viernes, 11 de marzo de 2016

El libro de los muertos (Douglas Preston, Lincoln Child)



De la enorme pila de libros pendientes que andan por casa aparece un buen tochete de unos autores que se han labrado una buena reputación con sus thrillers. Un libro fácil y devorable de vez en cuando sienta la mar de bien. 

Título: El libro de los muertos
Autor: Douglas Preston, Lincoln Child
Título original: The book of the dead

“El inspector Pendergast está a punto de ser vencido por su peor enemigo: su propio hermano. Parece que ha llegado la derrota definitiva para Pendergast. Su sombra, su secreto enemigo, su propio hermano Diógenes, sólo piensa en destrozarle. Pendergast, el genial detective, está en una prisión de alta seguridad, acusado de todos los crímenes cometidos por su hermano. Denostado por la policía, nada puede hacer para impedir que el plan de Diógenes tenga éxito. ¿O quizá todavía tiene una oportunidad?
Diógenes ha conseguido introducirse en casa de Pendergast y seducir a su protegida Constance. A la vez, está decidido a dar un terrible golpe en un escenario muy habitual en las historia de Preston y Child: el Museo de Ciencias Naturales. Las cosas tampoco van bien allí. Una valiosa colección de diamantes fue robada y posteriormente devuelta pero convertida en polvo. Sin embargo su director recibe una gran noticia: un multimillonario ofrece financiación para restaurar una tumba olvidada durante años en los sótanos del museo y organizar una gran exposición alrededor de ella. No obstante durante las semanas de preparación las cosas empiezan a ir mal y sólo Pendergast sospecha quién puede estar detrás de todo.”

Ya hacía tiempo que no disfrutaba leyendo una historia de asesinatos de manual. Aquí no hay disquisiciones morales, ni ambientes turbios ni detectives torturados. Hay un puñado de buenos, un asesino muy malvado, una trama bien llevada y una masacre que impedir. Da gusto perderse con estas simplezas de vez en cuando.

Lo único que no sabía al empezar el libro es que se trataba de la tercera parte de una trilogía, una conclusión a la misma. ¡Ups! Los autores no pierden el tiempo en presentarte a unos personajes que ya deberías conocer y, evidentemente, tampoco se molestan en explicarte que ocurrió en el pasado. Sin embargo, el libro es suficientemente independiente como para poderse leer sin problamas una vez eres consciente de que te faltará algo de información. 

La trama es muy peliculera, casi como si fueran escenas de la gran pantalla, cada capítulo es muy corto, de apenas 3-4 páginas que se leen de un suspiro, dando lugar a un ritmo vivísimo donde la acción cambia a toda velocidad de un lado a otro. Por ello, entre que no paran de pasar cosas y que la tentación de leer un capítulo más está siempre presente, el libro se devora sin enterarte. Te despistas un poco y te has pegado un atracón. Hacía tiempo que no me pasaba de parada en el tranvía, y con El libro de los muertos me ha pasado unas cuantas veces. Además, como no pierde tiempo en las presentaciones, es fácil entrar en su historia y devorarlo en 2-3 días.

El libro mezcla pesadillas generadas por la mística egipcia, el thriller psicológico, resolución de asesinato clásica y rivalidades enconadas. A medida que avanzaba por el libro, especialmente con ese título y todas las historias de maldiciones egipcias que hay por todos lados, esperaba que se añadieran algunos toques sobrenaturales que luego no aparecieron. Por otro lado, el desarrollo de la trama es un pelín (muy) fantasma, pues todos los personajes son unos cracks descomunales en todo y resuelven enigmas, realizan proezas físicas y diseñan planes complejísimos con miles de imponderables considerados como si nada. Pero bueno, las dosis de emoción hacen que estas fardadas se perdonen fácilmente. Además, los personajes no despiden el tono pedante que suele acompañar a los repelentes resuelve-enigmas, lo que se agradece.  

Aloysius Pendergast y su hermano Diógenes son las dos caras de la misma moneda. Su mente privilegiada y su impecable condición física les ponen por encima de la inmensa mayoría de la humanidad,  a la que tratan con arrogancia y superioridad. Van tan sobrados que se lo pueden permitir. Uno es un psicópata que quiere vengarse de la humanidad, el otro es el mejor inspector que el FBI podría soñar tener y, en el fondo, sólo tienen en común el odio enconado que se profesan. Molan de los pasados de vueltas que llegan a ir.

Sin embargo, no es el FBI quién lleva el caso de los diamantes, sino la inspectora de policía Laura Hayward. Mujer hecha a sí misma, es una investigadora eficiente que no se deja pisar por nada ni por nadie. Se hace querer por su tesón y supone un gustazo encontrar un personaje femenino tan bien tratado en un género en que no acostumbran a ser más que recursos de guión.

Otro personaje con gran importancia es Constance Greene. Al principio es una joven ingenua que apenas sabe nada de la vida, demostrando un carácter inseguro y temeroso ante casi cualquier acción que emprende. Me costó un poco cogerle el punto, ya que es el personaje que más traumas y problemas arrastra de los libros anteriores (con el resto nos basta casi con conocer su ubicación). Sin embargo, a medida que avanza el libro, va demostrando que es una Pendergast y poco a poco va mostrando su clase e inteligencia. Es especialmente obvio al final, cuando ya no tiene absolutamente nada que perder y saca a relucir una determinación de las que hacen época. Me gustó mucho su evolución, realmente.

Es muy fácil ventilarse el libro en un plis, especialmente por su combinación de claustrofobia, emoción, acción y tensión. Sin embargo, el ambiente peliculero es tan marcado que se hace necesario leer el libro del tirón. A la que te lo tomas con calma y dejas que la acción (y la cantidad de animaladas que hacen los protas) tomen un poco de poso, verás que las cosas empiezan a no cuadrar. Hay una suspensión de la incredulidad demasiado grande, saltándose las leyes a voluntad, tiroteos por doquier, viajes a lo largo del mundo demasiado rápidos y convenientes… Pero oye, el libro mola, así que tampoco nos vamos a poner picajosos.

Por otro lado, hay que reconocer que el libro es un rato bestiajo y los corazones sensibles pueden sentirse impresionados con facilidad.

No es uno de estos libros que van a marcar tu vida, pero he salido entusiasmado con sus buenas dosis de emociones fuertes y su distancia con la previsibilidad que acechan a la mayoría de thrillers. Vicia con ganas entretiene de lo lindo. Si todos sus libros son como éste, creo que voy a buscarme más libros de Preston/Child para leer cuando quiera desconectar ni agobios, ¡Como ha entrado este!

Nota: 8
Nota goodreads: 4.12/5

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