sábado, 18 de julio de 2015

Tokyo Blues - Norwegian Wood - (Haruki Murakami)


Como cada bimestre, mis torturadores de la CLO son buenos y me incluyen libros para aligerar mi “Cesta” (Nº 67). Para esta vez me han traído un escritor que tiende a gustarme, como es el reputado, amado y odiado Murakami. Yo no me voy a quejar ^^.


Título: Tokyo Blues (Norwegian Wood)
Autor: Haruki Murakami
Título original: Noruwei no mori

“Toru Watanabe, un ejecutivo de 37 años, escucha casualmente mientras aterriza en un aeropuerto europeo una vieja canción de los Beatles, y la música le hace retroceder a su juventud, al turbulento Tokio de finales de los sesenta. Toru recuerda, con una mezcla de melancolía y desasosiego, a la inestable y misteriosa Naoko, la novia de su mejor -y único- amigo de la adolescencia, Kizuki. El suicidio de éste les distancia durante un año hasta que se reencuentran en la universidad. Inician allí una relación íntima; sin embargo, la frágil salud mental de Naoko se resiente y la internan en un centro de reposo. Al poco, Toru se enamora de Midori, una joven activa y resuelta. Indeciso, sumido en dudas y temores, experimenta el deslumbramiento y el desengaño allá donde todo parece cobrar sentido: el sexo, el amor y la muerte. La situación, para él, para los tres, se ha vuelto insostenible; ninguno parece capaz de alcanzar el delicado equilibrio entre las esperanzas juveniles y la necesidad de encontrar un lugar en el mundo.”

Toru nos cuenta todo este follón a nosotros, pacientes lectores que no queremos –podemos- negarnos a leer su relato. Quizás no quiere otra cosa que vivir más o menos tranquilo y tener una existencia apacible, sin grandes sobresaltos y así, ser más o menos feliz. Pero el Japón de los 70 no es el mejor lugar ni la mejor época para madurar. La nula empatía del noventa por ciento de la gente y la brutal exigencia que somete la sociedad a sus ciudadanos es un caldo de cultivo para encontrar muñecos rotos y cadáveres andanes de aquellos que no pueden soportar la increíble presión de su día a día. Cualquiera que conozca la vida de Murakami podrá ver la cantidad de coincidencias que hay entre la vida de Toru y la suya. ¿Dónde empieza la autobiografía y dónde la ficción novelística? Eterno dilema…

Dentro de sus novelas, hayamos muchos trazos compartidos con el resto de sus novelas. Una trama lenta, insulsa incluso, con una obsesión existencialista que se ha convertido en el sello de Murakami. Como es habitual, se centraen las relaciones entre unos personajes muy introvertidos y torturados, frágiles, prestos a derrumbarse ante los avatares de la vida. Tokyo Blues es uno de sus mayores éxitos, principalmente por ser la menos densa, la más accesible y asequible de todas sus obras para un lector advenedizo. Diría que es la más “fácil de leer” y por ello la puerta de entrada hacia este autor.
En sí, no cuenta una historia que la sosa vida de cuatro personajes que arrastran una depre de caballo, que no dejan de lamentar su suerte y no son capaces de hacer nada para mejorar las cosas. Pero lo que me gusta de Murakami no acaban siendo sus historias, sino su capacidad para escribir y emocionarme. Tal como también me pasa con Auster, son escritores que, sin componer nada extraordinario en apariencia, son capaces de llegarme a lo más hondo y disfruto con casi cualquier cosa que me estén contando.

En Tokyo Blues encontramos una atmósfera realista y reconocible, muy cercana, pero al mismo tiempo, con un componente atemporal lleno de melancolía y tristeza, pero decididamente bello. La tristeza es una emoción muy difícil de gestionar, pues tiene la portentosa habilidad de disolver los límites de la realidad, rodearte y sumergirte en un mundo alternativo, convirtiendo así la lectura quizás en una tortura insoportable, quizás en un sentimiento que existe contigo en armonía. Y se consigue, una vez entras en este Japón onírico, ya nada importa. Puedes regodearte en su belleza y maravillarte por la tranquilidad que te ofrece.

