domingo, 22 de julio de 2012

La leyenda renace


Como es habitual en este director, cada vez que Nolan prepara algún trabajito nuevo se generan muchas expectativas. Mucha gente quiere ver lo que hace este grandilocuente director, y más si es el punto final a la trilogía de Batman, claro.

Han pasado ocho años después de los hechos de El Caballero Oscuro. Batman cargó con la culpa de haber asesinado a Hearvey Dent, que se convirtió en un símbolo de la integridad y la honestidad. Gracias a este símbolo, el pueblo se unió y luchó unido contra el crimen organizado. Por fin éste parece haber sido erradicado, pero la repentina aparición de un mercenario anarquista, Bane, pondrá fin a este pequeño período de paz. Mientras tanto, Batman ha permanecido encerrado en su mansión, incapaz de soportar la pérdida de su amada. Ya entrado en años, es una sombra de lo que fue pero la aparición de Bane obliga a su regreso. Sin embargo, Bane parece ser la horma de su zapato. Joven, sanguinario y dispuesto a sembrar el caos, es sorprendentemente astuto y organizado. Este torturado y decadente Batman no parece estar a la altura del desafío cuando Bane pone una bomba atómica en Gotham City. Para derrotar a Bane, Bruce Wayne deberá encontrar esa voluntad interior que te da alas para luchar, cuando las fuerzas ves marchar. Los habitantes de Gotham City tampoco se rinden y, en medio del caos, buscan organizarse para sostener una última y seguramente fútil resistencia.

Tan espectacular, denso y potente como siempre. Nolan nos enchufa con casi tres horas de metraje enrevesado y brutal. Es la película filosóficamente menos profunda de las tres películas de Batman y, quizás, la película menos complicada narrativamente que ha realizado hasta ahora. Igualmente, sigue siendo brillante y espectacular como pocas.

ACTORES: Christian Bale hace el mejor Bruce Wayne de la saga. Su personaje está desquiciado, torturado y ha perdido las ganas de vivir y, al volver a enfundarse el traje, se produce la transformación y recupera la voluntad de luchar, de no rendirse jamás y darlo todo por su objetivo. Luego con el traje de Batman tiene la misma cara de palo de siempre, pero es justo lo que se espera del murciélago. En los secundarios tenemos a unos magníficos Oldman, Freeman y Caine. Aunque no tiene mérito, éstos son tan buenos que te hacen una paella con dos tablones y un cazo. El camaleón Oldman consigue que parezca que si Gordon existiera sería él y sólo él. Caine nos llega al corazón en más de una escena, con su experiencia, su madurez y su gran compasión como Alfred. Y Freeman… bueno, es Dios. Hardy se esfuerza por componer un malvado que parece diseñado para luchar contra Batman. Es notable el esfuerzo por conseguir que un personaje tan inverosímil parezca incluso realista por momentos. 
En cambio, el elenco femenino no está tan bien. La actuación de Hathaway no está nada mal, pero "eso" no es Catwoman. El personaje está bastante desdibujado, no tiene nada de “gatonil” y las ganas que pone la actriz no da para sostenerlo -y más con los monstruos que tiene al lado-. Cotillard, bueno…nunca me ha gustado y aquí no me demuestra lo contrario.

DIRECTOR: Que Nolan es un director con mucho talento lo sabe todo el mundo. Que tiene la manía de complicarse la vida, buscar el más difícil todavía de manera gratuita y hacer tragar al espectador un apabullante y -muchas veces- desconcertante espectáculo, también.
La dirección está realizada con mucha fuerza. Todas las escenas desprenden mucha consistencia y la recreación de New Yo… ejem… Gotham City es potentemente realista. Las escenas de acción son electrizantes e intensas, toda una buena muestra del saber hacer de Nolan delante de la cámara. El diseño de cada escena, repleto hasta la extenuación de detalles perfectamente estructurados, es prodigioso. Nolan sabe que es el mejor arquitecto del Caos desatado y se dedica a demostrarlo. La película empieza con mucha fuerza -y mucha calma- para ir conduciendo a un deslumbrante y delirante desarrollo para desembocar en un alucinante crescendo ensordecedor, marca de la casa. Destaca -para mal- la muerte del malo maloso, sorprendentemente torpe en medio de tanta calidad.
La música -Zimmer- es tan brutalmente espectacular como se podría esperar y los efectos especiales perfectamente introducidos ayudan a comprobar como se pueden gastar BIEN 250 millones de dólares.

