En
mi habitual tendencia a equivocarme de película, cuando le di al play estaba
convencido de que iba a ver la película de la muerte de Osama Bin Laden (La noche más oscura).
No os podéis imaginar mi sorpresa al ver que estamos en la IIGM y aquí a los
talibanes no se les espera.
El
instante más oscuro está situada en las semanas que transcurren desde que el
frente franco-británico es destrozado por las fuerzas alemanas hasta la
consolidación de la batalla de Inglaterra. Se centra en la figura de Winston
Churchill, repasando sus actos durante los primeros meses de la IIGM y su papel
vital para que Gran Bretaña no se rindiera a los nazis. Se inicia con la
dimisión de Chamberlain como primer ministro del Reino Unido y la tarea de
Churchill de negociar una paz (una rendición) ante Hitler y Mussolini. Sabemos
cómo ocurre la historia y veremos como éste decide desafiar a su gabinete y
tomar una postura contrara a la negociación, preparando a su país para una
resistencia a ultranza en una guerra se prevé larga.
El
instante más oscuro es un vehículo para el lucimiento de Gary Oldman, que da
vida a Winston Churchill en un ejercicio de transformación en el que se
convierte en un doble del personaje histórico. Su enormérrima actuación es
capaz de mostrar todas las contradicciones y defectos de un personaje vital
para la historia de su país, copiando dejes, maneras de comportarse y discursos
a veces indistinguibles del personaje original. Es el alfa y omega de la
película y, si lo que quieres es ver a un buen actor haciendo un buen trabajo,
aquí te vas a quedar a gusto.
Además, se agradece que este ejercicio venga acompañado de un envoltorio muy bonito. Se realiza un gran esfuerzo para recrear la Londres que vive bajo los bombardeos, tanto en una fotografía impecablemente sucia con la que mostrar los daños sufridos sin por ello dejar de ser espectacular. Lo mismo ocurre con el vestuario – lo que refuerza la teatralidad de la película – y los escenarios en sí, consiguiendo una recreación histórica fina y creíble. También debe destacarse el brutal trabajo de maquillaje y el chillón de prostéticos que debe ponerse Oldman para transformarse, siendo al mismo tiempo capaz de interpretar y realizar todos los gestos que sean necesarios.
Técnicamente,
El instante más oscuro es un portento de discreta orfebrería. El problema que
tiene es que más allá de ello la película es un peñazo de los grandes. Sí, hace
gracia adentrarnos en los despachos y ver qué ocurre entra bambalinas,
enterándonos de los diálogos dentro del gobierno y quién llamaba impresentable
o petardo a quién mientras los británicos se planteaban capitular. Sin embargo,
esa recreación concienzuda es la que le resta interés a la que sepas un poco de
historia: ahora viene este discurso, ahora toca esta decisión, etc. El retrato
del momento está realizado con una asepsia tal que le cuesta provocar sorpresa
o emoción, más cerca de un documental novelado que de una película como tal. A
ello contribuye un ritmo no especialmente brillante, unos diálogos – excepto de
los de Churchill, que se nota quién debe quedar bien – no especialmente
brillantes y cierta inexistencia de los giros de guión. A mí me tienden a
gustar las películas de gente hablando en pasillos, pero esta vez se me ha
hecho bastante bola.
Parece que llega un momento en todo actor que se da cuenta de que quiere ganar y empieza a hacer películas-lucimiento para que se lo den. Gente como Will Smith, Leonardo DiCaprio, Bojack Horseman… empiezan a producir películas sobre las que tienen control para que destaque especialmente su trabajo y así llevarse la estatuilla y quedar a gusto con su ego. En este caso, le ha tocado el turno a Gary Oldman, que ha sacado adelante el proyecto casi de su bolsillo. Para ello ha reunido a la flor y nata de los estudios británicos en una propuesta técnicamente impecable (mis felicitaciones a Joe Wright y al resto del equipo tras las cámaras, que hacen un trabajo enorme al recrear el Londres de 1939 tan bien como lo hacen). Fue nominada en los Oscar a Película, fotografía, diseño de producción y vestuario, ganando también – como no podía ser menos – el de actor principal y el de maquillaje.
¿Quieres
disfrutar de una actuación de bandera aunque luego la película sea un poco
meh? Este “documental” sobre las
intrigas políticas inglesas durante el inicio de la IIGM es justo eso. Oldman
impresionante, la película aburrida. Cada uno con sus preferencias.
Nota:
5
Nota
filmaffinity: 6.7
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