martes, 29 de julio de 2014

Un ciudadano ejemplar

No, así no. Esa no es manera de acabar las cosas. Es muy típico ver films con buenas ideas, que parten desde una premisa inicial acertada pero que luego son incapaces de generar un guión con el que desarrollarla correctamente. En esta propuesta encontramos exactamente lo contrario. El planteamiento se sumerge en los manidos tópicos efectistas de película de domingo tarde. Sin embargo, en vez de ir hacia soluciones bronsonianas, se elige un desarrollo emocionante y adrenalítico que busca convertirla en un sólido thriller. Y casi lo consiguen.


Pero bueno, vamos a entrar en materia. Clythe es, aparentemente, un hombre normal que es obligado a ser testigo de cómo su familia es asesinada. Durante el posterior juicio, el fiscal está mucho más pendiente de su carrera que del caso y cierra sin dudar un trato que da penas leves a los culpables. Durante diez años, Clythe preparará su venganza, no tanto contra los asesinos de su familia (que también) sino contra el sistema que ha permitido que éstos salieran bien parados.

Es verdad que el inicio nos lleva a una venganza sangrienta estándar (¡últimamente todo lo que veo son venganzas!), pero Gary Gray es un director que gusta de dar algo de valor añadido a sus películas, separándose siempre un poco de los cánones establecidos. Aquí la idea no es vengarse contra los asesinos, sino contra un sistema judicial que permite una “justicia” como la que él ha recibido. Es decir: va contra el juez, el fiscal, el abogado defensor… y contra todos los funcionarios que, con su trabajo, permiten el mantenimiento del sistema.

Para ello se nutre eficazmente de un guión muy elaborado que combina mala leche y un desarrollo lleno de puntazos. Transcurre con algunas inverosimilitudes tremendas, pero si hacemos el esfuerzo de creernos algunas situaciones algo exageradas, funciona notablemente bien como un thriller de intriga.

Se critica la corrupción del sistema judicial, incidiendo más en la necesidad de limpiarlo de aquellos que no hacen bien su trabajo que en la validez de la justicia individual sobre la de la Ley (que al fin y al cabo no dejan de ser las normas acordadas por la sociedad para no ir matándonos por la calle). No obstante, lo pasado de página que va deja claro que sólo sirve como punto de arranque para la acción y no una solución al problema. La idea no es sentar cátedra sino realizar un thriller sólido sin otro objetivo que pegarte al asiento (y vaya si lo hace).

El peso de la película viene sostenido por dos buenos actores como son Jamie Foxx y Gerard Butler que cumplen con suficiencia con unos personajes monolíticos a los que aportan bastante enjundia. Resulta curioso comprobar como en los diez años que se supone que transcurren en la película ninguno (pero ni uno solo) de los personajes cambia lo más mínimo, ni envejecen ni varían el peinado. La dirección es correcta, manteniendo el ritmo con suficiencia y basando el efecto a base de impactos y una tensión bien conseguida.

El problema viene con el final, los últimos cinco minutos. La película se ha mostrado sólida y eficaz durante todo el camino, te han pegado al acierto, se acerca el clímax... ¿para esto? Después de demostrar que hay oficio en el resto de escenas, es sorprendente comprobar que se concluye con tamaña chapuza. Es que el forzadísimo happy ending no tiene sentido ni relación con todo lo que hemos visto, es del todo incoherente y estropea lo que iba siendo una notable película de intriga. Y joé, que Gary Gray sabe hacer las cosas bien, no le pega concluir con un pastiche. La sensación de estafa con la que te quedas es muy grande y lo que parecía ser un final apoteósico se queda en una gran chorrada.

SPOILER: A ver, después de demostrar ser un maldito crack  que tiene todo previsto, ¿a que viene un final tan tonto y facilón? Clythe se acaba suicidando sin saberlo porque no se le ocurre que si le descubren el pastel también moverán la bomba. No hay ni un momento desesperado, ni climax, ni se trata el dilema ético que se ha ido planteando durante toda la película. Simplemente “click, uy, BOOOM”, y ya. No tiene sentido. Ninguno. Un final más acorde habría sido que Foxx vuelve a la celda y le pega dos tiros para acabar por fin con la pesadilla. Lo que se proyecta es una total torpeza. Si al menos al final de la película llega a explotarle a la niña el violoncelo, volando por los aires a Jamie Foxx, familia y medio conservatorio… FIN DEL SPOILER

En fin, es un thriller sólido, una buena película de intriga con un buen par de actores y un guión bien elaborado, que se sale de lo normal. Te da 100 minutos de buen entretenimiento y 5 minutos que son un timo y estropean el resultado. Así no se acaban las cosas, no.

Nota: Inicio de 3, desarrollo de 7, final de 1
Nota filmaffinity: 7.0


La única manera de entender el pegote es que, a punto de estrenarse, al productor no le gustaba el final y exigió que se cambiara. Por tanto, en tres días hay que reunirse, hacer el happy ending que quiere el productor y rodarlo. Y claro, queda como queda (eso si no lo ha escrito directamente el ejecutivo “por motivos comerciales”).

No hay comentarios:

Publicar un comentario