viernes, 13 de septiembre de 2024

Alarma en el expreso

Construida como un etéreo sueño, Alarma en el expreso se basa en un escenario alegremente abracadabrante, uno de los mejores trabajos realizados por Hitchcock en Inglaterra, poblado de personajes tan cómicos que todos se vuelven sospechoso. La brillante puesta en escena cuestiona las nociones de ficción y realidad, siempre con un fondo de comicidad, inaugurando un estudio de la personalidad humana por parte del autor, que dará lugar a otros grandes films como Vértigo o Psicosis. Antepenúltima película de Hitchcock en Inglaterra, Alarma en el expreso es también una de las más recordadas. De nuevo, ¡un placer verla!

Estamos en una región montañosa cualquiera en un lugar perdido de Europa del Este. Un tren de lujo se ve retenido por una avalancha de nieve, obligando a sus pasajeros a hacer una noche inesperada. Entre ellos se encuentran varios pasajeros británicos, de los que destacamos a Iris, una jovencita que está a punto de casarse. Al día siguiente, una maceta la deja sin sentido. Miss Froy, una adorable viejecita amante de la música, se ocupa de ella y la ayuda a ponerse en pie. Pero poco tiempo después, Miss Froy desaparece y, cuando Iris la busca, ningún pasajero recuerda haber visto a la viejecita a bordo del tren…

En este obra, Hitchcock da su versión muy particular al “asesinato en una habitación cerrada”, esta vez a través de un tren del que no se puede salir. Aprovechando el extra de espacio, trufa el trayecto con un montón de personajes: brandikanos que no hablan una palabra de inglés, dos truhanes fanáticos del cricket, una bella dama en apuros, un seductor incorregible y gente que lo niega todo.

Sin olvidar en ningún momento un ingenuo sentido del humor, encontramos una intriga bien construida, que se sirve de sorpresas, situaciones inesperadas y unos cuantos giros curiosos para mantener la emoción del espectador. ¿Quién es esa señora que ha desaparecido? ¿Por qué nadie parece recordarla? A fin de cuentas, tenemos la enésima representación de dos personas “normales” que se ven enfrentadas a follón que les supera, con asuntos en las altas esferas, un poco de espionaje y de secretos de estado por aquí y por allá. Nuestros protagonistas saben que no deben entrometerse, pero no pueden evitar hacer lo correcto. No podemos obviar que el girito final por el que descubren el pastel es un poquito… bueno, se les perdona ^^.

Si bien no están muy exigidos, todos los actores cumplen con lo que se les pide, destacando sobre todo los protagonistas, Margarted Lockwood y Michael Redgrave. Por un lado, ella es una damisela inocentona que ve algo que no le cuadra, ayudando primero a la señora Froy por pura amabilidad y luego metiéndose donde no le llaman porque sabe que alguien necesita ayuda. Por su parte, él empieza simplemente queriendo arrimar la sardina y apoya a nuestra heroína por puro interés, aunque luego va dándose cuenta de que su indignación es tan grande que se implica como el que más, sin importar si va a mojar o no.

Al final, son 90 minutos de deliciosa intriga de otro siglo. En algunas cosas es tan ingenua que se hace entrañable, pero en otras sabe manejar la tensión como las mejores propuestas de siempre. Parece mentira que esta película tenga casi un siglo y siga siendo capaz de pegarte al asiento.

 

Nota: 9

Nota filmaffinity: 7.3 

miércoles, 11 de septiembre de 2024

Maldito United (David Peace)

Regalo de Sant Jordi 2022. Había que leer lo pronto, ¿no? Pero bueno, mirad cuando se pasa por aquí ^^.


Titulo: Maldito United

Autor: David Peace

Título original: The damned United

Traucción: Héctor Castells Albareda

“En 1974, el brillante y controvertido Brian Clough tomó las riendas como entrenador del Leeds United, que la temporada anterior había ganado la Liga liderado por su anterior Míster, Don Revie, el eterno rival de Clough. El fugaz y fatídico periplo de Clough en el Leeds duraría tan solo cuarenta y cuatro días.

