domingo, 31 de agosto de 2014

El Viento se levanta

Oh, el gran Miyazaki, a quien le debemos algunas de las obras de animación más bellas de los últimos años (Mi vecino Totoro, La princesa Mononoke, El viaje de Chihiro, por nombrar algunas) se nos retira. Como obra de despedida firma esta El viento se levanta.

De la filmografía de Miyazaki hemos aprendido dos cosas básicas: Le gustan los aviones y es el mejor añadiendo toques fantásticos a la realidad. Cómo última obra parece que quería realizar un sentido homenaje a los aviones, su pasión fuera del cine. Para ello escogió la figura más importante de la aviación japonesa Jiro Horikoshi, uno de los mayores responsables del progreso de la ingeniería en el país y diseñador del caza de guerra “Zero”, el utilizado durante la IIGM. Repasamos la vida de Jiro desde que es un niño que sueña con hacer volar aviones hasta que, sacrificando todo por sus objetivos, consigue convertirse en el mejor ingeniero del país y contempla como sus más bellas creaciones se usan para la guerra.

Y vaya si le ha salido una película bonita. Cada uno de sus fotogramas es una auténtica obra de arte, llena de paisajes impresionistas (e impresionantes) y de ciudades bellamente detalladas. Luego puebla estos ambientes con unos personajes animados con mimo, transmitiendo vida en cada movimiento.
Todos sabemos que, desafortunadamente, ésta es la última película de Miyazaki (directamente, el estudio Ghibli ha cerrado), huele a nostalgia, sabe a esperanza y exhala un aroma a despedida que nos acompañará durante todo el metraje. Más allá de interpretaciones pro-belicistas (al contrario), Jiro parece retratarse como un trasunto del propio Miyazaki, un artista que ha dado todo por sus creaciones, por hacerlas bellas y admirables. Si nos paramos a observar sus obsesiones, podremos comprobar que no para de cuestionar si su esfuerzo vale la pena, si la decisión de dejar tantas cosas de lado (su familia, sus amigos) es adecuada, si su legado perdurará, lamentándose que la capacidad del creador para innovar sea tan limitada y no pueda plasmar en la realidad lo que su desbordante imaginación es capaz de concebir.

Es justo en los momentos en que el protagonista deja volar su imaginación donde más se aprecia la maestría de Miyazaki con el realismo mágico. Se nota que se encuentra muy cómodo en él, dándole una viveza ciertamente entrañable.

Es fácil dejarse encandilar por su buen gusto y su bien hacer al mostrarte una plétora de bellas imágenes. Pero en este caso, al querer dar a la obra un toque mucho más realista, Miyazaki se contiene y no nos inunda en fantasías, regalándonos a cambio una historia de amor con el sentido trágico típico de las novelas japonesas. Lamentablemente, la parsimonia y el detalle con el que se nos cuenta la historia viene acompañado con un ritmo lento y un metraje algo inflado en el que hay demasiados saltos en el tiempo, demasiadas lagunas. La trama amorosa no avanza hasta después de la mitad de la película y los alivios cómicos son escasos, llegando más tarde de lo que deberían.  En fin, la mezcla entre un realismo histórico y la fantasía que despliega Miyazaki no acaba de despegar componiendo un relato bellísimo en su factura, pero irregular en su contenido.

Esta melancólica despedida es un último mensaje de Miyazaki a sus fans, donde hace balance y concluye que hay que dejar volar la imaginación y buscar tus sueños. Es un camino duro, dónde debes realizar grandes sacrificios, pero que vale la pena. Este adiós es un relato preciosista alejado de los trabajos que componen su soberbio legado, al alcance de muy pocos. No es su mejor película, lastrada por su irregularidad en la narración y la poca fuerza de sus personajes, pero sigue estando repleta de la fantasía y el preciosismo visual con los que siempre nos ha sabido deleitar. Siendo inferior a sus obras maestras, siempre será una película especial.
Hasta siempre, maestro J

Nota: 5
Nota filmaffinity: 7.3

3 comentarios:

  1. Miyazaki es Miyazaki y ojalá pudiera hacer yo algo que pudiera tocar su sombra. Pero no puedo cortarme y dejar de decir que de las obras que he visto, esta es la más floja y me da mucha pena que sea precisamente la última. Como despedida tendría que haber dejado algo grandioso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. En mi comentario de arriba no se ve mi foto, así que firmo aquí abajo. Por otros lares se me conoce como Cocodras :)

      Eliminar
    2. Es floja.
      Ha preferido hacer un ejercicio de autor y no comerse la cabeza con un más dificil todavía. Quizás no tenía el cuerpo para ello.
      Igualmente, agradecerle "los servicios prestados", porque mira que me ha hecho disfrutar a lo largo de su carrera :)

      Gracias Cocodras

      Mt

      Eliminar