domingo, 8 de julio de 2012

Ice Age 4: La formación de los continentes


¡Y parece mentira, pero llegamos a la cuarta parte de esta entrañable saga! En la reseña de la 3º parte comenté que me parecía difícil encontrar la excusa argumental para realizar una cuarta película, pero parece que se han inventado algo con suficiente consistencia.


Han pasado unos añitos desde la última película y Melocotón ya se ha convertido en una jovencita mamut que trae de cabeza a Manfred. Las perrerías de Scrat en el núcleo de la Tierra provocarán una serie de terremotos, derivando en la formación de los continentes. Los consecuentes desastres resultan en la separación de nuestro variopinto grupo de héroes, que deberán colaborar para volver a reunirse y salir vivos del apuro.

Como ya hemos visto en sagas como Shrek o Piratas del Caribe, las sagas alargadas en demasía agonizan en una serie de malas películas francamente decadentes. Sin embargo, como ya comenté en su tercera parte (Ice Age 3), la falta de trascendencia de las historias, la sucesión de gags de humor slapstick y la propia ligereza de las películas hacen que esta decadencia sea menos palpable. La calidad de la franquicia se mantiene en una especie de meseta, como si fueran capítulos de una serie de TV estrenados en pantalla gigante. Siendo más de lo mismo, sigue siendo divertido y entretenido.

El film es bastante corto, pero no da la sensación de estar alargado ni comprimido. La duración es la correcta para asegurar un entretenimiento con un ritmo vivo y ágil, desarrollando la “historia” que sirve de armazón para el montón de chistes con los que nos bombardean. La película funciona a base de escenas con los protagonistas de siempre, con el añadido de la abuela de Syd (impagable) y con cierta pérdida de importancia de los secundarios (las zarigüeyas apenas salen, por ejemplo). Entre escena y escena hay un pequeño interludio con las desventuras de Scrat y su bellota -más salvajes que nunca- que ayuda a desconectar y dar agilidad a la película. Salvo el pequeño hilo argumental amoroso de Melocotón -que no aporta nada y apenas dura cinco minutos- y una canción que no viene a cuento, la película es una vertiginosa sucesión de caídas, golpes, tortas y demás desventuras tan desternillantes como siempre. Si el humor de la franquicia te gusta, el entretenimiento está asegurado.

Resulta sorprendente ver como la calidad gráfica ha mejorado con los años. Comparando con la primera parte, el incremento en el detalle de los paisajes y la definición de las expresivas muecas de los personajes es abrumador. No llega al nivel de los monstruos de Pixar, pero es sobradamente efectivo.

No deja de ser lo que intenta ser: una película cortita para reir a mandíbula batiente un rato, con un entretenimiento intrascendente. La historia -como en anteriores partes- es casi inexistente y en muchas ocasiones recurre a escenas de películas anteriores pero nos deja mucha diversión, humor en la tradición de la Warner, muchas caídas y diálogos ágiles, con un nivel técnico más que notable, eso sí, sin llegar a sorprender. Pero bueno, Scratch sigue haciendo de las suyas, y eso puede llegar a ser suficiente.

Nota: 6
Nota filmaffinity: 6.2

Viendo como está funcionando en taquilla, la 5º parte está asegurada, ¡esperemos que siga manteniendo el tipo!

Al menos en el cine donde estuve, la película viene precedida de un corto protagonizado por Maggie Simpson. Tan divertido como siempre.

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