El hipnótico Japón de Tokyo Blues deja resquicios para que vislumbremos la crueldad de la sociedad nipona para con aquellos que se salen de la norma y la incapacidad para reconducir a los descarriados, gérmenes de una generación cuyos ecos vemos reflejados en los problemas de la sociedad actual. Salpicando cada página, diseminados aquí y allá, multitud de referencias y detalles que cualquier lector occidental reconocerá: Canciones, folklore, actualidad política (de su momento), obras literarias… prueba de que a Murakami le gusta mucho la cultura europea.

La novela gira en torno a Toru, un chaval en sus primeros años de Universidad, a medio camino entre el adolescente traumatizado y el adulto con sentido del deber que intenta buscar su lugar en el mundo. No tiene otro objetivo que llevar una existencia tranquila con la que ser agradablemente feliz. Su apacible manera de ser, alejada de prejuicios y exigencias provoca que sea muy fácil convivir con él, por lo que todas las mujeres encuentran en Toru un asidero en el que contar sus penas y encontrar consuelo. Éste no tiene ningún inconveniente en dar apoyo y acostarse con todas las mujeres necesitadas que encuentra, a pesar de sufrir de amores con la inestable Naoko. Poco aprovechao el jodío ^^.

Naoko  es una muñeca rota. La imposibilidad de contar sus problemas sexuales en la adolescencia han provocado en ella una inseguridad absoluta. Se ha convertido en alguien incapaz de soportar las tensiones del día a día, a la que cualquier inconveniente o fallo se convierte en un obstáculo insalvable y un motivo para regodearse en su desgraciada vida. Está enamorada de Toru, ya que es el único con quién puede ser ella misma y no necesita fingir ser fuerte. Es en este amor donde encuentra fuerzas para vivir un día más, con continuas mejoras y recaídas a lo largo de la novela. 

La tercera en discordia es Midori, una chica aparentemente normal y feliz, pero  queal ser sexualmente mucho más activa de lo que dictan las normas de la sociedad, encuentra que nadie la toma en serio. Es una niña caprichosa al que el mundo ha tratado mal, con lo que ella ha decidido tratar mal al mundo. Se dedica a tocar las narices todo lo que puede, ocultando detrás a una persona asustada que sólo desea que alguien la valore y le de algo de cariño. Al encontrar a Toru, se encuentra con alguien que no la juzga ni se extraña por sus liberales costumbres, por lo que es el único con quien puede ser ella misma y no necesita fingir ser la modosita que todos esperan.

También tiene su importancia Sadako¸ una estrella infantil de la música que no pudo soportar no ser la número uno al llegar a la madurez. Reconvertida muy a su pesar en profesora de piano, recuperó la estabilidad, pero un desliz con una alumna demasiado joven la convirtió en el centro de las habladurías de la ciudad. Asediada por los insidiosos rumores y repudiada por la sociedad, vive recluida y aislada, sin fuerzas para luchar por su lugar en el mundo. Encuentra en Naoko un ser al que cuidar y así poder ser útil a alguien, pero es en Toru donde se topa con alguien al que sólo le importa el presente, que no la juzga por su pasado y no la repudia por los errores cometidos, sino que la trata como una persona y con quién puede ser ella misma, sin necesidad de estar en guardia ante los prejuicios de su interlocutor.

Cuatro almas muy bien dibujadas, cuatro maneras de ser con miles de aristas, muy trabajadas y reales. Tremendamente apáticos, cansinos y estúpidos todos ellos, pero soberanamente bien trazados.
Estos personajes –entre otros- se dejan arrastrar por las olas de una lectura intimista que apela a la nostalgia y que habla de las relaciones humanas a las que no se le puede dar un nombre o una definición clara, va del amor, la amistad y la sexualidad, de la vida, de la muerte y del recuerdo (y el daño) de los que ya no están. Se dejan llevar y se lamentan por su situación, y mientras tú estás deseando que despierten de su amodorramiento y tiren para adelante, encuentran en Toru alguien que simplemente, no les hace daño, y se enamoran de él sin remedio.

Mira que cuenta una historia flojita y con personajes cansinos con ganas y aun así, en vez de tirarlo por la ventana, he disfrutado con él. Murakami sabe atraparme con sus atmósferas hipnóticas y su extraño pasar del tiempo, llegándome adentro y convirtiendo cada libro en una experiencia. No quiero saber cómo me sentiré el día en que además me cuente algo interesante (y menos deprimente).

Nota: 6
Nota goodreads: 4.03

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