miércoles, 31 de enero de 2018

El Resplandor

Una de las cosas que no sabía de esta recóndita ciudad escocesa dónde he estado escondido un añete es que organiza uno de los festivales de cine de terror más prestigiosos del país. ¡Toda una sorpresa encontrarse la ciudad llena de zombis, vampiros y otros seres de ultratumba!

Dentro de las muchas actividades del festival, acudí a ver El resplandor, película que venía precedida de un coloquio sobre la misma, en la que se departió sobre curiosidades, anécdotas, escenas curiosas y otras innovaciones del film que, a decir verdad, hicieron su posterior visionado mucho más aprovechable.

Nombrado como guardián del hotel Overlook durante su clausura invernal, Jack Torranche (Jack Nicholson) espera escribir la gran novela americana. Se instala allí con su mujer Wendy (Shelley Duvall) y su hijo Danny (Danny Lloyd), dentro de este palacio aislado en el que, diez años antes, un antiguo guardián descuartizó a su mujer y sus hijas.

Poco a poco, apariciones y otros fantasmas hacen presencia en las vacías salas, invitando al pequeño a abandonar a sus padres y persuadiendo al progenitor de que la única manera de salvar a su familia es acabar con la vida de todos sus allegados. Sin posibilidad de pedir ayuda, Wendy y Danny descubrirán la locura homicida de Jack….

A esta altura de la vida, se han escrito ríos de sangre sobre la película. Poco puedo explicar yo que no se haya contado mil veces, más allá de que es un auténtico peliculón.

Si nos proponemos empezar por su faz más reconocible. Jack Torrance es, por derecho propio, uno de los iconos del cine, mérito enormérrimo de  un Jack Nicholson en estado de gracia, medio desquiciado por el alcohol y las demoledoras condiciones de rodaje que imponía Stanley Kubrick. Lo único que se le podría achacar es que no me cuadra que no estuviera ya como una chota antes de entrar a trabajar en el Hotel Overlook, si es que da miedo nada más verlo (¡po’ favo’!). A su alrededor, la víctima del doblaje Shirley Duvall es mucho más compadecible en versión original (esa Verónica Forqué…) y el pequeño Danny Lloyd es pura ternura y terror.

El último actor de la película es el propio hotel Overlook. Conocido por su minuciosa preparación, Kubrik genera una puesta en escena que incomoda y genera malestar. Sin necesidad de monstruos asquerosos ni golpes de sonido, simplemente con una atmósfera malsana y un escenario hipnótico se basta para crear uno de los desenlaces (y desarrollos) más terroríficos del cine. Es curioso descubrir que prácticamente todos los escenarios fueron creados exprofeso para la película, tanto el hotel como el laberinto, pues Kubrick no quería alejarse apenas de Londres bajo ningún concepto. Sólo el viaje en coche inicial se rodó en exteriores (en algún lugar de las Rocosas estadounidenses), reutilizado de otro film para que el maniático director no tuviera que moverse de su casa. La multiplicación de tomas (impensable en la época), la asfixiante dirección de actores (que acabaron hasta las narices del director) y las innovaciones técnicas (especialmente el uso intensivo de la Steadycam, una cámara que se podía llevar en un arnés, mucho más ligera de los mastodontes de la época) alimentan todavía más la reputación de perfeccionismo del cineasta.



También hay que destacar la masterclass que da Kubrick en el tratamiento del sonido, mezclando susurros con arreglos orquestales inquietantes cuando debe hacerlo, sin un silencio ni un sonido de relleno. Por lo hablar ya de la fotografía, con sus colores vivamente saturados, pensados para generar incomodidad y hacer nuestra estancia en el asiento todavía más perturbadora.

El resplandor es, sin duda, un referente de su género, pero se hace curioso comprobar como es una adaptación horrenda de la impresionante novela de Stephen King. Cualquiera que conozca los perfiles de ambos genios tendrá probadas muestras de sus descomunales egos y su incapacidad para rectificar o alejarse de aquello que consideran que es correcto. Como Kubrick tenía pensado hacer una adaptación muy libre del libro, manteniendo apenas el planteamiento original, King no pudo soportar de ninguna de las maneras la perversión que se iba a hacer de SU obra. De acuerdo con los rumores y las historias que circulan, el choque de voluntades que hubo en las primeras semanas de rodaje fue monumental, peleas continuas que acabaron con el escritor abandonando el proyecto, renunciando cualquier derecho sobre la obra fílmica y exigiendo que se quitara su nombre de la misma. Tampoco es que el resto de adaptaciones de King sean mucho mejores, pero seguro que nunca tuvo que enfrentarse a un tráiler sin frenos tan testarudo como Stanley Kubrick.

Al final, tenemos dos obras que no comparten más que título y argumento. Dos impagables ejercicios de talento, únicos ellos en su género y que no podemos dejar pasar de ninguna de las maneras, pero que, en su desarrollo y desenlace no podrían ser más diferentes. A fin de cuentas, ¿por qué quedarse con uno cuando se puede sufrir gozosamente con ambas?

Curiosamente, El resplandor es considerado uno de los mejores ejemplos de un doblaje fallido en España. A pesar de (o a causa de) estar supervisado personalmente por Stanley Kubrick, la elección de las voces en castellano es realmente horrible. Es especialmente sangrante el caso de Shelley, cuya voz es tan desagradable que no deseas otra cosa que Jack Torrance le arranque la cabeza de una vez (justo lo contrario que deberías desear ^^) No dudo que Verónica Forqué puso toda su alma en hacer un buen trabajo, pero las exigencias del director provocan el naufragio total del personaje. Ésta es una de las pocas veces en las que la versión original es casi obligatoria. ¡Cómo mejora la película!

En fin, la incursión de Kubrick en el cine de terror hace de El resplandor uno de los films más influyentes de su género, aterrorizando a generaciones de espectadores con un escenario idílico, desierto y aislado, en el que una maligna tensión invade lo que debería ser un remanso de paz y relax. Del chillón de guiños, versiones y homenajes que se han hecho de este film, no puedo sino recomendar el episodio-parodia a cargo de Los Simpson en la Casa-Árbol del Terror III, una vuelta de tuerca muy simpática y llena de mala leche (sin tele y sin cerveza, Homer pierde la cabeza…)

Solamente os puedo decir que debéis visitar el Hotel Overlook dos veces en vuestra vida (de las dos maneras posibles :p), y a ser posible en inglés. En el caso que nos ocupa, recomiendo inquietarse con deleite con una puesta en escena inmejorable, un guión laberíntico y un Jack Nicholson en estado de gracia.


Nota: 10
Nota filmaffinity: 8.2


Nominada a dos Razzie (director y actriz). Si, anda… xDDD

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