martes, 25 de abril de 2023

El escuadrón suicida

Hace ya algún tiempo, allá por 2015, la película de Suicide Squad fracasó a lo bestia en los cines, y tampoco es que fuera una gran película. Además de todos los problemas que tuvo su rodaje, con continuas injerencias de la parte directiva para con sus creadores, el éxito de Deadpool propició que los ejecutivos de Warner quisieran buscar un éxito similar. Alguien decidió que su Suicide Squad, que en aquel momento estaba en post-producción debía reconvertirse de una película de acción//terror, a una comedia gamberra con algo de acción. De espaldas incluso a su director, se regrabaron algunas escenas (¡45minutos!) a toda leche, se hizo lo que se pudo en efectos especiales y se remontó la película por completo. El resultado fue un pastiche bastante infumable en todos los sentidos.

Un par de años después, James Gunn fue despedido de mala manera de Marvel, a raíz de unos asuntos con los fans de Trump. Por una vez, DC fue lista y lo fichó a toda velocidad para ordenar su universo. Una de sus condiciones era la de repetir esta película, pero a su modo y sin que nadie tocara las narices. Por otro lado, también puso a punto el concepto del “multiverso relajado” que encaminaba a DC por el buen camino, con algunas propuestas más decentes. Hasta que despidieron a Gunn y cancelaron todo desde arriba porque una entrada contable lo decía, claro. Todo ello para volverle a contratar al año siguiente tras el sindiós organizativo que habían generado. Si es que cuando un contable se mete a director de cine…

Bueno, volvamos a El escuadrón suicida. Lo primero que destaca es que no es una segunda parte. Se hace ver que la película anterior no ha existido (cero vergüenza aquí), proponiendo una nueva primera entrega de la franquicia. Repiten algunos personajes y, a veces, se hace mención a cosas que pasaron anteriormente (que algunos recuerdan y otros, no), pero aquí no ha pasado nada. Después de todo, la desvergüenza es la marca de la casa.

Así, tenemos un nuevo grupo de malos malosos que, para conmutar sus penas, deben realizar una misión suicida, evitando que un dictador de un país centroamericano culmine sus planes para destruir el mundo. Y eso es la aventura, sólo que ahora tiene el toque Gunn con su humor salvaje y desenfadado. Dotado de una paleta de colores realmente brillante y desinhibida, no tiene problema en mostrar matanzas descomunales repletas de brilli brilli, mala leche y chistes por todos lados. Podríamos decir que todo lo que no funcionaba anteriormente, ahora lo hace a la perfección.

De la nada se saca a un nuevo elenco de personajes, que en apenas un momento, conocemos y queremos (o no). Idris Elba hace de Deathstroke, provocando que olvidemos a Will Smith al instante. Viola Davis repite con su clase. Margot Robbie no podía faltar con Harley Quinn, pues parece haber nacido para este papel (y vaya cinco minutos de protagonismo absoluto que se gasta). John Cena le echa toneladas de morro ¿y clase? con su versión psicótica del Capitán America (Pacificador, con serie muy recomendable incluida). Sin embargo, son sobretodo Daniela Melchior (entrañable adiestradora de ratas) y David Dastmalchian (impagable Hombre Punteado) los que arrancan los mejores momentos. Y no olvidemos a Stallone, que pone voz a King Shark, que también se hace querer cosa mala.

Ya partimos que arregla el carisma de todos los protagonistas. Además, les da un buen puñado de escenas de acción con las que todos pueden gustarse. Reparte con acierto el protagonismo y se permite una cantidad de bastardadas más que notable, exagerando tanto la acción que acaban siendo cachondas a su manera. Los malos son malos y sus métodos no son para nada diplomáticos. Cualquiera que haya visto la excelente serie de Harley Quinn ya sabrá que Gunn es un veterano en estas lides y sabe cómo liarla parda de la manera más descacharrante.

Para ello, abraza el tebeísmo más absoluto, alejándose de la trascendencia que estaban cogiendo las propuestas de DC. La trama es una locura, pero mantiene una curiosa coherencia que clava el tono para mantener a todos los personajes dentro de su verosimilitud. Sin volverse chabacano, el ambiente gamberrete contagia al espectador y se hace decididamente entretenido. Es chorra con ganas durante casi todo su metraje, sabiendo ponerse seria en los dos momentos en que debe, acertando al aportar dos horas de tontuna por bandera.

Si lo que quieres es dos horas de diversión comiquera, aquí tienes espacio para quedarte a gusto. Además, tuvo la suerte de proporcionar al personajazo de Pacificador, que dio lugar a una estupenda serie de lo más desopilante. Un auténtico hallazgo.

Estamos hablando de la que es (hasta ahora) la mejor película dentro del multiverso relajado DC. Un pepinaco de diversión de lo más bruto y bestia, como este autor ha demostrado que sabe hacer. Un punto troll, un punto sangriento, pero en todo momento descojonante, esta película sabrá divertir a todo el que se quiera acercar a una película de súpers sin complejos ni complicaciones.


Nota: 9

Nota filmaffinity: 6.3 

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