lunes, 24 de agosto de 2015

El juego de Ender

 Si sois lectores fieles, ya sabréis que El juego de Ender es uno de mis libros favoritos. Sabiendo cómo se las gasta Hollywood, una adaptación me daba mucho miedito. Mi sorpresa al ver los actores que iban a estar en el cásting y… oye, no parecían malos. Luego por unas cosas y por otras se me pasó el verla en el cine y luego la vorágine de los estrenos me llevó y se me perdió la película. Ya tocaba ponerse con ella por fin.

Quizás es porque esperaba casi una basura, pero a fin de cuentas no lo han hecho nada mal. Tampoco es que esté especialmente bien, claro. Se observan fallos claros en la adaptación, que se perdonan… más o menos.

La traslación a la pantalla está muy bien hecha. No se dejan ningún detalle importante en la historia ni cambian lo que sucede. Es verdad que algún personaje se mueve de sitio, pero no hay ningún cambio mayor. Desde el rigor literario no han hecho un estropicio, que ya es casi un logro.
Así mismo el cásting está muy bien buscado. A pesar de la obvia subida de edad –necesaria e inevitable-, cualquiera que conozca a los personajes del libro reconocerá rápidamente a todos, desde Graff o Anderson hasta los pequeños secundarios como Alai o Hot Soup. Quizás el único que canta un poco es Bonzo, que se supone que tiene que ser un malote intimidador y es más bien escuchimizado, pero una vez abre el pico si que dices: “Es Bonzo”. Muy clavada su actuación.
Los efectos especiales, necesarios para la Sala de Batalla y para el simulador final, son bien molones. Su estética es muy diferente de la que yo había imaginado, pero no podemos negar que están muy bien resueltos dando lugar a una imaginería sólida y coherente. Le podemos criticar que está quizás demasiado inspirada en Minority Report pero yo no soy quién se va a quejar por ello.

Al diseñar el guión se ha decidido eliminar todas las tramas secundarias e ir directos al grano con la historia principal. Por ello debemos decir adiós a las aventuras de Valentine y Peter (que si no tienes previsto hacer secuelas, tampoco te hacen falta), y muchas de las anécdotas de Escuela de Batalla. El desarrollo de los secundarios se ha reducido a la mínima expresión y nos podemos olvidar de ver los piques de Bean, el feminismo de Petra o las tácticas de la Sala de Batalla –snif snif-.
Así pues, el ritmo es bestialmente rápido. Demasiado. La velocidad con la que se salta de una cosa a otra es exagerada, pues cuando necesitas una explicación sobre lo que está ocurriendo o necesitas unos segundos para digerir ya se ha pasado al siguiente tema. Es una sucesión de “Momento importante” / CHAN / “Momento importante” / CHAN / y así todo el rato. No hay transiciones ni evolución de la trama. No se produce interacción entre los personajes ni apenas profundidad. Aparecen, dicen su frase importante y ya no vuelven a salir en la peli. Han “cumplido su papel” como quién dice.
Claro que el lector sabe perfectamente la historia y sigue lo que va a ocurriendo, pero creo que el espectador “virgen” puede perderse con demasiada facilidad. La trama se lanza demasiado rápidamente, con muchos saltos y pocas explicaciones. Igual se han perdido en el tijeretazo, pero la sensación de que falta trasfondo es palpable, como si la película debiera durar media hora más de lo que duraba y se ha quitado el resto.

No es la película que “El juego de Ender” pedía (y exigía), pero no es el truño adaptado que hemos visto tantas veces. Deja la sensación de que debería ser más de lo que es, que tenía potencial para ser importante, pero que el equipo se ha conformado a cumplir con lo mínimo para formar un blockbuster veraniego. El “correcto entretenimiento” que llega tan habitualmente al cine estos últimos meses.

Nota : 6
Nota filmaffinity : 6.0

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