martes, 14 de febrero de 2012

Guards! Guards! (Terry Pratchett)


Título: Guards! Guards!
Autor: Terry Pratchett

“Aquí es donde los dragones fueron. Ellos yacen… no muertos, no dormidos, pero… durmientes. Y aunque el espacio que ocupan no es como el espacio natural, están fuertemente empaquetados. Como si fuera una lata de sardinas, si es que puedes concebir que las sardinas puedan ser enormes y terroríficas. Y seguro que en algún lado está la llave…”


El libro es la VIII novela del Mundodisco y la primera dedicada a la saga de la Guardia de la Ciudad. En un primer momento conocemos a los diferentes personajes de la Guardia nocturna, los cuales malviven sin un propósito claro ya que el Clan de Ladrones y el Clan de Asesinos se ocupan de autogestionarse y de mantener la cantidad de crímenes bajo control. La aparición de un grupúsculo de ocultistas disidentes que buscan invocar a un Dragón para restaurar la monarquía tendrá consecuencias catastróficas para la caótica tranquilidad de la ciudad. El Capitán Sam Vimes se verá obligado a tomar cartas en el asunto personalmente. Nadie puede prender fuego a su ciudad, ni siquiera un Dragón. Sólo ÉL puede hacerlo.

El libro contiene todos los giros y chistes delirantes típicos de la factoría Pratchett, con una trama desternillante y una serie de momentos totalmente descacharrantes mientras deja caer alguna pincelada sobre la idealidad de cada tipo de forma de gobierno. Simplemente delicioso. Además, en este libro, Pratchett no cae en el que quizás sea uno de sus mayores errores, que es perderse en sus chistes absurdos haciendo gag tras gag mientras que la trama pierde sentido. En Guards! Guards! esto no ocurre. La trama se mantiene coherentemente y se desliza muy bien bajo un torrente de momentos desternillantes (este hecho se mantiene en toda la saga de la Guardia de la Ciudad, siendo para mí la mejor saga del Mundodisco).

Realmente, Pratchett apenas dedica unos momentos a presentarte a sus personajes, pero en apenas unas líneas, consigue dibujarte con mucha claridad a unos seres entrañables y carismáticos.

Sam Vimes: Capitán de la Guardia. En un primer momento es un borracho que no le encuentra el sentido a la vida. La aparición del dragón y la ruptura del orden establecido provoca que se vea obligado a tomar cartas en el asunto: ahora tiene un objetivo. Serio y taciturno, siempre tiene preparada una frase lapidaria para cada momento y desprecia cualquier autoridad por encima de la LEY. Es un hombre de la calle que adora resolver las cosas él mismo. No soporta que le traten como a un militar y se afana en diferenciar la función de un guardia con la de un soldado. Todo ello, sumado a su brutal sinceridad, a su humor incisivo y a su actitud defensora de enanos, trolls y no muertos pone muy nerviosa a la clase alta de la ciudad.

Sub-teniente Zanahoria: Es un humano hijo adoptivo de un clan de Reyes Enanos. Criado en las minas bajo los férreos estandartes de la educación enanil, su exageradamente optimista y enérgica forma de ver el mundo desconcierta a todos, pero al mismo tiempo consigue convencer a quién esté a su alrededor para esforzarse por mejorar y comportarse bien. Sus dos metros de altura de puro músculo también contribuyen a ello. Su nula capacidad para captar el sarcasmo y entender cualquier tipo de metáfora es una gran fuente de problemas y malentendidos.

Dragón: Es un dragón milenario, orgulloso y levemente malvado. No es cruel porque sí, simplemente tiene una tradición que mantener: debe dormir en lechos de oro (aunque sean incómodos), devorar mujeres vírgenes (aunque prefiere a los gordos) y todo el mundo debe temerle (porque para algo es un dragón). Está bastante malhumorado por que le han sacado del lugar donde reposaba tranquilamente y la ciudad de Ankh-Morpock será el objeto de su ira.

El libro mezcla momentos delirantes (la reunión de la cábala recuerda a los mejores momentos del Frente Judaico Popular) con otros de acción al estilo Pratchett (divertidamente exagerada, con sus buenas dosis de animaladas con estilo), manteniendo una trama coherente sobre la que articularse.

Lo he leído en lengua original, intentando captar (seguro que me he perdido muchos) la enorme cantidad de juegos lingüísticos que hay el los libros de Pratchett. En mi opinión el esfuerzo vale la pena, pues permite apreciar mucho más al autor. -Me estoy soltando con los libros en inglés :)-.

Desternillantemente divertida.

Nota: 8

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