jueves, 7 de enero de 2021

Captain Fantastic

A ver. Una aclaración rápida, para evitar confusiones, prejuicios y desconfianzas: El “Capitán Fantástico” del título no tiene nada que ver con un súper-héroe en calzones inflado de esteroides con la misión pseudo-divina de salvar a la humanidad o a los EEUU. De hecho es casi al contrario. El personaje principal es un hombre más o menos ordinadio que ha decidido vivir una vida extraordinaria, convirtiendo en literal la expresión “fuera de los senderos trillados”. La película es una bella fábula  filosófico-ético-familiar, profunda sin parecerlo, que aporta una mirada algo anacrónica pero incisiva sobre la dominante forma de vida occidental. Ni militante, ni apocalíptica ni moralizadora, Capitán Fantástico se revela rica en ideas, en propuestas, en contradicciones que nos cautivan de cabo a rabo, todo ello sembrando interrogantes siempre pertinentes sobre nuestros valores, nuestras costumbres, tan anclados en nuestro modo de vida que aplicamos en nuestro día a día sin tener conciencia de ello.

En algún lugar indeterminado entre Pequeña Miss Sunshine y Vida Salvaje, el Capitán Fantástico es tan divertido como estimulante –y quizás también emotivo- ideal para ver y generar un coloquio post-película con pequeños (10-12 años) y no tan pequeños sobre lo que supone educar, crecer y desenvolverse en sociedad.

La escena inicial, desconcertante, ya nos mete en el tema. Vemos un puñado de niños y adolescentes de camuflaje por el bosque. Comprendemos poco a poco que toda esta familia/tribu está cazando a la antigua, para alimentarse, sin perros ni rifles telescópicos. Bienvenidos al seno de la familia de Ben Cash, el cual, en el corazón de los magníficos bosques montañosos del noroeste de los EEUU, vive casi en autarquía, autosuficiente junto con sus seis hijos. No hay nada de comida basura, nada de tablets ni móviles o consolas, pero sí hay duros entrenamientos deportivos (necesarios para la vida “salvaje”), prácticas de caza, recolección y horticultura. Desde el lado intelectual, una educación basada en el descubrimiento y el estudio de los textos fundadores de la democracia estadounidense, además de obras de filósofos o escritores de lo más heterodoxos. Aquí no se bebe Coca-Cola, no se ve la televisión, no hay cabañas y, en vez de Navidad (cada día menos religiosa y más consumista), se celebra el día de Noam Chomsky.

Este mundo aparte, armonioso, que algunos calificarían de paradisíaco, vacilará y verá amenazada su existencia cuando la madre muere en el hospital. Lo que provoca que toda la pequeña familia deba atravesar los EEUU y mostrarse en sociedad en los funerales que tendrán lugar en Nuevo México, donde no es probable que sean bienvenidos. Empieza aquí una road-movie iniciática, hacia el descubrimiento del mundo exterior frente al que las convicciones de unos y otros se pondrán a prueba.


Con una magnífica puesta en escena –el ritmo, el encuadre, la belleza de su fotografía-, emocionante en su desarrollo, rematada por la vigorosa interpretación de Viggo Mortensen, nominación al Oscar incluida (espléndido en su encarnación de padre intransigente dentro de sus elecciones de vida, pero plagado de dudas sobre su infalibilidad) y la del resto del joven elenco actoral, Capitán Fantástico se muestra entonces como una inteligente reflexión sobre las consecuencias para los niños de las elecciones de sus padres, una oda a la tolerancia de la personalidad de cada uno e incluso respecto a los detractores. Una propuesta atravesada por un aliento humanista, con un deje libertario lleno de ternura en el que uno casi parece querer dejarse envolver.



Puede que a muchos no les acabe de llegar del todo el mensaje de esta agradable fábula antisistema. Presenta su problemática y sus objeciones respecto a nuestra sociedad son brío y talento, sin por ello ocultar los obvios defectos de su tesis. Ideal para polemizar y hablar largo y tendido sobre la película, se las arregla para no juzgar la motivación de los personajes. Deja que el espectador saque sus propias conclusiones, sin coaccionar la visión, permitiendo que comprendamos las voces a favor y en contra de la extrema propuesta que nos muestra. Un Viggo Mortensen en estado de gracia nos propone un viaje a la reflexión, señalando nuestros defectos y proponiendo algunas ideas (prácticas o no) sobre la educación y nuestro papel en la vida.

 

 

Nota: 8

Nota filmaffinity: 7.5 

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