El relato intercala estas funestas jornadas con la narración de la trepidante trayectoria de un joven Clough que, tras sufrir una temprana lesión que lo apartó prematuramente de los terrenos de juegos y de dirigir al Hartlepool, logró que un Derby Country por el que nadie daba un duro fuera campeón de Segunda División en la temporada 1968-1969 y se coronara campeón de Primera en 1972, gesta que convirtió a Clough y a su segundo entrenador, Peter Taylor, en leyendas.”

Maldito United es una biografía novelada de uno de los entrenadores de fútbol más importantes de Inglaterra, de un entrenador atípico que cambió muchos métodos de entrenamiento y marcó diferencias allá adonde estuvo. Demostró ser el mejor, excepto en el mes y medio que aguanto en el Leeds United antes de que su equipo lo lanzara al río, claro. Antes de la salida de este libro, no se tenía muy claro qué había ocurrido en el vestuario, más allá de que Clough era un tanto imbécil y la plantilla del Leeds, una panda de golfos que venía de ganarlo (casi) todo. Maldito United se volvió famoso justo por poner luz a esos 44 días, muy famosos para toda una generación de fans futboleros, que vieron así resueltos uno de los misterios de su década.

David Peace es (ahora) un afamado periodista de investigación con un puñado de libros centrados en los entresijos del fútbol inglés. Con Maldito United pasó de ser simplemente, un periodista conocido, a un referente a la hora de escribir sobre fútbol. Esto se debe a su calidad en la pluma y a ese “algo más” que sabe darle a sus obras, convirtiéndolas en libros especiales que van más allá de la simple historia que está contando. A modo de ejemplo, del mismo autor ya comenté Red or Dead, en el que destacaba una peculiar manera de afrontar la escritura, dotándole de un carácter único que convertía su lectura en una experiencia peculiar. Aquí realiza un ejercicio similar, mezclando capítulos retratados con asepsia casi clínica con otros en los que una atmósfera opresiva impregna cada línea, acercándose casi al terror sin por ello dejar de ser un libro “documental”.

La novela sigue dos líneas temporales:

Por un lado, tenemos el primer gran éxito de Brian Clough, consiguiendo ganar la liga con un equipo más que modesto, el Derby County. Por el otro, tenemos su siguiente trabajo, en el bastante odiado y – por entonces – equipo más importante de la liga, el Leeds United.

Otra vez, tenemos un mimetismo total con la manera de hablar del entrenador, con sus soliloquios, divagaciones y – sobretodo – exabruptos característicos de Clough. Dudo poco que casi todas sus intervenciones en la novela sean extraídas casi literalmente de alguna entrevista o aparición pública realizada.

Todos los eventos que tienen que ver con la llegada y el triunfo de Clough con el Derby County se cuentan en pasado, como si el propio entrenador estuviera rememorando épocas pasadas con cierta desgana. Sin apenas adornos en sus explicaciones, rememora todas sus actuaciones futbolísticas que le han llevado a ser el mejor entrenador del mundo (de la historia del mundo mundial), como si de un hecho inevitable se tratara. Se rememoran unas pocas temporadas de cambios continuos, con lo que se hace interesante, siempre atento a en qué se ha progresado y preguntándote el porqué de algunas decisiones u otras.

En cambio, los días en el Leeds United se narran en presente. Clough, además de tener palpables problemas con el alcohol, se ve aislado en el club. Ha traicionado a su equipo técnico y encima se halla dirigiendo un club del que ha echado pestes cientos de veces por su estilo de juego y su falta de disciplina. Después de tanto tiempo haciendo amigos, la paranoia le asalta y dirige convencido de que todos son peligrosos enemigos que quieren acabar con el futuro de un entrenador que no ha hecho nada malo (mentira). A medida que pasan los días, el ambiente se va enrareciendo, acercándose progresivamente al terror, con declaraciones y hechos cada vez más tremendos que nos hacen pensar que la seguridad del propio Brian Clough está en juego (acabó en el río ^^). Se pone luz a muchas reuniones privadas a partir de entrevistas con jugadores, técnicos y directivos de unos y otros equipos que, en muchos casos, hablaban por primera vez de manera pública de qué ocurrió en esos 44 días. Constituyó toda una polémica en su publicación, pues se trataba de unos hechos que la opinión pública futbolera del país deseaba saber, lanzando a David Peace al estrellato del género.

