lunes, 23 de junio de 2025

Black Adam

Uno más de los bandazos de este universo DC que tantos quebraderos de cabeza ha dado a los fans en los últimos años. En una suerte de reinicio, Black Adam era la obra que iba a cambiar el equilibrio en los Súpers. Nada iba a ser igual, ni el mundo DC ¡ni nuestras vidas!

Black Adam es un súper de un país ficticio pseudoegipcio que, después de miles de años en hibernación, despierta para recuperar aquello que fue suyo. Ultrapoderoso e incontrolable, la Liga de la Justicia Suplente se lanza para detenerlo, pero ¡ay! Black Adam no es un malvado. Tiene agenda propia y no es precisamente buena gente, pero detrás de todo este follón un mal primigenio acecha su oportunidad….

Dentro de los personajes de cómic, mis conocimientos de DC son más reducidos, así que no tenía ni idea de que este personaje existía. Al parecer es uno de los malos característicos de Shazam, que con los años se había transformado un poco en el anti-héroe de “vale, soy mala gente, pero existen malos mucho más malosos que yo, así que voy con los buenos”.

Esta película tiene su origen en que Dwayne Johnson quería entrar en el mercado de los súpers. Corrían tiempos extraños dentro de Warner (DC) y, dado el inesperado éxito de Shazam!, Johnson decidió buscar cuál era el personaje relacionado que le fuera bien (Black Adam en este caso) y montar una película en torno a él, reiniciando un poco el trasfondo y teniendo en todo momento la sartén por el mango a la hora de decidir qué se hacía. Así, si sonaba la flauta y tenía éxito (po’ dio’, es La Roca, ¿cómo no iba a tener éxito?), él quedaba como el amo y señor del (ahora sí) rentable DCuniverse, montándose en el dólar a lo bestia con las secuelas.

Así, juntó a sus amiguetes (Jaume Collet-Serra en la dirección, etc.), convenció (timó) a los directivos de Warner para que le pagaran la película mientras él mantenía un control total (y 40M$ de sueldo) y tiró para adelante en un proyecto que tenía por objetivo “reequilibrar” el universo de Súpers de DC. Encima, convenció a Henry Cavill para firmar una escena tras créditos un tanto polémica (Cavill había salido rebotado de su Superman harto de las intromisiones de la Alta Dirección de Warner) que no contribuyó a calmar los ánimos en el DC studio. Al final, la recaudación se quedó en la tierra de nadie entre el “no ha perdido dinero” y el “ha sido un éxito”, por lo que se especuló durante mucho tiempo si se seguía esta línea argumental, no, en qué condiciones… Tiempos de indecisión que hicieron que Warner perdiera todavía más dinero y se decidiera a hacer un reset duro del universo (de hecho, ya llevan tres resets desde entonces).

Si algo es Jaume Collet-Serra es un director muy eficaz. Black Adam no tiene nada especialmente sorprendente, pero es entretendida. No llega a molar, pero no aburre en ningún momento. En un mundo ideal, en un universo rodado, habría sido más que suficiente para contentar al espectador, pero claro, no eran tiempos corrientes.

Así, tenemos una película MUY diferente a todo lo que venía haciendo DC.  Siendo una película moderna, tiene un sabor añejo, como si de pre-MCU se tratara que la hace la mar de interesante. Las escenas de acción son ciertamente espectaculares, luminosas, llenas de fuego y explosiones, perfectamente seguibles. Muy académico, en ese sentido. No innova, no se arriesga, pero pone todo en su sitio y cumple a la hora de dar 150 minutos de entretenimiento. Si quisiéramos enseñar a alguien una película que constituyera el canon de lo que debe ser una de Súpers, Black Adam es uno de los mejores ejemplos de ello.

Además, tiene la suerte de tener a un Dwayne Johnson que sabe que se está jugando muchos cuartos, con lo que lo da todo para conseguir que Black Adam mole. Como es tan buen actor, se queda un poco a medio camino (o muy al inicio del camino), pero se nota que se esfuerza. El resto del elenco es un poco más funcional, obviamente no tan implicado. Entre ellos se nota un Pierce Brosnan, que levantando una ceja ya tiene más calidad actoral que la mitad del elenco junto y roba cada escena en qué aparece. Eso no impide que cada uno de los súpers secundarios se sienta distintivo, pudiendo reconocer los traumitas y poderes de cada uno sin especial problema.

Tiene el problema, eso sí, de un exceso de minutos que un ritmo “épico” no contribuye a arreglar. La trama recuerda mucho a las primeras películas de Súpers de los 2000, más simple que el mecanismo de un botijo, con un desarrollo muy obvio y sencillo, con el que te tienes que hacer el tonto muchas veces para que funcione. Pero bueno, no tiene más función que la de servir de armazón para las escenas de acción que vienen incluidas. Se agradece que no abunden los diálogos de besugos, e incluso se las arregla para meter detalles del Universo DC sin que parezcan impostados. Un poco de tijera aquí y allá para que las tortas y las explosiones no estén tan alargadas le habría venido muy bien, pero bueno, en peores nos hemos visto.

Cada vez que hablo de Black Adam con alguien me encuentro que tengo que defender una propuesta entretenida y funcional. Arrastra fama de película horrible cuando se halla sin  problemas dentro de lo “decente”. Pero claro, las ínfulas con que venía para revolucionar el mundo de los súpers, las ganas que tenían muchos de que La Roca se estrellara y los Snyder-fans han provocado que sea una película vilipendiada cuando su única culpa es la de nacer en un universo ya muerto y enterrado.

Black Adam es una película fácil, estruendosa y tonta. Como la película de súpers más académica que uno pudiera concebir, es un divertimento de acción palomitera con cero complicaciones. Constituye un acercamiento muy distintivo del de la Liga de la Justicia y, sin ser una  película que cambie la vida de nadie, proponía el inicio de un Universo (o una línea argumental) que me hubiera gustado ver desarrollada.


Nota: 6

Nota filmaffinity: 5.2 

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