viernes, 17 de agosto de 2012

Soy un gato (Natsume Soseki)


Título: Soy un gato
Autor: Natsume Soseki
Título Original: Wagahai wa neko de aru

«Soy un gato, aunque todavía no tengo nombre.» Así comienza la primera y más hilarante novela de Natsume Sōseki, una auténtica obra maestra de la literatura japonesa, que narra las aventuras de un desdeñoso felino que cohabita, de modo accidental, con un grupo de grotescos personajes, miembros todos ellos de la bienpensante clase media tokiota: el dispéptico profesor Kushami y su familia, teóricos dueños de la casa donde vive el gato; el mejor amigo del profesor, el charlatán e irritante Meitei; o el joven estudioso Kangetsu, que día sí, día no, intenta arreglárselas para conquistar a la hija de los vecinos.

El punto de partida es ciertamente curioso y tiene capacidad para llamar la atención. El libro está narrado como si fuera un diario en el que el gato sin nombre explora su mundo y explica lo que va descubriendo sobre la vida de su amo. De esta manera, por medio de un punto de vista muy inusual, vamos poco a poco descubriendo un “mundo” nuevo en el que se nos describe como era la clase media japonesa en la era Meiji (1905).

Como representante del japonés típico, el elegido es el profesor Kushami, un intelectual presumido, botarate y estúpido. Experto en cultura griega clásica y en literatura inglesa, considera inútil cualquier otro campo de conocimiento y los desdeña vivamente. Asimismo, desconfía de todas las modas o costumbres importadas de occidente que no hubieran aparecido ya en la Grecia clásica. Gracias al trabajo del entrometido gato narrador conoceremos sus costumbres y rutinas diarias, su esfuerzo en el trabajo, su poca gracia en el uso del dinero, sus costumbres higiénicas…
Además, al gozar de una relativa popularidad en el barrio, es frecuentemente visitado por una corte de personajes, todos los cuales son ampliamente diferentes entre sí, añadiendo variedad al retato que Soseki dibuja de la sociedad japonesa.

Con asombro y desde su evidentemente superior punto de vista felino, el gato nos retransmite los diálogos que transcurren durante las visitas que va recibiendo Kushami y la relación de éste con sus vecinos más cercanos.

Meitei es el principal visitante, un carota incorregible, cuentista y escéptico ante todas las cosas. Dispuesto en todo momento a rematar una discusión con una conclusión para empezar otra rebatiéndola en el momento siguiente. Dotado de habilidad para la dialéctica disfruta mostrando su superioridad moral y intelectual ante todos los que tiene alrededor. Tiene momentos muy divertidos y otros en los que te dan ganas de molerle a palos. Un ejemplar de cínico incurable muy bien logrado.

Kagetsu es un joven ingenuo que está estudiando para ser doctor en física. Una ciencia novedosa y no muy apreciada en la sociedad japonesa. Dedica todos sus esfuerzos al estudio y está bastante aislado de la realidad social de su momento, dedicado al máximo a cumplir lo que se considera “lo correcto”. Lo original de un científico en el barrio atrae la atención del cacique local, ya que su hija parece mirar con buenos ojos al joven Kagetsu que, incompetente en tales temas, no tiene otra ocurrencia que pedir consejo al inepto Kushami.

Los Kaneda son los caciques locales. Amos de la mayoría de tiendas del barrio, no valoran otra cosa que el dinero. Rechazan cualquier aspiración que no tenga que ver con hacerse rico y, por tanto, son contrarios a toda idea intelectual o estética -a menos que sirva para ganar dinero-. Abiertos a las ideas de occidente, especialmente aquellas para explotar a sus trabajadores o aumentar la producción, descubren que su hija siente atracción por Kagetsu. Como ha demostrado ser alguien inteligente, consideran que puede ser una atracción de feria amaestrable para subir en estatus en la sociedad, por lo que no verán con malos ojos el enlace y harán la vida imposible a nuestro maestro, que parece querer torpedear el matrimonio.

Toito es un joven exestudiante de Kushami que sueña con ser literato y vive centrado en la creación literaria y valora la belleza estética por encima de todo. Sus excesos en temas relacionados con la literatura le han convertido en un excéntrico que vive al margen de la realidad.
Su personalidad contrasta con la de otro exalumno, Suzuki, que vive por y para el dinero. Su actitud es la del constante peloteo para congraciar a sus superiores. Sus principios son totalmente mutables siempre y cuando le sirvan para prosperar económicamente.

Las escenas descritas carecen muchas veces de acción. Apenas ocurre otra cosa que una sucesión de diálogos en que el gato nos describe, o casi dibuja, un retrato de una sociedad que ha visto caer al Shogunato que ha gobernado durante quinientos años y se debate entre abrirse al nuevo mundo que supone occidente o aislarse y respetar las tradiciones “como debe hacerse”. Aunque al gato, estas consideraciones se le antojan indiferente, el punto de vista del autor se sitúa en una critica abierta a ese inmovilismo japonés, pero al mismo tiempo rechaza las teorías económicas importadas de occidente que consideran al dinero como un único Dios. Estos debates se ven muy bien reflejados en los diálogos de los personajes, aderezados por las inestimables aportaciones felinas, obviamente superiores a las humanas.

En modo alguno se trata de un libro para leer del tirón. Es necesario degustarlo lentamente, disfrutando de cada pasaje, aprendiendo cosas sobre la sociedad japonesa, meditando sobre los variados puntos de vista y, por qué no, riéndote de la pateticidad del profesor. Su mejor lectura es a modo de acompañamiento de otro libro, para los "descansos", ya que requiere ser leído con mucha calma y frecuentes pausas para digerir lo explicado.

La gatuna manera de escribir, a modo de diario autobiográfico, la casi total ausencia de acción, la inexistencia de la trama y la especificidad del público objetivo puede alejar a muchos de su lectura. Sin embargo, de vez en cuando, disfruto degustando una delicatessen como ésta. No obstante, una reducción de su longitud total o una división más clara de los temas -que a veces cambian a una velocidad inesperada- podrían hacer del libro aún más disfrutable.

Nota: 7

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