La novela es al mismo tiempo cómica y conmovedoramente trágica. Constituye un gran estudio de personaje, de un hombre que se convierte en su propio enemigo y acaba provocando su caída. Al mismo tiempo, Peace consigue que te impliques con los resultados de cada partido, mostrando que para Clough la cosa no era ganar, era ganar de una manera que importara, buscando ante todo, ser amado. Contrasta con el poco aprecio que tiene de sí mismo, en todo momento creyéndose poco merecedor de cualquier cariño, ahogando sus carencias en alcohol, incapaz de convencer al mundo de porqué sus equipos ganan, pero sin dejar de hacerlo.

44 días en la vida de un genio trágico. 44 días de auto-odio y dudas mezcladas con ejemplos de brillantez que componen una obra que retrata la tragedia de un mito, mostrando los entresijos que hay detrás de fichajes, tácticas y el día a día de los estamentos deportivos. Juega con cierto sentido de la inevitabilidad, con ese tipo de esfuerzos incansables pero inútiles de aquel que busca luchar contra un destino manifiesto. Un hombre derrotado a causa de sí mismo, del que Peace perfila brillantemente su carácter obsesivo, su paranoia, sus discursos manipuladores pero convincentes y sobre todo la absoluta necesidad del hombre que se propuso deliberadamente crear su propia leyenda y estuvo a punto de ser destruido por el fantasma su antecesor, Don Revie. Este último, quizás el otro GRAN entrenador de su época, es concebido como el maligno a derrotar en una cruzada justa, la encarnación del entrenador triunfante a base de malas artes, sin rastro de ética ni moral que no merece otra cosa que ser cruelmente derrotado. Evidentemente, la tragedia toma carácter más shakesperiano cuando la caída de Clough se produce justo en la casa de Revie, ahondando en la desdicha de un personaje que ha tocado el cielo pero se aboca a la destrucción inminente.

Mis felicitaciones al autor. He leído dos de sus novelas, que se supone que van de fútbol “sin más”, pero me han hecho gozar de mala manera.  Adoro su tendencia a la obsesión por recabar una profusa documentación que permiten recrear a las mil maravillas el carácter de uno y otro habitante de su historia. Otra vez, me repito, me encanta ir  buscar las entrevistas, comparando con la manera en que se han plasmado sus palabras en conversaciones ficticias, resonando a la perfección con la voz pública de los personajes que conocemos. No puedo sino destacar todavía más la enormidad de anécdotas que ilustran los 44 días, repletos de sucesos que – en el momento de publicación – no se conocían sobre lo que había pasado en aquellos días infaustos.

¿Puede una novela de deportes, que incluye una biografía de un personaje despreciable, en la que se sabe qué va a ocurrir, ser emocionante e intrigante? ROTUNDAMENTE, SÍ. No es fácil que un partido de fútbol se acerque al terror, y Maldito United lo consigue por momentos. Rara con ganas, confusa en algunos momentos, pero probablemente la mejor novela deportiva que he leído. Mis dieses, Mr. Peace.

 

Nota: 10

Nota goodreads: 4.14/5 

jueves, 5 de septiembre de 2024

Chicho Terremoto

“CHICHO ES UN CANIJO UN CANIJO PEQUEÑITO, QUE LLEGA MUY ALTO PARA HACER UN BUEN TAPON. CHICHO CHICHO UN TERREMOTO QUE DESTROZA TODO. SU FAMOSO TIRO DEL GATO ES DE LO MEJOR…

Ésta es una de las canciones que me ponían una sonrisa más tonta cuando era pequeño. Sabía que venían veinte minutos de tonterías en torno al basket y las bragas. Era consciente que era una tontada como un piano, pero me reía cosa mala con ella, cosa que compartía con casi todo el mundo que conocía. 

