domingo, 27 de agosto de 2017

Youth (La juventud)

En el corazón de los Alpes suizos, en un hotel de lujo destinado a los más adinerados, dónde todo debería ser pompa, calma y voluptuosidad, conoceremos una bella banda de gente inquiete: un joven actor que se interroga inseguro sobre su próximo papel, una pareja que no parece intercambiar apenas un saludo, un futbolista argentino con sobrepeso (sí, es él), Miss Universo en persona, un guía de montaña que prefiere el encanto espartano de un refugio, una masajista de hotel que se levanta con ganas de bailar, una joven prostituta aburrida… Pero sobretodo frecuentaremos, para nuestro placer, a un viejo realizador que ha venido a preparar lo que será su película-testamento (Harvey Keitel) y su mejor amigo, un director de orquesta retirado (Michael Caine). Este último recibe la proposición de un emisario de la Reina de Inglaterra para retomar la batuta y dirigir un concierto particular para el aniversario del Príncipe Felipe. Su rechazo será absoluto y definitivo, por una razón que conoceremos posteriormente… ¿Pero no es acaso el privilegio del entrado en años el desasirse de ciertas obligaciones y mandar a la Reina de Inglaterra a tomar viento? Una vez dicho esto, incluso a los 80, las cosas no son tan simples, especialmente cuando uno tiene una nieta que es a la vez tu agente y que tiene unas ideas muy marcadas sobre lo que debe ser la carrera de un gran maestro de la música…

La presencia de estos personajes dentro de este lugar de encuentro natural que es el hotel permite múltiples intercambios que serán fuente de reflexión e incluso de evolución para algunos. La vida, la muerte, la creación, la belleza, el sentido de las decisiones que se toman, el tiempo que pasa, la amistad, la paternidad, el amor, la fidelidad, aquello que nos obsesiones, aquello que recordamos, aquello que preferiríamos olvidar… alrededor de estos temas, evocados de manera más o menos directa, encontramos discusiones de insospechada profundidad que apenas duran un suspiro. Esto no impide a nuestros octogenarios, no obstante, abordar cuestiones más mundanas, ¡como preguntar cada día sobre el número de gotas que han conseguido mear! Los que conocemos a Paolo Sorrentino sabemos confiar en su talento para desplegar todos estos aspectos con una fineza, con una sutilidad, con un ternura y con un ligero cachondeo que consigue que el visionado valga la pena.

Esta película del italiano Sorrentino es la primera que se rodó en inglés y cuenta con el inmenso Michael Caine para tomar el relevo de Toni Servillo (el actor fetiche del director), dentro de un memorable papel del cascarrabias entrado en años, que ha dimitido de las obligaciones de la vida, sin otra cosa que hacer que escrutar sobre las manías y costumbres de aquellos que le rodean. El resto de actores están a la altura de lo que esperaríamos dentro del universo de Sorrentino. Un perfecto Paul Dano o un carismático Harvey Keitel que goza de un cara a cara inolvidable con Jane Fonda.

La belleza y la juventud (perdida) son los temas sobre los que orbitan todos los desvaríos de esta bellísima dramedia, tratados por un filtro melancólico y cínico, con un punto de decadencia y mala leche que seguro que será del agrado de aquellos un tanto desencantados con la vida. Esta curiosa reflexión sobre el paso del tiempo padece los curiosos efectos del rodar del director italiano, que juega a provocarnos un síndrome de Stendhal al abusar de imágenes de una belleza estética indudable (por parte del espectacular entorno alpino y de las actrices presentes), aderezados con un ritmo singular y maliciento. La ampulosidad gratuita se coge de la mano de la sensualidad armoniosa que contiene cada plano, en el difuso límite entre la petulancia pomposa y la belleza más lograda.

Este bellísimo ejercicio de onanismo no es, en absoluto, para todos los gustos. Después de todo, ¿qué nos puede interesar de la aburrida vida de un puñado de excéntricos ricachones de un hotel de los Alpes? Pero bueno, si eres de los que pueden saciarse con diálogos de socarronería soterrada y con auténticas proezas visuales, a pesar de una total falta de ritmo de acción, el calificativo que recibe este film es: ¡brillante! Si tienes otros gustos… ¡Sal disparado!

Nota : 8
Nota filmaffinity : 7.1

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