sábado, 29 de agosto de 2015

Que se mueran los feos



Supongo que al ver el título ya debería haberme puesto en guardia para lo que iba a venir, pero mira, no lo hice. Así de guapo que soy. Recordaba que había reventado taquillas, así que esperaba una comedia “romántica” estilo Ocho apellidos vascos, con menos intelecto que el eructo de una anchoa pero con buenos chistes… pero nada me habría preparado para este esperpento.

Eliseo es feo. Y cojo. Además de no ligar, es el feo del pueblo por antonomasia, lo que le convierte en objetivo de todas las burlas posibles. A Nati le falta un pecho, es fea, la acaban de dejar y no tiene otro refugio que huir al pueblo. Y cómo no puede ser de otra manera en estos casos, el destino los ha hecho el uno para el otro.

Puedo entender que hacer una comedia alejándose de los estándares de belleza típicos tiene un punto original, da pie a un buen número de chascarrillos de más o menos mala leche con los que jugar, e incluso aprovechar para pegar un pequeño toque reivindicativo para recordar hay otras cosas en le vida que ser mega tope guapo. Sin embargo, QSMLF se lanza de cabeza al humor de Pajares y Esteso, lo mezcla con los chistes de gangosos de los ochenta y añade los de “maltratemos a Meg” de la actualidad. 

No es que Eliseo y Nati sean feos (que lo son), es que son gilipollas. Tampoco les dan un argumento que seguir, los directores se limitan a hacerles objeto de una suerte de gags basados en insultos y abusos simples y directos normalmente protagonizados por unos “personajes” sin seso y un guión que pone al trío ZAZ al borde el Nobel de Literatura.  Aquí todo ocurre porque sí, porque tiene que pasar. Todas las situaciones se resuelven del mismo modo, rápidamente y sin más problemas, da igual cuántas peleas tengan abiertas.

Perfectamente conscientes de la chorrada que tienen entre manos, los actores tampoco es que se molesten mucho en hacer su papel, recitan, ponen cara y a otra cosa, como los casos de Tristán Ulloa y Hugo Silva, que se nota demasiado que pasan del tema. Pero es que ni siquiera Cámara y Machi parece que se esfuercen mucho, ¡que siendo los protagonistas se nota aún más! 

Se trata de un ejemplo de estas películas ya amortizada antes de estrenarse que abundan en nuestro cine. Estoy seguro que casi todo el presupuesto corre a cargo del Gobierno de Aragón habrá pagado bien para que se refleje qué bonitos son los pueblos rurales aragoneses y qué bién se vive en ellos –detalle que no deja de ser su hecho diferencia y el único aspecto en que han puesto ganas, al trasladar todos los tópicos de las españoladas a un pueblo actual con sus presiones vecinales y tal-. 

Que luego además se convirtiera en la película española más taquillera de su año es algo que se puede explicar al llevarte casi todo el equipo técnico de Aída –con chistes calcados- y machacar en publicidad a base de bien. Está claro que nos gustan las españoladas cutres, porque si no…Para mí lo peor es que dura 110 minutos cuando el argumento no le da ni para llegar a los 90, no hay chicha para más! Soez y grosera; ridícula y chabacana; poco creativa e inmoral. Todo un compendio de mal gusto, y además, larga.

Nota : 1
Nota filmaffinity: 5.4

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