martes, 8 de junio de 2021

Spiderman 2

Hace ya algún tiempo reseñé la primera película del Spiderman de Raimi. Como buen bocachancla, declaré mi intención de repasar todas las demás películas del trepamuros que vinieron después. Pues aquí va la segunda, casi ¿12 meses? después. Como con Harry Potter, rápido que es uno con estas cosas.

La película nos sitúa unos años después de la primera película. Spiderman es un héroe consagrado, Parker se ha independizado, y tanto Osborn como MJ han seguido adelante con sus vidas con mayor o peor fortuna. Dentro de las prácticas de la universidad, Peter conoce al Doctor Otto Octavius, cuyo proyecto de investigación puede revolucionar la sociedad. La tragedia asoma el día en que se realiza el experimento vital del proyecto, con Spiderman implicado en su desenlace, lo que provocará que el Dr. Octavius se convierta en un súper-villano dedicado a acabar con nuestro héroe de las telarañas.

Tal como ocurría en su predecesora, lo que más llama la atención vista hoy en día es lo alejada que se siente del MCU sin por ello dejar de ser Spiderman. Aunque encontramos detalles de una ingenuidad a veces entrañable, sienta las bases del lenguaje cinematográfico de los súpers: se reflejan las ansias del héroe, la dualidad entre las dos personalidades, la diferencia entre el amor y el deber, las amistades y los secretos envenenados… Y al mismo tiempo, el sentido del espectáculo, en saber dar más que un villano de opereta y, sobretodo, que lo que veamos tenga coherencia interna en la pantalla. Esto último es algo que Raimi es (casi) el primero en plasmar, evitando los momentos chirriantes que tenían la mayoría de adaptaciones que no sabían olvidarse que ya no estaban un tebeo (las Batman de Burton o Schumacher, por ejemplo).


Otra de las cosas que sorprenden más es la diferencia que hay entre los Parker de Maguire y el de Holland. Encontramos aspectos comunes, pero en otros son radicalmente diferentes. No sólo por su madurez: Maguire es un Parker universitario, que debe rondar los 25-26 y tanto él como su universo tienen unas inquietudes vitales diferentes del de Holland, que se supone que tiene unos 16-17. Evidentemente, no es lo mismo que Mary Jane sea una actriz de éxito que debe lidiar con la fama o una compañera de clase que quiere ir a la Universidad, con todo lo que ello implica. Aparte, se ha escogido la versión más pringada de Parker, alejada de su vitalismo juvenil, le toca sufrir con las responsabilidades, los problemas de su tía, la dualidad entre el héroe y el humano y, sobretodo, su incapacidad para aceptar la felicidad que está ante sus ojos. Sin ser una gran actuación de Maguire (que raro) aquí es donde encontramos a su personaje más sólido, con una personalidad definida y algún que otro deje gratuitamente comiquero que no se puede evitar.

De todo el multiverso, aquí encontramos el triángulo amoroso Harry Osborn // Mary Jane // Peter Parker en toda su gloria, con tres personajes que se dedican (más o menos voluntariamente) a putearse e impedir que los demás sean felices. A pesar de sus cosas, James Franco convence estupendamente como un remedo del cómic con lo poco que el guión le ofrece y, sobretodo, Kirsten Dunst está maravillosa como Mary Jane, es imposible no enamorarse de ella.

Y es que los aciertos del cásting son a veces sorprendentes. Otto Octavius (Alfred Molina) goza de una construcción más interesante que el Duende Verde (Willem Dafoe). Tiene motivaciones para ser lo que es (a la primigenia manera Marvel, no fastidiemos), se hace querer y, en algunos momentos, incluso queremos que gane.

Por su lado, aquí tenemos al J. J. Jameson más desatado de toda la trilogía, con un J. K. Simmons que ha hecho suyo al personaje (y de nadie más), pasándoselo en grande en cada escena en que aparece. Pocas veces se ha traspasado tan bien a la pantalla a un personaje concreto de cómic.

Las escenas de acción se siguen con facilidad, estupendamente coreografiadas, con los efectos especiales y las toñas al servicio de un argumento coherente y no al revés. Hay espacio para el drama, el desarrollo de los personajes y hallazgos muy bien encontrados (la pelea en el metro, la charla de súpers con tia May o la boda final). Como muestra del buen hacer, la película fue premiada con Oscar a Efectos especiales. 


Tenemos aquí una rara avis. Una secuela mejor que su predecesora en una época en que las sagas no se estilaban tanto. Solidifica al personaje y asienta cómo se deben plasmar los súpers en pantalla. Sabe tener una historia sólida, con algo que contar más allá de llenar minutos. Puede que el Spiderman que proyecta no es al que estamos acostumbrados hoy día, pero es sólido, coherente en su universo. Al final, tenemos una de súpers muy entretenida, con ese puntito más de trascendencia que la hace sobresalir dentro de su género.

Nota: 8

Nota filmaffinity: 6.5

 

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