GUIÓN: La realización de esta película se enfrenta a un gran problema ¿superar el personaje de Heath Ledger como el Joker en "El caballero Oscuro"? ¿superar la trama terrorista de un film donde se pone en jaque los conceptos de justicia, del amor, de la amistad, del crimen, del egoísmo o del capitalismo mismo? Partir de un guión bien estructurado y trabajado es lo primero. Y, aunque no llega a la perfección de su predecesora, el resultado es muy bueno. Es curioso comprobar que el guión está articulado como una de esas atracciones hechas con fichas de dominó, donde al empujar la primera se comienza con una acción que va tirando las siguientes fichas hasta componer figuras, dibujos o acciones que al principio no sabíamos que se iban a producir. Y es lo que hace "El Caballero oscuro: la leyenda renace". Todas y cada una de las claves más importantes en la mitología del hombre murciélago se van desentrañando como una bien estudiada maraña de hilo, que vislumbramos con una lógica aplastante en el desenlace final de esta trilogía.
A pesar de su aparatosidad, es la menos filosóficamente profunda y narrativamente compleja de las tres películas. Esto no se traduce en “simpleza” sino en un apabullante espectáculo con unos personajes muy bien trazados -los femeninos menos- y algunos diálogos magistrales -las discusiones Fred//Wayne no tienen precio-.

La primera parte de la saga que finaliza con este film habla de la necesidad de los héroes, esos líderes que pueden surgir de cualquier sitio. Todo el mundo puede serlo -¿todos deben intentar serlo?- y, con su guía, el pueblo puede unirse y buscar la paz y el bien común. Con ella, Nolan nos sorprendió a todos al reinterpretar magníficamente al héroe oscuro y atormentado, que lucha contra el mal con sus mismas armas, al que no le importa mancharse las manos. En la segunda parte, Nolan nos deleita con la mejor adaptación de un héroe que se ha hecho, consiguiendo incluso dejar a Batman en un segundo plano, dónde importa más el duelo “Caballero Blanco / Caos” (Dent/Joker) que la propia presencia necesaria del Caballero Oscuro -si no la habéis visto, visionadla, que acepta muchas revisiones focalizando diversos aspectos-. En esta tercera parte, te plantea el papel del héroe que ha llevado a la catársis al pueblo y ha contribuido a la llegada de la paz. ¿Qué debe hacer el héroe ahora? No tiene razón de existir. Debe desaparecer. Y es lo que hace Batman, hasta que se le necesita de nuevo y se ve obligado a volver a existir. La misma gente que lo olvidó y lo vilipendió en tiempos de paz vuelve a pedir su ayuda y Batman, aunque sabe lo mal tratado que ha sido, cumple con lo que él considera su deber, aún queda algo que dar a la ciudad -aunque la ciudad le odie-. Aquí no se produce una reflexión tan profunda o clara como en las otras películas, más bien se trata de acabar de hilvanar los temas tratados anteriormente y de ofrecernos un desenlace y una conclusión para lo ya desarrollado. Para siempre quedará una historia que ha ido más allá de lo narrado para buscar el paralelismo constante con una época en la que el mundo en un principio se vio inundado por el miedo, para a continuación encontrar en el caos unas fuertes dosis de brutalidad. Nolan ha hecho de la trilogía de Batman, un mosaico de nuestra historia actual donde Gotham es el retrato de la sociedad occidental y su estructura social difícilmente sostenible. Al final, el mensaje es claro: la esperanza es un bien colectivo que debe servir de cemento para fraguar nuestro futuro. Al fin y al cabo... "la noche es más oscura justo antes del amanecer".

No, la película no es una muestra de perfección. Es más simple e inferior a las anteriores entregas. “Sólo” es un espectáculo apabullante y vibrante. Casi tres horas de una trama magnífica que entusiasma, asombra y deja atónito por la contundencia y la perfección de su arquitectura. Está claro que es una película de la que disfrutar y gozar. Es evidente que va a provocar decepciones, pues no es tan buena como su predecesora y no va a conseguir la cantidad de orgasmos que dejó El Caballero Oscuro, pero es una película BUENA con todas las letras. No es una película para pasar a la historia, simplemente, el maestro ha hecho una obra menor y nosotros no podemos hacer otra cosa que admirar el trabajo. Ya les gustaría a muchos poder hacer “obras menores” como ésta.

Nota: 8
Nota filmaffinity: 8.0 (al ser nueva, está variando continuamente, en mi opinión se estabilizará en un siete largo). 

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