Chicho es un alumno de instituto muy bajito, cosa que no le impide ser un crack en los deportes, especialmente en el baloncesto, convirtiéndose en la estrella de un equipo de perdedores que empezará a ganar tan pronto se incorpora al club. Podría ser el planteamiento de un spokon cualquiera, pero tiene un aderezo curioso: Chicho es un salido que disfruta levantando faltas y mirando las bragas del resto de alumnas, cosa que hace continuamente con “jocosos” resultados. Además, está enamorado de Rosita, la chica más guapa y más pura del instituto, dedicando todos sus esfuerzos a conseguir sus amores a pesar de “competencia” de Bobby, el perro de Rosita (¡).

En mi memoria, recordaba un montón de chistes guarriles, así que al revisionarla me he llevado una sorpresa agradable. No es una serie subida de tono apenas, ni tiene ningún toque erótico. Sí. Cada capítulo hay una chorradita de faldas, pero los chistes verdes son tan pueriles, tan ingenuos, que se hacen casi entrañables de lo tontos que son. Tampoco se centra mucho en carpeteos románticos, pues la pareja Rosita&Chicho se establece muy pronto y la cosa queda en chistes muy absurdos de Bobby (¡el perro!) intentando ligarse a la chica con ridículos resultados. El deporte es parte troncal de la serie y durante su primera mitad podría pasar por un spokon del que Kuroko o Oliver y Benji deberían tomar nota. Y es que los dos torneos iniciales – sobre todo el de baloncesto, pero también el de tenis de mesa – se plantean en serio, tal como se acometen en este tipo de propuestas: Su entrenamiento, sus subidas de nivel, la emoción por ganar el partido, un cuadro y la emoción de los emparejamientos.

Y es que, una vez presentados los personajes, Chicho entra en el equipo de baloncesto y en nada empiezan los clasificatorios para el interescolar correspondiente que conocemos tanto, siguiendo todos los tópicos sin dejarse ni media. La diferencia es que el personaje salido – que normalmente hace de secundario “cómico” – es aquí el protagonista indiscutible. Luego, cuando Chicho se cansa del baloncesto, se pasa al Tenis de Mesa, donde empieza otro torneo  que deberá ganar, en el que la trama se empieza a fumar un poco. Se sigue dentro de los cánones del género, aunque la comedia toma cada vez más fuerza, esta vez sí, con un montón de buenos chistes repletos de slapstick y otros guarretes de calidad más cuestionable. Sí se pierden los papeles – y mucho – en su parte final, tanto en el momento en que Chicho decide aprender esgrima como en su último arco argumental, con los protagonistas participando en el Ironman de Hawai, que sobrepasa en mucho mis niveles de vergüenza ajena.

Este anime se basa en el manga de éxito de los ochenta llamado “Dash! Kappei!”. La adaptación sigue correctamente los arcos argumentales que se desarrollan a lo largo de sus 17 tomos, si bien Chicho es bastante más parguelas y recibe (bastantes) más collejas en el manga que en el anime. Es uno de los referentes dentro de los mangas cómicos de su época junto con Dr. Slump aunque ahora se halla bastante olvidado. No en vano, ha quedado bastante desfasado en muchos aspectos. La animación es de principios de los ochenta, por lo que duele a la vista “un poquito”. Además, la calidad de los chistes (es que…) no es precisamente la más iluminada, así como en su vertiente deportiva, dónde no puede competir ante propuestas más canónicas como Slam Dunk o Haikyuu.  

Hay baloncesto de verdad

Lo que me hace más gracia es que el nombre de Dash kappei no tiene nada que ver con el de Chicho Terremoto con el que nos ha llegado (significaría Kappei el revoltoso). El anime nos llegó a principios de los ochenta, una época en que la tendencia era la de castellanizar todos los nombres dentro de los animes que transcurrían en la realidad. Así, Kappei se transfirma en Chicho, Akane en Rosita… Realizando una tarea de localización que se hace rarísimo cuando los personajes comentan que están tomando cocido madrileño y tu ves que es un ramen, hablan de pimientos cuando es edamame y así con mil cosas. ¡Otros tiempos!

