domingo, 15 de noviembre de 2015

Desde Rusia con amor



Mi lista de películas pendientes suele ser ecléctica y errática. El criterio es prácticamente nulo, destacando por su aleatoriedad. Y mira, casualidades de la vida: Especial james bond en cinéfagos justo cuando tengo una de Bond preparada para ver. No estoy a tiempo de escribir la crítica allí, pero sí perfectamente puedo meterla en mi blog.

Tenía frescas las películas de Craig, que cayeron el año pasado, y hacía años que no veía ninguna de Roger Moore y menos de Sean Connery y… que diferencia. No se parece a ningún bond que haya visto. ¿Dónde están los chistes, los gags tecnológicos, los malos megalomániacos que quieren acabar con el emundo? A este Bond me lo han cambiado, no es el que he conocido durante toda mi vida… y ahora que miro, sólo es la segunda película (1965!! 50 años!). Sí que es diferente, oiga…Por lo menos las chicas bond siguen ahí. 

Empiezo la película con mal pie, pues es una película protagonizada por Bond, pero no es una peli de James Bond. Es un film de espías que bien había podido firmar LeCarré o Clancy, con una seriedad que apenas se ha visto en la saga y con un Bond creíble y humano. No hay rastro de las barbaridades y las idas de olla que han caracterizado a la saga, pero tenemos a los rusos y a los británicos, Spectre metiendo cizaña, un asesino profesional la mar de solvente y una máquina de cifrado Lektor a modo de mcGuffin con el que llevarte por las persecuciones y las peleas que esperaríamos en una buena película de espías. 

La puesta en escena de la película intenta ser moderna e innovadora, pero refleja una realidad que ya se nos ha hecho antigua. Su entrañable tosquedad acaba haciendo gracia. Las escenas de acción son puerilmente artesanales, pero despiden efectividad y buen hacer.  Obviamente, es una hija de su tiempo y adolece de los tópicos de su época: todos los británicos son unos amos, los rusos son abiertamente idiotas y los turcos no sirven más que para recibir órdenes. Bond se convierte por momentos en alguien insufriblemente pedante, tan british que exaspera. Sólo digo que descubrir al asesino por el vino tinto es… bueno, muy ostiablemente inglés. 

Otra cosa a destacar estriba en los cambios que ha sufrido el género. Hacía mucho que no veía un desenlace tan ingenuamente obvio, cayendo en todos los tópicos posibles: el malo maloso contando todos los planes a Bond cuando lo va a matar –en vez de matarlo- para que Bond escape y así conozca todos los planes, Spectra como organización supervillana y supermalvada, con sus campos de entrenamiento, sus bases secretas,  El Dr. No y su Gato, las ejecuciones gratuitas de los secuaces o los chantajes imposibles…Es tan elemental que me apuesto un desayuno a que todos estos tópicos surgen aquí. Me gustaría tener tiempo para revisar fechas, pero ¿en cuántas películas hemos visto imitaciones a estas escenas? Puro Austin Powers pero en serio (lo que hace poner más en valor del que tenía a Mike Myers y su cuadrilla). 

Esta ingenuidad no desluce una trama completamente realista y bien llevada. Da aventuras, exotismo y entretenimiento sin rastro de la exageración bárbara que luego marcaría al personaje. La intención de la productora es realizar un blockbuster (antes siquiera de que existan) y es lo que consigue. Los abundantes medios están bien aprovechados en una puesta en escena agradablemente sesentera. Su ritmo sorprendió por su viveza y se mantiene aceptable incluso para nuestros estándares.

Eso sí, las chicas Bond son un caso aparte. Entiendo que han pasado más de cuarenta años y muchos estándares éticos han cambiado mucho, pero me gustaría saber dónde se olvidaron la dignidad. Recuerdo haber visto películas de Lazenby o  Brosnan en las que las chicas caían rendidas a los encantos del macho alfa  a las primeras de cambio, pero seguían siendo personajes fuertes con peso en la trama. Aquí las cuatro que se zumba no funcionan más que de lámpara sexy, e incluso a dos se las lleva a la cama sin quererlo (tampoco se queja). ¡Cuánto han cambiado los tiempos para Bond (diréis que no tanto, pero aquí da vergüenza ajena)!

El estilo y las escenas de Desde Rusia con amor ha sido imitados hasta la saciedad y por eso nos da un poco de risa ahora, pero su guión es sólido (e ingenuo) y su desarrollo efectivo. La ética que se desprende es bastante troglodita pero eran otras épocas y ha quedado reflejado; menos mal que hemos cambiado, o eso espero. Supongo que son cosas indisolubles del personaje, su Martini agitado, sus cochazos y su larga lista de conquistas de usar y tirar.

Con películas como ésta, es fácil entender por qué Bond se convirtió en mito: aunque tiene sus defectos –achacables a su época-, es innegablemente sólida, las escenas de acción están bien rodadas y desborda carisma. De alguna manera, el agente 007 consigue que aunque sus películas sean infumables, machistas, racistas o homófobas, sean ideales para conseguir dos horas de evasión total.


Nota: 6
Nota filmaffinity: 6.4

2 comentarios:

  1. Fíjate que no me queda claro si ponerme con las clásicas o no XD.

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    1. Las de Roger Moore duelen mucho. Las de Connery suelen estar bien, pero son muy hijas de su tiempo, siempre hay una escena o dos que provocan dentera. ¡Aunque luego sean entretenimientos muy logrados como éste!

      Mt

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