jueves, 31 de mayo de 2012

Buscando un beso a medianoche


Cuando ves una película de la que no sabes nada, empiezas sin ningún prejuicio ni idea alguna sobre lo que vas a ver. Esto permite su visionado desde un punto de vista virgen y puro, sin influencias. Es una manera nada habitual de ver una película, pero con suerte, da lugar a agradables momentos como este caso.

Wilson es un joven guionista que se marchó a Los Ángeles para olvidar sus desgracias: su novia de toda la vida lo había dejado plantado, su coche había sido destruido y le habían robado el portátil que contenía sus mejores trabajos. Jacob, su mejor amigo de la infancia, lo ha acogido en su casa e intenta animarlo. Como Wilson está desesperado ante la posibilidad de pasar un fin de año en soledad, Jacob lo convence para dejar un anuncio en una página de contactos. Así conoce a Vivien, otra excéntrica alma solitaria que marchó a Los Ángeles para triunfar como actriz y busca a alguien con quién olvidar su soledad. Juntos vivirán las últimas horas de un año que se termina y que, quizás, significarán las primeras de una historia que comienza.

Da gusto cuando ves una película romántica acerca de dos personajes heridos y encuentras en ella una historia fresca y verosímil, con la que es difícil no identificarse y con unos personajes creíbles y humanos. Sí, la trama es la de siempre y está mil veces vista, pero es agradable que te la cuenten con mimo e ilusión -y bien-.

ACTORES: Este grupete de actores amateur consigue algo que es siempre difícil. Transmitir sinceridad. En una actuación de desbordante espontaneidad, componen unos personajes muy cercanos, inseguros y contradictorios que sufren, lloran y ríen como cualquier persona que te pudieras encontrar en la calle. Mención especial para Simmonds, cuyo personaje empieza pareciendo una pija excéntrica para acabar mostrando a alguien tan solo y perdido como nuestro protagonista.

DIRECTOR: La película se ha rodado cámara en mano, buscando y consiguiendo un efecto de cercanía y cotidianeidad en cada escena. El director sabe guiarnos en un viaje para que conozcamos a dos personajes que poco a poco van mostrando todas las aristas de su personalidad. En esta agradable historia la ciudad se convierte en un personaje más y, tal como otros directores te muestran Manhattan, Barcelona o un barrio de Hong Kong, Holdridge nos muestra un precioso retrato de la ciudad de Los Ángeles donde se sitúa la historia. La película está hecha sin un duro, con los amiguetes, pero se le ha dedicado mucho cariño y muchas ganas de hacer bien las cosas.

GUIÓN: En esta película encontramos diálogos inteligentes, una historia bien contada, cuatro personajes y una ciudad que se entrelazan creando momentos muy tiernos, creíbles y entrañables. No inventa nada, pero está bien contada.

Alex Holdridge nos alegra el corazón con una comedia romántica urbana que muestra su particular visión del amor.  El amor que brota por las calles de Los Ángeles, en aceras concurridas, en teatros que conocieron mejores tiempos, en el Paseo de la Fama, bajo el aura perenne de la fábrica de sueños de Hollywood, en el metro, en restaurantes acogedores, y en las luces nocturnas que sonríen a la oscuridad. Es un film más que recomendable para un público adulto o adolescente. Buscando un beso a medianoche es un título que no nos acordamos que se puede hacer pero que de vez en cuando es simplemente una gozada recordar.

Un detalle secundario de la película se halla en los problemas que hay para conseguir una buena comunicación con los demás, en ese relato claramente irreal que nos hacemos de la vida de quienes nos rodean, incluso de los más cercanos. Wilson está convencido que su amigo tiene una relación fantástica con su preciosa novia asiática, del mismo modo que Jacob termina pensando que Wilson ha tenido una tarde-noche loca de ligue con Vivien, como si nada.


Nota: 7
Nota filmaffinity: 7.0

A lo mejor el último día del año se olvida por unas horas de su propio hastío y nos hace por fin el regalo que siempre deseamos recibir ese día. Un regalo de verdad. Auténtico. Sin trampa. Sin más planes que los de descubrir el amor junto a alguien especial en una ciudad nueva donde antes había una ciudad indiferente.
Por una vez, puede que los deseos se hagan realidad y que el sueño permanezca mientras celebramos a nuestra manera la entrada en el nuevo año. Después todo volverá a empezar o simplemente continuará, muchas cosas habrán terminado, otras no acabarán jamás, otras no verán la luz. Algunas sorpresas vendrán. Pero esa noche habrá sido nuestra. 

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