hace bien la película es trabajar toda la problemática laboral que se encuentra la protagonista. Se tocan muchos palos con acierto: los problemas para estar a la altura (de lo que los demás esperan y de lo que una misma se exige), la rapidez con la que se duda de tus capacidades, el dolor de perderte la vida de tus seres queridos, la desconfianza ante las responsabilidades que debe afrontar un padre que, bueno, hace lo que puede (o no). No sólo se ve desde el punto de vista de Eva Green, sino que se tiene el ingenio para presentar los mismos problemas desde el punto de vista del astronauta estadounidense o de la propia dirección del centro espacial (que te deja a medio camino de entenderlos y darles con un ladrillo en la cabeza).

Como ya he destacado anteriormente, esta película no se sostendría si no fuera por la estupenda actuación de las dos actrices principales. Eva Green como madre sufridora y Zélie Boulant como la pequeña que no quiere alejarse de una madre a la que ya ve menos de lo que le gustaría. Trabajos ambos llenos de matices, difíciles de encarnar, pero plasmados con talento (premiados con sendos premios César) con una directora que aprovecha a la perfección todo lo que ellas le dan.

Y luego llegamos al tema del final. Quizás podrá enfadar a muchos, jugando demasiado a confundirte sobre si se va o no se va, con un desenlace que puede parecer frustrante tras haber visto los 100 minutos anteriores. Lo mejor es que no juzga las decisiones tomadas. Tanto despegar como quedarse es razonable y claro, es cuestión de comprar o no lo que acaba ocurriendo. Da para mucho debate, tanto en general como en la casuística concreta que tenemos en pantalla.

Así pues, tenemos un drama laboral con una problemática muy bien tirada, realizado por una directora que sabe lo que hace y dos actrices que destacan por su talento. Sorprende su concienzuda documentación técnica en temas que nos son precisamente del dominio público. Sin embargo, también peca de lenta y austera (contemplativa, dirían algunos), tiene un final que no deja a todos conformes y, sobretodo, es una propuesta muy diferente a lo que uno esperaría viendo su carátula.

 

Nota: 7

Nota filmaffinity: 6.2 

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