Una de las cosas que se pierden en la adaptación está en la adaptación de la estética superdeformed de los personajes. En el manga se te deja claro que el único “defecto físico” de Chicho es que mide sobre 1.20-1.30, pero que no es feo y está bien formado (por algo es tan bueno en cualquier deporte). Evidentemente, un gallito salidorro que tan pronto está cantando sobre lo bonitas que son las braguitas blancas como levanta las bragas a media clase para verlas (y se enfada cuando una chica no lleva bragas, oju) no es el candidato ideal para enamorar a la chica guapa del instituto, pero es lo que hay, que si no, no tienes historia.

Rosita, en cambio, es la típica pánfila de los mangas de la época, que no hace otra cosa que suspirar por su amado, ponerse roja cada vez que se acerca y se acosada por la mayoría del elenco masculino. Este acoso viene dado por el propio Chicho (cuyas atenciones braguiles no siempre son bienvenidas) y por Bobby, el perro, que lleva calzones y sueña con casarse con su humana. Durante los primeros 20-30 capítulos intenta luchar por el amor de Rosita con jocosos resultados y hace un poco de malo de la historia, buscando putear a Chicho todo lo que puede, con jocosos resultados. Posteriormente, medio acepta que no podrá consumar con su amor platónico y queda como un secundario cómico que enlaza el anime con los espectadores explicando curiosidades sobre el deporte del momento, normalmente de manera muy didáctica.

El resto de personajes va teniendo más o menos protagonismo, destacando siempre los del equipo de baloncesto, que aunque sea por salir más en pantalla, se desarrolla un poco más. Así, tenemos a Antonio, el capitán y el que pone un mínimo de responsabilidad (tampoco mucho) al cotarro; Felipe, que es el as, cuya mayor característica es ser muy guapo; Toribio, el grandote con poco cerebro o Eva, la entrenadora salidorra que sueña con que alguno de sus alumnos le tire los trastos. Así, que bueno, ya os podéis imaginar cómo son las cosas.

Este es el nivel de las tonterías verdes

¿Se puede ver Chicho Terremoto hoy en día? El factor nostalgia hace mucho y es fácil dejarse llevar por sus memeces si las disfrutaste de pequeño. Por otro lado, un zagal de hoy en día encontrará ejemplos muy superiores tanto en animación, traducción o trascendencia. Eso no quita que si es capaz de soportar las perversiones del personaje principal, la vergüenza ajena no es problema y no tiene inconvenientes con una animación muy desfasada, puede encontrarse disfrutando en gran manera de los dos primeros torneos deportivos. Luego la serie descarrilla a niveles épicos como pocas veces he visto. A destacar toda la excursión por los EEUU que no hay por dónde cogerla o el cierre con la formación de un puñado de parejas inesperadas que le dejó a uno bastante ojiplático.

La serie, emitida inicialmente entre 1981 y 1982 contó con una única temporada ininterrumpida de 65 episodios de 20 minutos. A destacar la primera saga, dedicada al baloncesto (1-27) y el segundo gran arco argumental, con foco en el ping pong (32-42). El arco del Esgrima (46-58) es bastante mejorable y el IronMan final es un esperpento sin sentido (59-65).

Cero problemas con el travestismo o la homosexualidad aquí

En conclusión, Chicho Terremoto es una hija de su tiempo que aúna comedia, chistes verdes y competiciones deportivas en esa mezcla extraña que tenían los japoneses para los más pequeños en los ochenta. Los nostálgicos se encontrarán con una serie mejor de lo que recuerdan. ¡No está tan mal, oiga!

 

¡Tres puntos colega!


Nota: 6(baloncesto)-7(pingpong)-3(esgrima)-1(Ironman)

Nota filmaffinity: 6.4